28 de noviembre de 2018

Myanmar - Lago Inle - Phaung Daw Oo Paya

Pequeñas figuras deformes

Los intha (la gente del lago), como los shan, los mon y los bamar, son budistas, y por el lago hay pagodas, monasterios (kyaung) y muchas estupas. Nosotros visitamos Phaung Daw Oo Paya (Phaung significa sagrado y Daw OO barca). En la lejanía impresiona su arquitectura, aunque cuando te acercas y ves la verja que la rodea, vuelves a tener la sensación, que nunca terminar de desaparecer en Myanmar, que has llegado a un parque de atracciones. 



Junto a la pagoda hay una especie de "garaje-astillero" donde acogen las embarcaciones que salen en procesión durante la festividad local que se celebra en los meses de octubre-noviembre, que acompañan a la barcaza real Karaweik (que se puede ver o intuir a la izquierda de la fotografía). 


Desembarcamos directamente a una de las puertas de acceso a la pagoda, con su pasillo cubierto. 


Pero antes de entrar damos un paseo por la explanada que rodea el complejo. 



En esta explanada los tenderetes de venta de souvenirs han tomado el mando, tanto que incluso han cortado el paso a los puestos planetarios




Entramos a la pagoda, en cuyo pasillo por supuesto que también hay puestos de venta. 



El interior no tiene nada especial, tiene columnas doradas y murales que cuentan la historia de Buda, y solo consta de un santuario (en contraposición con la existencia de cuatro, uno por cada punto cardinal), situado en el centro de la estupa. 


Al santuario no podemos acercarnos las mujeres, tenemos expresamente prohibido el paso. Estos detalles no me gustan, y más de una religión que aparentemente es reflexiva, equitativa, mística... no le queda nada bien; esta prohibición también la sufrí en la visita a Mahamuni Paya en Mandalay, y es que a lo mejor no es una simple coincidiencia, sino que las imágenes veneradas tienen su similitud.


Se veneran cinco imágenes de Buda, imágenes por llamarlas algo, ya que en algún momento lo fueron, y ahora son cinco bultos deformes por la costumbre de cubrirlas con láminas de pan de oro. Se cree que estas imágenes fueron traídas por el rey de Bagan Alaungsithu en el siglo XI.

Estas imágenes se transportan durante la festividad en la barcaza real Karaweik, a la  que acompañan 32 barcazas en las que van hasta cien remeros con trajes coloridos; esta procesión para en los pueblos alrededor del lago, pasando una noche en el monasterio principal de ellos. En 1965 el barco real volcó y a pesar de que la gente se lanzó masivamente al agua para recuperarlas, solo sacaron cuatro de ellas, y la leyenda cuenta que al regresar a la pagoda encontraron la imagen que no habían salvado en el santuario, por lo que desde entonces es la única que no sale en la procesión. Parecen unos huevos de Pascua en versión moderna...


Un fiel en la tarea de colocar las láminas de oro sobre las imágenes. 


Para los fieles que no se acerquen a las imágenes, sobre todo para las mujeres, una pantalla de televisión los retransmite, la tecnología al servicio de la fe y sus prohibiciones. Desde este ángulo parecen una tarta deconstruida...


Alrededor del santuario no faltan las ofrendas alimentarias. 


Ciertamente esta pagoda a nuestros ojos es más llamativa por el exterior y su localización que por su interior, aunque resulta curioso ver estos pegotes de Buda. No me gustan las prohibiciones sin sentido, y aunque hemos visitado esta pagoda y la de Mahamuni, preparando el viaje tuve que elegir bien la ruta ya que hay un lugar muy interesante en Myanmar, la Roca Dorada o Kyaiktiyo Paya, pero a la que las mujeres tenemos prohibido el acceso, tras un viaje algo penoso aunque seguramente educativo; así que ante este hecho y la posibilidad de realizar un trekking en Kalaw y visitar las magníficas cuevas de Hpo Win Daung, salió perdiendo la supuestamente interesante roca.                      

26 de noviembre de 2018

Myanmar - Lago Inle

La vida en el agua

A las 9 de la mañana nos reunimos con Myo en el embarcadero del hotel para comenzar a explorar la inmensidad del lago Inle (se paga por ello, 10$). En la embarcación tenemos un completo kit de supervivencia: chalecos salvavidas, un chubasquero y un paraguas… lo único realmente deseable es no tener que utilizar los primeros. 


Primero tenemos que sortear la vegetación, y no sabes si surcas la vegetación, el agua o el cielo -son tan fabulosos los reflejos que te dejan ensimismado-, tan maravilloso es este lugar. 


El lago tiene 22 km de largo y 11 km de ancho, no tiene mucha profundidad y está situado a 1.328 m por encima del nivel del mar, en las montañas shan y en el valle de Balu. Sus aguas son de agua dulce, y a pesar de los datos de su tamaño, no es el más grande del país, que este título lo ostenta el lago Moebye, al sur del país. 


Nos rodea un bonito paisaje de montañas. 


La vegetación que aflora sobre el agua, mantos de lirios de agua con algunas flores que aportan colorido. 



Hoy tenemos un día soleado, que aporta mucha luminosidad pero también mucho calor, que no se nota por ir en marcha y darnos así el aire en los cuerpos e incluso el frescor del agua. Y sobre tenemos un paisaje muy bucólico, lleno de magia y de postales visuales. 


En el área del lago Inle viven unas 125.000 habitantes, llamados intha (gente del lago), existiendo 18 aldeas construidas sobre palafitos; también viven personas de las etnias shan, pa-o, kanah, bamar y otras. 

La historia cuenta que dos hermanos de Dawei llegaron a Nyaungshwe en 1359 para servir a un cacique de los shan (un sao pha), que quedó tan contento con su trabajo que les pidió que invitaran a 36 familias más de su localidad para vivir y trabajar aquí. Supuestamente todos los intha que hay en la zona son descendientes de estas familias. 


Los intha practican la acuicultura (agricultura en el agua, lo que se conoce como huertos flotantes) y la pesca; de la segunda vamos intentando capturar imágenes, ya que uno de estos pescadores es una de las fotografías más turísticas y de propaganda del lago.

La tarea de pesca se realiza bien con una red normal o con unas redes cónicas realizadas con bambú o madera, pero no tuvimos la fortuna de ver ningún pescador faenando con las segundas; además cuentan que no es tan fácil como antes hacer las fotografías, que ya no son pescadores de río sino de turistas a los que cobrar por dejarse fotografiar (habrá de los dos, pero a los pescadores de verdad no les debe gustar la fotografía al por mayor).

Los pescadores se sitúan en la popa de la embarcación, sujetándose con una sola pierna, con la otra rodean el remo que empujan para desplazarse, así tienen las manos libres para lanzar y recoger las redes. Un ejercicio increíble de equilibrio y destreza. 


Mejor un vídeo para ver la acción, aunque es más bonita al desplegar la red que al recogerla. 


Del lago no solo se sacan peces, también se extrae del fondo hierba que utilizan para crear plataformas sobre el lago para practicar la mencionada acuicultura o agricultura en el agua. Creo que vimos el triple de estas embarcaciones que de pescadores.




El lago está continuamente surcado por embarcaciones, de pescadores, de comerciantes que van o vuelven de los mercados -hay un famoso mercado en el lago, el de los cinco días, que se mueve de localidad en localidad-, de habitantes en sus quehaceres cotidianos, de turistas, es una amplia autopista que a pesar del tráfico no está colapsada… todavía. 




El lago no es solo el lago, también están los canales que salen de él y comunican aldeas y cultivos, donde en algunas zonas el agua pasa a ser de color chocolate, que creo que es debido a los depósitos que hay en el lecho. 


La llegada de los motores diesel al lago ha provocado también la llegada de las gasolineras acuáticas, como en el delta del Mekong

  
El medio de transporte para recorrer el lago, sus aldeas, huertos y monumentos es la barca.

23 de noviembre de 2018

Myanmar - Lago Inle - Aureum Palace Inle Hotel

Descanso con mensajes de vida

Tras la visita al monasterio Shwe Yaunghwe Kyaung vamos al hotel donde nos alojaremos para la visita de la zona del lago Inle, el Aureum Palace Inle, que en la entrada se asemeja bastante al de la misma cadena situado en Bagan en que nos alojamos, Aureum Palace Resort, con un pórtico de columnas de madera de acceso. Durante el trayecto Myo nos entrega otro regalo, dos camisas de corte shan, la organización no deja de sorprendernos continuamente. 



La zona de recepción también sigue los mismos parámetros que el hotel de Bagan, una amplia sala con sofás y decorada con instrumentos musicales. 


Una vez registrados nos acompañan a nuestra habitación, pasando junto a la piscina, que cuenta con un jacuzzi en una de sus esquinas; si hubiera estado en un plano algo más elevado se tendrían buenas vistas del lago, pero como esto no es así, no ocurre. 


Las habitaciones se distribuyen en villas individuales, que pueden tener vistas al canal de agua interior, o al lago, decantándonos por ésta última, y a los mosquitos que les den spray. 



Todas las villas son muy espaciosas, aproximadamente unos 100 m2 (un piso!); en la entrada un calentador de agua para el té y algunos alimentos. 


Al frente de este pasillo una zona con espejos y un armario abierto a la izquierda, con baldas para dejar las maletas. 


A la derecha del pasillo una puerta da acceso al baño, un inmenso baño, cuya pieza central es la bonita bañera de madera, que han llenado con un poco de agua para que floten las flores en ella. 


A la derecha de la bañera hay un armario cerrado y frente a él un cuarto con el inodoro (lo de separarlo cada vez me gusta más, lástima de los pequeños espacios de nuestras casas urbanas). A la izquierda, el lavabo, donde también han colocado flores, una ducha inmensa de tamaño, aunque con la alfombrilla más incómoda que las piedras del suelo, y otro armario abierto con baldas. Nos va a sobrar espacio o nos faltan maletas y ropas. 



Volvamos al pasillo distribuidor, frente al baño una puerta da acceso a la zona de dormitorio, con un escritorio amplio (me gustan porque puedes dejar todo lo que llevas en las manos cuando entras en la habitación, aunque se convierta en un auténtico caos). 


Una amplia y cómoda cama con dosel y mosquitera, con unos cisnes realizados con las toallas y muchas flores en ella (¡qué sobreexplotación de plantas!).


Hay varias espacios donde sentarse, siendo el rincón más encantador el banco en “L” que ocupa una esquina de la habitación; muy útil para leer o descansar pero no para ver la televisión (un vicio encender la televisión por la noche antes de acostarnos, sobre todo para saber qué pasa en el mundo, no sólo por el teléfono). La habitación nos resulta muy coqueta pero no termina de ser tan cómoda, a pesar de que gana en tamaño, a la de la villa del Aureum Palace Resort de Bagan. 


En la terraza hay una gran tumbona, cuyo colchón está dentro de la habitación y podemos solicitar que nos lo coloquen (que también lo podemos hacer nosotros solos si queremos, no pesa, es manejable y en teoría no romperemos nada). 


Desde la terraza vimos tímidos atardeceres, mejor esto que nada, y lo que se tenía sobre todo era mucha tranquilidad, si no veías a ningún elemento volador, que preocupaba que entrara a vivir con nosotros durante la estancia. Si con los atardeceres no hemos sido muy afortunados, con los amaneceres ha sido peor, no salió ningún día bueno, incluso directamente con lluvia atronadora y preocupante. 



Todas las noches al pasar a ordenar la habitación nos dejaban unas tarjetas con mensaje: “Ten tiempo para ser amable, es el camino a la felicidad; ten tiempo para soñar, es el enganche a una estrella; ten tiempo para amar y ser amado, es el privilegio de los Dioses; ten tiempo para mirar alrededor, el día es muy corto para ser egoísta; ten tiempo para sonreír, es la música del alma”. Escrito hasta parece fácil, más cuando estás de vacaciones, que aunque intentes abarcar lo máximo posible para conocer, lo que no tienes es tiempo, pero deberíamos intentar practicarlo, sobre todo en el día a día de nuestra vida.

El hotel cuenta con varios salones que utilizan como restaurantes, pero creo que tanto por la baja ocupación (mejor para nosotros) como por labores de mantenimiento y actualización solo utilizaron uno de los pabellones para desayunos, comidas y cenas. 


El buffet del desayuno estaba bien surtido, aunque de nuevo le gana el del hotel de Bagan en la variedad y calidad. 



En el hotel realizamos una comida y tres cenas, y es que la situación tan alejada de la población más turística, Nyaungshwe, y con más locales donde comer, no es la más idónea, ya que tendríamos que recurrir al taxi, y por las noches no teníamos la intención de hacerlo, preferíamos el descanso. De aperitivo, unas cortezas de varios sabores y arroz inflado, con dos salsas (una agridulce y otra barbacoa). 


En la primera cena: pechuga de pollo a la plancha con macarrones picantes, solomillo de ternera y brownie de chocolate. 




La segunda cena: una sopa (por supuesto para mí, pero no recuerdo si tenía algo especial), espaguetis carbonara y un croissant vegetal con jamón y queso. 




La comida: de nuevo sopa, creo que en esta ocasión me arriesgué a una con pescado y hojas de menta, típica del lago (no me terminó de convencer mucho, y no se parecía a la típica sopa mohinga, que probé en el desayuno del Win Unity Resort en el que nos alojamos en Monywa), un osobuco con penne al pesto, y chuletas de cordero (pero no hemos visto ni una sola ovejita en el país). 




La última noche salimos del bucle de la pasta en la que nos hemos ido alternando en nuestras elecciones, y además de un cóctel, los dos coincidimos en tomarnos una hamburguesa. 


La gastronomía no es uno de sus puntos fuertes, les falta "punch" a los platos, pero al menos ofrecen variedad y están bien elaborados. Además al tener estas alternativas europeas, salimos de la monotonía del curry en el que vivimos a mediodía (por nuestra elección, que siempre podemos cambiarlo).