1 de agosto de 2017

Costa Rica - Monteverde - Refugio Vida Silvestre de Monteverde



En la noche no todos son pardos

Terminado el tour Don Juan en el que hemos aprendido del café, del cacao y de la caña de azúcar, y tenemos tiempo para muy poco, enlazamos una excursión con otra. Para la noche, aunque todavía hay luz, visitaremos el Refugio Vida Silvestre de Monteverde, que ofrece dos horarios de visitas nocturnas, al que acudimos nosotros a las 18 h, y hay uno más tardío a las 20 h, pero esto ya haría un día muy cansado, por lo que nos decantamos por el primer turno. 





Lo primero de nuevo es pagar la entrada, ya que solo reservamos plazas en el alto en el viaje desde Arenal. Van haciendo grupos con todos los que hemos llegado, que somos mucho por lo que daba miedo que el paseo pudiera ser en manada, aunque en ninguna excursión ha ocurrido así, los grupos no suelen ser grandes.  A nosotros nos toca el color amarillo y un guía muy joven. Nos dan linternas para poder caminar lo más seguro posible en la noche, y también para ver los animales por nuestra cuenta. En la espera para comenzar el paseo cae la noche sobre la reserva. 




Importante: no tocar nada, no solo por no alterar el hábitat, sino porque puede que no sea conveniente para nuestra salud. 


Una de las primeras cosas que hace nuestro guía es coger a una araña de largas patas, ¡pobrecita! Quiero creer que lo hacen bien, pero que tiene que resultar un stress para el animal no creo que haya ninguna duda (por mucho que lo haga Frank de la Jungla cada tres por cuatro). 



Luego coge otro insecto y le pone patas arriba, que no recuerdo de qué se trataba. 




Con las linternas vamos iluminando el camino y los árboles, arbustos y matorrales, en cualquier momento puede aparecer un animal, como esta pequeña y bonita rana martillita, que a pesar de los focos sobre ella se queda inmóvil aguantando el chaparrón, como una auténtica star. 




Una pequeña (de grosor sobre todo) culebra bien camuflada en una planta, de la que seguramente el guía nos daría su nombre, pero de noche no llevaba libreta para apuntar y mi memoria no es tan buena como era y como tendría que ser. 




Hoy también, como ya nos pasó en la excursión nocturna por los alrededores del hotel Manatus de Tortuguero, el guía nos enseña un tronco invadido por los hongos fluorescentes, que en esta ocasión si se distinguieron perfectamente en la oscuridad, pero no era cuestión de hacer una fotografía. Una espinita que me quito y al menos lo veo con rotundidad y claridad. 




Otra culebra, en este caso una bejuquilla verde, todavía más camuflada que la anterior, ya que el verde sobre verde pasa más desapercibido. Es ligeramente venenosa, pero lo es más para sus presas nutritivas que para el hombre. 





Un maravilloso y sorprendente insecto palo, siempre me han llamado la atención estos insectos y verlo en su hábitat realmente impresiona, a la que te descuides le coges cual si de verdad fuera un palo. 


De repente hay una algarabía de guías y visitantes, parece ser que hay un pequeño quetzal en un árbol, está dormido y semiescondido, así que vemos unas plumas anaranjadas pero nada más, no contábamos con ver una de estas magníficas y bellas aves, así que aunque nos apena no verla en todo su esplendor, tampoco nos desilusiona del todo.  


Muy cerca del supuesto quetzal, si hay un bonito tucán de pico verde durmiendo, así que mejor no hacer mucho ruido y conformarse con esta imagen parcial. 




No podía faltar en este paseo un gran termitero, Costa Rica está plagado de hormigas. 




El paseo que hacemos es un poco descontrolado, ya que entre los guías se comunican los hallazgos, así que en ocasiones vamos pero luego tenemos que volver porque uno de los guías cuenta donde hay un animal y vamos para allá. De vuelta del termitero volvemos a pasar por una colonia de los fastidiosas hormigas soldado, por lo que otra vez nos pican las piernas a conciencia, como nos ocurrió durante el paseo por el Parque Nacional Volcán Arenal, y hoy era más difícil de verlas, ya que en la noche si no iluminas directamente el camino y lo miras, pasas por ellas como si nada, ¿no descansan nunca? ¡ pardiez!


Ya me gustaría deciros a mí qué tipo de ave es esta de color azul, pero no lo recuerdo. 




Y así termina nuestro paseo, de hora y media más o menos, en la que sin haber visto grandes especies, si hemos visto algunas especies nuevas, aumentando nuestro catálogo particular. 


En las paredes del edificio de taquilla y baños se despide de nosotros un pequeño escorpión.