6 de junio de 2011

Austria - Viena - Breve Historia

A paso ligero por la historia austriaca

En abril de 2011 nos escapamos a Viena, un viaje frustado en el puente de diciembre por la salvaje huelga de los controladores, ante lo que tiramos de los planes B,C, D y los que se terciaran, ya que los días de vacaciones son sagrados e importantes, hay que aprovecharlos, y como desde hace tiempo a España la teníamos un poco abandonada nos fuímos a conocerla mejor en la Cerdanya. Pero en Semana Santa nos quitamos un poco la espina de Viena que se nos había quedado clavada, aunque no la hayamos disfrutado de Navidad, que es lo que nos hubiera gustado, la hemos encontrado con el despunte de la primavera. 

Antes de entrar en materia de turismo un repaso sobre la historia del país, ya que durante nuestro largo paseo por la ciudad conoceremos a varios de sus personajes. Desde el Neolítico tiene su importancia la zona, con la famosa Venus de Willendorf (nunca sabemos lo que aprendemos en el colegio cuando será necesario recordarlo, y no solo para jugar e intentar ganar al Trivial), que se conserva en el Museo Arqueológico de Viena. 

Luego llegó la Edad de Hierro, más tarde llegaron los celtas y hacia el año 15 d.C los romanos, que fundaron la ciudad de Carnuntum, a 20 km de Viena. En el siglo IV se produjeron invasiones germánicas y eslavas, que echaron a los romanos. En el siglo IX el Carlomagno sometió a las tribus ávaras y un siglo después Austria fue invadida por los magiares o húngaros; uno de esos señores, Leopoldo de Babengerg, fue nombrado margrave del Danubio por el emperador Otón II.

La dinastía de los Babengerg dominó durante tres siglos, y mediante luchas y casamientos fueron expandiendo sus territorios, traslando su residencia por diversas ciudades hasta que en 1156 el duque Enrique II Jasomirgott se estableció en Viena. 

En 1246, Federico II murió luchando contra los húngaros sin dejar herederos y sus territorios pasaron a manos de la Casa de los Habsburgo, tras una disputa entre el duque Rodolfo de Habsburgo y el rey de Bohemia, en la que salió victorioso el primero. En menos de un siglo, los Habsburgo dominaron todo el país, bien mediante compra bien mediante la conquista de territorios. Pero los origenes de los Habsburgo son un poco oscuros, una familia de salteadores que se ocupó de ir borrando este pasado mediante documentos falsos.

Mientras Carlos V (nuestro Carlos I) luchaba en Alemania contra la Reforma Protestante, los turcos amenazaban a su hermano Fernando I en Austria, Bohemia y Hungría, esta última cayó en su poder casi en su totalidad. En 1529 Solimán con un ejército de un cuarto de millón de soldados invadió territorio austriaco y el 10 de mayo estaba ante las puertas de Viena, pero no consiguió entrar, el conde Nikolaus Salm se hacía cargo de la defensa de la ciudad. El 29 de septiembre nevó y Solimán prefirió levantar el campamento y regresar a Turquía, pero volvió a intentarlo al cabo de tres años, encontrándose a los hermanos Carlos V y Fernando I en la defensa de Austria. Finalmente Fernando I compró la tregua a Solimán pagándole 30.000 ducados al año. 

De 1618 a 1648 se produce la Guerra de los Treinta Años  en Europa Central por motivos político-religiosos con la Defenestración de Praga y alcanza a Viena dos veces, en 1619 y en 1645. 

En 1679 la peste arrasó a la mitad de la población de Viena y pocos años más tarde los turcos acechaban de nuevo, ya que en el norte de Hungría algunos nobles se rebelaron contra los Habsburgo y buscaron el apoyo turco, con el gran visir Kara Mustafá avanzando sobre Viena en 1683, quedando la ciudad sitiada durante dos meses, en los que los turcos esperaban tropas para atacar desde la retaguardia, circunstancia que aprovecharon los Habsburgo para pedir ayuda al rey de Polonia. Al visir Mustafá el sultán le envió un cíngulo verde, con el que se ahorcó el 25 de diciembre.

Con la huida de los turcos, Eugenio de Saboya, al mando del ejército austriaco reconquistó Hungría y la península balcánica hasta Belgrado, Austria se convirtió en una gran potencia europea y tras la Guerra de Sucesión Española se extendió hasta Italia. 

En 1700, la Casa de Austria en España se extingue con la muerte de Carlos II el Hechizado. Francia (los Borbones), Austria (los Habsburgo) y Baviera reclaman los derechos al trono español. Según el testamento de Carlos II el trono era para los Borbones pero los Habsburgo no querían renunciar tan fácilmente a la corona española y Leopoldo I envío a su hijo Carlos a Barcelona, donde estuvo luchando durante siete años por el trono. 

Toda Europa se involucró en esta lucha, por un lado Inglaterra, Holanda y Austria, apoyadas por Portugal, la Casa de Hannover y Brandeburgo, por otro, Francia, Italia, Colonia y Baviera. Pero en este tiempo Leopoldo I muere en 1705, le sucede su hijo José I, que muere en 1713, con lo que Carlos fue reclamado para ser coronado emperador con el número VI, quedando definitivamente el trono español en manos de los Borbones.

Carlos VI solo tuvo dos hijas, María Teresa y María Ana, y su hermano José I también había dejado solo niñas. Según la Ley Sálica las mujeres no podían reinar si había pretendientes masculinos al trono, con lo que cualquier pariente lejano podría reclamar su derecho, así que el emperador dictó la Pragmática Sanción, por la que se seguía el orden de nacimiento sin atender al sexo, convirtiéndose Maria Teresa en emperatriz. A su muerte, en 1780, le sucede su hijo José II.

Con la llegada de Napoleón a Francia el orden europeo se vio profundamente alterado, y para restablecerlo se convocó en 1814 el Congreso de Viena, con los principales monarcas europeos coordinados por Metternich, ministro austriaco de Asuntos Exteriores. Del Congreso, aparte de las fiestas y los bailes, salió la Santa Alianza, por la cual Austria, Prusia y Rusia se comprometían solidariamente a defender sus monarquías contra los movimientos nacionalistas. En 1821 Metternich fue nombrado canciller, estableciendo un estado policial con una fuerte censura, de la que no estaba a salvo ni la propia familia real.

Por un lado la burguesía vivía con tranquilad, ajena a la miseria social, haciendo de la decoración de su hogar el centro de su existencia, la época Biedermeier, por otro la industrialización del país había comenzado, en los suburbios de Viena se construyeron fábricas, a las que acudieron emigrantes del imperio. En la revolución de marzo de 1848 se unieron estudiantes, obreros, burgueses y campesinos contra el Estado de Metternich; paralelamente surgieron movimientos independentistas en Praga, Budapest y Venecia. En Viena, Metternich tuvo que dimitir, aunque finalmente los revolucionarios fueron vencidos por el ejército. Fernando II abdicó en favor de su sobrino Francisco José en diciembre de 1848. 

El largo reinado de Francisco José quedó marcado por tal acumulación de derrotas militares, golpes del destino y desgracias personales que el propio monarca llegó a decir: "Nada me ha sido evitado". Bajo su reinado Austria vivió un periodo de neoabsolutismo y la capital una estapa de esplendor urbano, pero a pesar de la desastrosa experiencia de 1848 siguió buscando el consejo de Metternich, que no fue el más adecuado para apagar la pólvora que se iba encendiendo en el imperio austrohúngaro, donde ya ardía el sentimiento nacionalista. 

Francisco José vivió los dos primeros años de la Primera Guerra Mundial, falleció el 21 de noviembre de 1916, sucediéndole su sobrino nieto Carlos I, que intentó salvar los restos del naufragio imperial, pero en 1918 el primer ministro francés Clemènceau prometió a los checos, serbios y croatas la independencia, con lo que el 11 de noviembre de 1918 Carlos I firmó su abdicación en el palacio de Schönbrunn. El 3 de abril de 1919 la Asamblea Nacional de la Primera República austriaca suspendió las leyes y privilegios de los Habsburgo en Austria y confiscó su patrimonio.

La Primera Guerra Mundial dio comienzo con el asesinato en Sarajevo del príncipe heredero Franz Ferdinand, y la guerra acabó con la monarquía y el imperio austrohúngaro, quedando Austria con unas fronteras impuestas por el tratado de paz de Saint Germain en 1918, por el el cual se excluían de la república austriaco-germana los territorios de Bohemia y Moravia (actual República Checa), los de Südtirol y Kanaltal (Italia) y el sur de Carintia, Miesstal y Seeland (Yugoslavia). 

El nuevo estado, la República de Austria, comenzó con una grave crisis económica y cuando comenzaba a vislumbrarse una modesta recuperación fue frenada por la crisis mundial de 1929, cerrándose industrias y duplicándose el paro. Fue una época de revueltas callejeras que culminó con la suspensión del Parlamento y la imposción de un régimen unitario del canciller Dollfuss en 1933, que murió durante el golpe de estado de 1934. 

Mientras tanto, en la vecina Alemania Hitler estaba en el poder y una de las medidas que tomó para debilitar la economía austriaca fue la Ley de los 1.000 marcos, según la cual, los viajeros que fueran a Austria debían pagar esa cantidad antes de salir de Alemania. En 1938 Austria dejó de existir como nación independiente para ser anexionada por Hitler como Ostmark, pacíficamente, ya que el 99% de los austriacos se expresó a favor de la anexión mediante un plebiscito. 

Durante la Segunda Guerra Mundial murieron casi medio millón de austriacos. Cuando en 1945 el canciller Dr.Renner firmó la Declaración de Independencia de la Segunda República Austriaca, el país estaba en la ruina. Tras la Segunda Guerra Mundial el país fue tuvo diez años de ocupación de los aliados: en cuatro zonas Estados Unidos, la Unión Soviética, Reino Unido y Francia. Viena quedó dentro de la zona soviética, pero también fue dividida en cuatro sectores, con el control rotatorio entre las cuatro potencias por periodos de un mes.

El 15 de mayo de 1955, tras la firma del Tratado del Estado Austriaco las potencias devolvieron la soberanía del país a cambio de una declaración de neutralidad permanente, que se votó en el Parlamento. Este mismo año Austria entra a formar parte de las Naciones Unidas. 

El 1 de enero de 1995 Austria fue admitida en la Comunidad Económica Europea.

Con esto más o menos nos hacemos una ligera idea de los hechos que han ido sucediendo en el país y nos familiarizamos con nombres que continuamente nos iremos encontrando en la ciudad, bien por sus construcciones bien por sus monumentos homenaje. Siento tantas letras, pero las de historia para mí son parte fundamental de los viajes y me gusta compartirlas por si a alguien le interesan.