17 de noviembre de 2014

Canadá - Val Jalbert - Chute Ouiatchouan


El poder del agua 

Desde St Félicien volvemos a circular por la carretera 169, pasando de nuevo por Roberval y llegamos a Val Jalbert (entrada, 23,70 $ sin incluir impuestos), situada a orillas del misterioso y grande Lac Saint Jean, al que de momento nos hemos conformado con ver desde la carretera. 

Como el tiempo apremia, vamos directos a tomar el trolebús que circula por la villa, y en este corto trayecto nos va gustando lo que vemos; además el conductor hace de guía y va contando la historia de Val Jalbert (Ángel va traduciendo), una población que se creó para albergar a los trabajadores de la fábrica de pulpa de papel que se fundó en ella en 1901. 


Hacemos cola para tomar un funicular, una cola importante que retrasa el horario previsto, con lo que Ángel tiene que alargar el horario de visita para que esta sea más fructífera y que todos podamos disfrutarla aunque sea un poco a la carrera. 


La primera parada del funicular da acceso a un mirador, con el suelo de cristal, sobre la catarata Ouiatchouan, de 72 m de altura, más alta que las famosas cataratas del Niágara




Agua, mucha agua


La magia del lugar y de la fuerte cascada se rompe por la cantidad de gente que estamos apelotonados en el mirador, pero aún así es un bonito lugar, tanto por la cascada en sí como por el paisaje que nos rodea. 


Volvemos a tomar el funicular para que nos lleve a lo más alto de la montaña, desde donde comienza un pequeño sendero a varios miradores, pasando por una derruida cabaña de trabajadores de la madera, leñadores y acarreadores de troncos por el río. Y es que a lo largo de la cuenca del río Ouiatchouan se construyeron campamentos, donde se conseguía la materia prima necesaria para la fabricación de la pasta de papel. Desde mediados de noviembre a mediados de marzo, los leñadores trabajaban seis días a la semana de sol a sol, muchos de ellos eran granjeros en busca de una paga extra. Los troncos de 2,5 m de largo eran acarreados por la orilla por caballos.

A comienzos de abril, los conductores de troncos se aprovechaban de la crecida de las aguas, y durante 16 horas al día los conducían por arroyos, lagos y ríos. En 1904 Damase Jalbert y sus hijos construyeron un barco de vapor, que mediante la ayuda de cables y bombas remolcaban balsas de troncos a la salida del Lac des Comissaires. 


Se llega al mirador de la catarata Maligne, con una caída de 49 m, y que eran aprovechada para regular el nivel de agua del estanque de la planta de papel. 



El paseo se realiza por pasarelas y escaleras de madera, resultando muy agradable, cómodo y nada cansado, a no ser que se tenga que ir mirando el reloj y acelerando el paso. 


Los troncos de los árboles no podían faltar como parte del decorado histórico. 


Durante el paseo y bajada hay vistas sobre el río Ouiatchoaun. 


Teníamos una sorpresa, unas fantásticas vistas sobre el grandioso Lac Saint Jean, al menos tenemos una amplia visión de él, ya que no hemos podido tenerlas a pie de orilla. Recordemos que se trata del cuarto lago más grande de Canadá, con una superficie de 1.340 km2, con 62 m de profundidad máxima y una media de 12 m, donde habita un pez que vive y muere en él, al que llaman “pez perdido”, y donde se celebra una carrera de natación a finales de julio. Una pena no haber podido estar más cerca de él.

 
Tanto bosque, tanto bosque, no faltó a la cita uno de sus típicos animales, una ardilla. 


Estamos en camino de bajada, por una escalera de 764 peldaños, y seguimos disfrutando del lago, ¡menos mal! 


Llegamos al punto más alto de la cascada, donde hay un primer salto para luego tener la caída grande. En 1901 se construyó un dique de nueve metros de altura, 33 m de largo y 13 m de ancho, canalizando el agua por una tubería y de esta manera incrementar la presión del agua de las turbinas de la fábrica que se sitúa justo debajo. 



Bajamos hacia la villa de Val Jalbert


El acceso a la base de la cascada está cortado, con lo que nos quedamos a medias con esta foto; a no ser que hubiera un camino alternativo dando la vuelta pero no investigamos. El molino o fábrica se utiliza en la actualidad como restaurante, y por él pasamos para subir al funicular. 


Situación de Val Jalbert: