26 de abril de 2012

España - Montejo de la Sierra - Embalse de Puentes Viejas - Embalse de El Atazar (Comunidad de Madrid)

Agua, bendita agua

Tras nuestro paseo y tapeo en Buitrago del Lozoya, en coche continuamos por la A-1 hasta desviarnos hacia La Acebeda, en principio con el fin de investigar algún lugar para comer, y nuestra sorpresa es mayúscula por el paisaje que nos encontramos, ¡a mediados de abril!, y luego algunos dicen que no existe cambio climático.




Son estampas completamente preciosas, más navideñas que primaverales. 



A estos viajeros de ida y vuelta les da por jugar, yo personalmente tengo una atracción por la nieve casi rayando en la paranoia, pero seguramente es por las pocas ocasiones en las que se ve en Madrid capital y porque me traen recuerdos lejanos de las nieves tampoco muy frecuentes de mi pueblo manchego de nacimiento.


No paseamos por la localidad, asunto pendiente para otra escapada, y en su lugar nos dirigimos hacia el otro lado de la A-1, donde las nieves se confunden con la primavera que quiere surgir. 


Llegamos a Montejo de la Sierra, otro de los pueblos de la Sierra Norte de Madrid, que estaba integrado en el Señorío de Buitrago, de la familia de los Mendoza. En 1833 dejó de pertenecer a la provincia de Guadalajara para incorporarse a la de Madrid. 

Es curioso como unos pocos kilómetros pueden hacer ver y sentir nieve a sólo sentir frío. 


En el centro de Montejo se alza la Iglesia de San Pedro en Cátedra, construida entre los siglos XVI y XVIII.


Lo primero que hacemos es buscar un restaurante para comer, reservamos una mesa para no encontrarnos con problemas, que parece que no hay mucho turista pero en cualquier momento pueden llegar como lo hemos hecho nosotros. 

Tras ello, nos damos un corto, pero muy corto, paseo. Y fue corto porque entramos en la panadería Nani, donde nos recibió Nani lanzándonos a cada uno un “cojonudo”, un magnífico hojaldre (capricho de dioses y humanos), con el que nos convenció de comprarlos, aparte de otros productos que sólo con la vista ya incitan, pero Nani es una buena vendedora y un poco más y salimos con el horno completo empaquetado: un surtido de magdalenas (de miel, de zanahoria, de trufa…), empanadas (de bacalao, de bonito, de carne). Vamos, que si no hubiéramos encontrado mesa en el restaurante, hambre no hubiéramos pasado. 




Tras la comida, que no hago mención especial porque aunque estuvo correcta y bien atendida sólo me gusta mencionar aquellos lugares que nos sorprenden con algo, ya sea la decoración, la comida, el chef, el edificio o cualquier otro detalle, nos dimos otro corto paseo hasta el centro de información, pero ya era tarde y estaba cerrado como era de suponer. 

En la zona se pueden realizar caminatas interesantes, como la que discurre entre Buitrago del Lozoya y Montejo de la Sierra, más ecológica hacerla a pie que en coche, aunque el truco estaría, como en muchas otras, en contar con dos coches para no tener que hacer el trayecto de ida y vuelta (algo de pereza se intuye en mi persona con este comentario).


La fama de Montejo reside en su hayedo, que es espectacular en otoño, y al que tuvimos la fortuna de conocer en el 2005. Es pequeño, 250 hectáreas, pero su valor ecológico le hizo ser declarado Sitio Natural de Interés Nacional en 1974. 

Es uno de los hayedos más meridionales (localizados al sur) de Europa, que ya es singular, pero también lo es el tipo de haya que lo habita, ya que necesita cierta humedad para crecer y sobrevivir, y por eso suele encontrarse en el Norte de la península. El hayedo se remonta a la última glaciación y ha sobrevivido gracias a los suelos frescos, profundos y permanentemente enriquecidos. 


La visita al hayedo está regulada y controlada, teniendo que pedir cita y pase gratuito en el Centro de Recursos e Información de la Reserva de la Biosfera Sierra del Rincón en Montejo de la Sierra. Cuando nosotros lo visitamos sólo existía una senda, y actualmente hay tres itinerarios diferentes. 

Sin lugar a dudas la mejor época para visitarlo es en otoño, donde se siente la magia de los colores ocres, amarillos, rojizos, dorados…es adentrarse en un cuento, sólo faltaba Caperucita Roja. 



Emprendemos la vuelta hacia Madrid pero damos un pequeño rodeo, parando primero en la Presa de Puentes Viejas, situada en el curso medio del río Lozoya y que pertenece al Canal de Isabel II. 


El embalse se comenzó a construir en 1914 y se terminó en 1925, siendo ampliado posteriormente y colocándose las compuertas de la presa hacia 1960. 


De un embalse a otro, de Presas Viejas a El Atazar, donde se nota clara y tristemente la sequía que se está padeciendo en España, con un nivel muy bajo del agua, mal presagio para pasar este verano en Madrid. 

Es el embalse mayor de la Comunidad de Madrid y representa el 46% del volumen de agua embalsado en la región. Se comenzó a construir en 1965 y se terminó en 1972, siendo una de las obras más importantes realizadas durante la dictadura de Franco. Al igual que el de Presas Viejas también pertenece al Canal de Isabel II. 


El embalse es utilizado para la práctica de deportes náuticos, no en vano es conocido como “el mar de Madrid”, y sí que parece un mar con tantos barcos y veleros anclados. 



23 de abril de 2012

España - Buitrago del Lozoya (Madrid)


¡Ha del castillo!

Otra escapada de ida y vuelta durante esta Semana Santa ha sido a la localidad madrileña de Buitrago del Lozoya, que se encuentra a 75 km de Madrid por la A-1 y que es uno de los 42 municipios de conforman la Sierra Norte madrileña. Está situado en el Valle del Lozoya, asentando en uno de los meandros que describe el río Lozoya a los pies de las Sierras de Guadarrama, Somosierra y del Rincón. 

Buitrago del Lozoya fue declarado Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural en 1993 y su recinto amurallado es Monumento Nacional desde 1931. Desde la carretera su enclave junto al río y sus imponentes murallas son todo un reclamo turístico.

Comenzamos la visita, en un día grisáceo y algo frío, por la plaza. 


En Buitrago han convivido, árabes, cristianos y judíos.  Es el único pueblo de la Comunidad de Madrid que conserva íntegro su antiguo recinto amurallado, de origen musulmán, estando circundado por el río por todos los lados menos el meridional, convirtiéndose en un foso natural de defensa.


Desde la plaza se entra al recinto amurallado por la Torre del Reloj.



Buitrago aparece en la historia de la Reconquista en tiempos de Alfonso VI, hacia el 1083 o 1085. Su valor estratégico es la razón de su rápido crecimiento por medio de un privilegio otorgado por el mismo rey que facultaba a la villa para repoblar los núcleos existentes en su jurisdicción y crear otros nuevos. En 1096 el rey Alfonso VI concede a Buitrago las armas de su escudo consistentes en un toro, una encina y la leyenda Ad alenda pecora ("para el sustento del ganado"), que hace referencia al medio de vida que se iba a adoptar. 

Con la llegada del siglo XIX la vieja importancia defensiva de Buitrago volvió a un primer plano con la invasión por parte de las tropas de Napoleón. El ejército francés rompió el cerco de resistencia puesto en el Puerto de Somosierra el 30 de noviembre de 1808 y ocupó a continuación los pueblos de la comarca, Buitrago entre ellos. Todo el recinto amurallado fue pasto de las llamas.


Hasta esta muralla es a dónde nos dirigimos, donde por un precio de 1,5 – 2€ se puede realizar una visita guiada por las murallas, el castillo y la iglesia, aunque nosotros pasamos de hacerlo en esta ocasión pero se puede pasear por el camino de las murallas sin necesidad de pagar, y no creo que nosotros hiciésemos algo no permitido. 

En el recinto se encuentra la Iglesia de Santa María del Castillo, terminada de construir en el año 1321. Su entrada principal es de estilo gótico flamígero, su torre de estilo mudéjar es de gran altura. 



En una explanada a los pies de la muralla y las torres del castillo se expone un trabuco de contrapeso, que funciona del mismo modo que los de tracción, pero tiene mayor precisión y se pueden lanzar proyectiles más pesados al sustituir la fuerza humana por una caja rellena con tierra, arena, piedras o plomo, y a mayor distancia. Esto sí que suena a cine, por ejemplo a Los caballeros de la mesa cuadrada de los divertidos y magníficos Monty Phyton.


Paseemos pues por estas bonitas murallas al lado del río Lozoya. 







En las murallas se conserva la Coracha, un apéndice de la muralla que se introduce en el río y cuya función era cubrir el acceso al agua en caso de sitio.



El primer puente de la fotografía es el Puente del Arrabal o Puente Viejo.


Visitar Buitrago y su recinto amurallado es retroceder en el tiempo y entrar en la época medieval, una visita recomendable. 
 
Quiero hacer mención a dos de sus tradiciones: la Feria Medieval que se celebra durante el primer fin de semana de septiembre, o el Belén Viviente declarado Fiesta de Interés Turístico desde 1989, a ambas me gustaría asistir en un futuro no muy lejano, aunque supongo que Buitrago será un bullicio de visitantes. 

Finalizado el corto paseo bajo una lluvia chispeante con amenaza de agua-nieve, volvemos hacia la plaza y hacemos una parada de repostaje en La Taberna de Teo, un lugar pequeño y coqueto, que nos sorprendió gratamente con sus raciones y pinchos, sobre todo unas croquetas de espinacas y piñones que estaban para chuparse los dedos, que dudo que alguno de nosotros no lo hiciera. 

Volvimos al coche para seguir explorando la sierra madrileña y alguna de sus localidades en una primavera invernal. 


18 de abril de 2012

España - Parque Nacional de Cabañeros


Olor a jara

Una escapada de ida y vuelta, sinceramente puede resultar algo larga si no os gustan los viajes en coche, es acercarse desde Madrid al Parque Nacional de Cabañeros, y es larga porque la ruta que hicimos en total rondó los 550 km, aunque en ellos también están incluidos los de despistes míos por no tomar la carretera adecuada en el momento adecuado. Como en Semana Santa no tuvimos escapadas completas nos dedicamos a hacer "asuntos pendientes" y este parque nacional era uno de ellos, y sigue siéndolo porque nos hemos quedado con ganas de más.

Lo recomendable es ir al parque a pasar un fin de semana (o más) para disfrutarlo de mejor modo y si se hace una escapada de ida y vuelta por lo menos salir temprano para intentar hacer alguna ruta corta  de senderismo o sin necesidad de hacerla completa por lo menos adentrarse un poco en el paque, cargados con mochila, avituallamiento y ganas. 

De Madrid a Toledo, y aquí cometo mi primera equivocación porque no tomamos la desviación que quería por La Puebla de Montalbán, para pasar por unos lugares que hace veinte años nos gustaron y sorprendieron, y para no volver por nuestros pasos, continuamos por la CM-42 hasta tomar la salida hacia Sonseca (algo rara, porque no hay camino directo y hay que dar una vuelta), hasta por fin desde esta localidad (de recuerdo y sabor navideño por los mazapanes y marquesitas Delaviuda) tomar la CM-410 hasta Cuerva, donde hacemos un desvío “de porque sí” por la CM-4021 hasta Las Ventas con Peña Aguilera, y allí un giro completo por la carretera TO-7841-V para llegar hasta San Pablo de los Montes, situado a los pies de los Montes de Toledo, donde en las afueras se encuentra un Observatorio Geofísico, con sus instalaciones cerradas (supongo que no solo debido a que fuera Viernes Santo), y llegamos a él más que nada por curiosidad, no por visitarle.

Salimos de San Pablo por la carretera TO-7840-V que llega hasta Menasalbas y tomamos la carretera CM-401 hasta Navahermosa, donde en precaución, dada la hora tardía, compramos unos bocadillos por si más adelante no encontrábamos ningún lugar donde comer o comprar comida y bebida. 

Desde Navahermosa, antes de dirigirnos al parque, tomamos el desvío que conduce al Castillo de Dos Hermanas, y no porque sepamos algo de él, no sabemos ni su origen ni el estado en el que se encuentra, pero estamos disfrutando de la zona, y un castillo es una buena excusa para tomar un desvío. 

El castillo se construyó a finales del siglo XII y principios del siglo XIII, siendo uno de los más antiguos de la provincia de Toledo (¡vaya!, parece que hemos acertado). Cuenta una leyenda que entre sus murallas se encuentran encantadas dos hermosas moras, que la madrugada del día de San Juan pierden el encantamiento y bajan a lavarse al arroyo, para regresar luego a sus muros. 


Volvemos a Navahermosa y continuamos por la CM-401 para algo más adelante tomar el desvío por la CM-4157. 


Carretera por la que ya nos adentramos en el Parque Nacional de Cabañeros, haciendo primero un alto en el Risco de las Paradas, un espolón de cuarcita en la Sierra Traviesa.



El Risco de las Paradas también es uno de los puertos de los Montes de Toledo, con 1.129 m, y desde donde se obtienen buenas vistas de la zona. He leído que éste es un buen lugar para ver los ciervos, y escucharlos, por supuesto, durante la época de la berrea (no es un sonido agradable, nosotros coincidimos en Cuenca con el sonido y para conocerlo durante un rato corto es interesante, pero tienes que ser más un auténtico apasionado de los animales). 





El tiempo amenaza lluvia, durante todo el camino hemos ido viendo negras nubes en el horizonte y no es que nos preocupe demasiado, pero nos fastidiaría bastante la escapada que de repente se nos pusiera a llover, por fortuna sólo son algunas gotas. 


Pasado el Risco de las Paradas la carretera se adentra en el Parque Nacional de Cabañeros, lo hacemos por su extremo situado más al norte. 


Las tierras que conforman Cabañeros estuvieron en manos de los acreedores de la ciudad de Toledo, que mediante su aprovechamiento ganadero y forestal cobraban las deudas. En 1885 se produce la desamortización de Madoz, con la puesta en venta de grandes fincas que pasan principalmente a propietarios de Madrid, que las destinan a la agricultura y a la caza, lo que en gran parte ha permitido el proceso de conservación.

En 1982 se pretende convertir Cabañeros en un campo de tiro y en 1988 la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha lo declara Parque Natural y  finalmente Parque Nacional el 20 de noviembre de 1995.  Ocupa una superficie de 40.856 Ha en las provincias de Ciudad Real y Toledo.

El parque debe su nombre a las chozas utilizadas tradicionalmente por los pastores y carboneros como refugio temporal de sus labores en el campo, que tenían forma cónica y se techaban con la vegetación del entorno. 


Dentro del parque lo que más nos llama la atención es la cantidad de cotos privados de caza que hay en su interior, no en vano el reparto de la propiedad del parque es 55,19% pública y 44,81% privada. 

Su paisaje está formado por extensas rañas con ricos pastos estacionales, con sierras y macizos cubiertos de bosque y matorral mediterráneo, donde viven gran variedad de aves y mamíferos. Habitan más de 200 especies de aves, entre las que destacan el águila y el buitre; y entre los mamíferos, el ciervo, el corzo, el jabalí.

Nosotros vimos unos ciervos casi al lado de la carretera, pero en esta carretera no hay lugares para aparcar, así que la foto fue tomada desde el coche y nos damos con un canto en los dientes de que por lo menos uno haya salido, porque cuando notaron la presencia del coche se adentraron rápidamente en el parque. 


Hay gran variedad de árboles y arbustos, y la carretera por la que circulamos es sinuosa pero llena de encanto, ofreciendo un paisaje precioso.




Pero el título de esta entrada no tenía razón de ser sin ella, la gran protagonista a la vista y al olfato, la jara, puesto que en los márgenes de la calzada hay una infinidad de ellas…eso sí, si la encontráis ¡cuidado!, que es pegajosa. 



Hacemos un alto en el camino para disfrutar de nuestros estupendos bocadillos, que nos supieron a gloria bendita con el hambre que llevábamos. 


Salimos del parque continuando por la CM-4157, la hora no nos da para dar muchos rodeos y mucho menos para hacer alguna excursión, con lo que continuamos con el coche, tomando primero una carretera de nombre en el mapa EX357 y luego CM-4106 que conduce hasta Horcajo de los Montes. 


Desde aquí por la CM-4017 volvemos a entrar en el parque nacional, por una zona menos agreste, más plana, donde nos vamos encontrando grandes dehesas a derecha e izquierda. 

Por esta carretera llegamos a Retuerta del Bullaque, donde nos cortan el paso los Quintos del 2012, ¿pero estos quintos quiénes son si ya no hay mili?, son unos jóvenes con ganas de marcha, que por unas monedas te “obligan” a un trago de calimocho…no son tiempos de beber y conducir, con lo que el conductor da un trago corto y la que escribe también, pero por la calidad del calimocho principalmente, que los años de los quintos y los míos nos separan en gustos. Apuntamos en la memoria que si tenemos que volver no lo haremos por aquí, aunque no estaría mal saber porqué se hacen llamar quintos, pero la conversación que tuvimos fue más derivada a "si bebes, no conduzcas"...a la salida nos reíamos porque solo faltaba a la salida de la población un control de alcoholemia (sin ningún riesgo de positividad por la ínfima cantidad ingerida). 

Continuamos por la CM-4017 hasta su cruce con la CM-403, que tomamos en dirección Porzuna para llegar hasta el Embalse de la Torre de Abraham



Hay un mirador del embalse y un panel con los diferentes pájaros que se pueden ver en la zona, con buena vista, mejor con buenos prismáticos, y con paciencia. 


El nombre del embalse se debe a las ruinas de una torre que queda al lado de una de las esquinas del embalse, de origen musulmán del siglo XII. 


Las cigüeñas con sus nidos no sólo hacen viviendas, hacen esculturas al natural, arte de vida.


Al salir de Madrid tenía más o menos pensado cómo haríamos el viaje, la entrada y la salida. La entrada ya la tuve que cambiar por despistada, pero la salida, programada hacia Los Yébenes la cambié porque en la ida pasamos por una localidad que nos llamó la atención, pero que no paramos porque no era nuestro destino y porque el pueblo al completo acudía a la iglesia, que era el edificio que nos llamó la atención. 

Damos media vuelta en la CM-403 desde el embalse y pasando de nuevo por Las Ventas con Peña Aguilera llegamos a la localidad toledana de Cuerva, donde nos sorprende el nombre de una de sus calles (en realidad vimos tres, pero esta sinceramente nos extrañó mucho porque creía que habían sido cambiadas todas en España, y no hago valoración ni política ni personal solo muestro la extrañeza que nos causó).


El edificio que hizo que volviéramos a pasar y a parar en Cuerva es la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, con una impresionante fachada y una soberbia torre, todo el conjunto es llamativo.



Por supuesto no faltan los nidos de cigüeñas, que con su gran peso siempre hacen peligrar las estructuras. 


Yo entro a la iglesia, pero nuevamente hemos llegado en horario de misa, y de nuevo está todo el pueblo dentro, con lo que a pesar de llamar más de lo que me hubiera gustado la atención, salgo intentado hacer el menor ruido posible, pero lógicamente me pierdo los detalles de su interior. 

Detalle de la puerta de la iglesia (recuerdos de mi infancia manchega). 

En el mapa de Repsol no figura ningún castillo en las cercanías de Cuerva, pero al buscar datos sobre la población he encontrado que se encuentra el Castillo de Peñaflor, y a juzgar por las fotos parece una visita interesante, aunque solo se conservan tres de sus lados y está en avanzada ruina. 

Nos volvemos hacia Madrid pasando por Toledo y dejando pendiente muchos pueblos desconocidos o conocidos que nos hubiera gustado volver a pasar pero no tenemos tiempo y las vacaciones aparte de para vacacionar son para descansar. 

Después de un día de nubarrones pero sin lluvia molesta (aunque necesaria) el arco iris nos sonríe.