18 de julio de 2014

Irlanda - Dublín - Kilmainham Gaol - Royal Hospital of Kilmainham / Irish Museum of Modern Art



En el nombre de todos

Finalizada la visita en Guinness Storehouse, estamos más o menos a mitad de camino entre volver a la ciudad o acercarnos andando hasta Kilmainham Gaol, edificio que albergó una cárcel, eligiendo la segunda opción, así que caminando por una zona no especialmente atractiva (la ida o la vuelta se puede realizar caminando para aprovechar el paseo para pasar por algunos lugares interesantes -desde el centro de la ciudad puede haber unos 4-5 km-), llegamos a ella, pero con la mala suerte, que a estas alturas del viaje y visita por Dublín ya no nos impresiona, que la última visita fue hace siete minutos y eso que suponiendo horarios fastidiados pusimos un poco el turbo para llegar. Ya que hemos llegado aquí y que será la primera visita de mañana pasemos a la Kilmainham Gaol
La cárcel fue construida en 1789 con arenisca que permitía la filtración del agua y el goteo con el mal tiempo (como si en Irlanda no lo hiciera en invierno) y creaba una humedad perjudicial para la salud de los presos, que eran tanto políticos como delincuentes comunes. Fue inaugurada en 1796 intentando que su aspecto fuera lo más imponente y temible posible.

En la época de la Gran Hambruna, la población veía la cárcel como una solución, robaban lo que fuera (fruta, pan...) ya no sólo por necesidad, sino para que los enviaran allí, que por lo menos tendrían techo, un jergón y una ración de comida asegurada (mala y escasa pero comida al fin y al cabo). Las condenas no siempre fueron justas y equilibradas, un ejemplo de condenada desmesurada lo encontramos en 1850, cuando la familia Williams, incluyendo un niño de seis años, fue condenada a un mes de prisión por no pagar un billete de tren.
Desde esta cárcel partieron miles de presos deportados a Australia, de los que hemos tenido la oportunidad de conocer más su historia de lucha en este nuevo país para ellos, y por supuesto también en sus cárceles, Hyde Park Barracks y Old Melbourne Gaol.
En la historia de la cárcel destacan varias fechas políticas clave en el camino a la independencia de Irlanda: 1798, Irlandeses Unidos comandados por Wolfe Tone junto a los aliados franceses; 1803, con el fugaz levantamiento de Robert Emmet; 1848, rebelión de los Jóvenes Irlandeses, que fue rápidamente aplastada; 1867, levantamiento del Fenian; 1881 y 1883, con pequeñas insurrecciones y revueltas. 
Y la fecha principal, la del lunes de Pascua de 1916, en el mes de mayo y en plena Primera Guerra Mundial, cuando los rebeldes anunciaron el nacimiento de la nueva República de Irlanda, aún sabiendo que sería una utopía. Cinco días después los rebeldes fueron capturados y la población de Dublín, que tuvo que sufrir los ataques de los ingleses, estuvieron en su contra, pero cuando 15 de los líderes fueron ejecutados en esta prisión, surgió el verdadero sentimiento nacionalista en Irlanda, con lo que los mismos británicos convirtieron en mártires a unas personas que hasta el momento no habían sido completamente bien vistas por la mayoría de los irlandeses.
La República nació oficialmente en 1949, no sin antes pasar varios acontecimientos, y después ya sabemos lo que ha ido pasando en la reivindicación de Irlanda del Norte, en manos británicas.
Personalmente me ha gustado mucho conocer la historia de Irlanda, de la que solo conocía lo más actual y no todas las tensiones internas de los irlandeses, aunque hay películas que nos acercan a estos acontecimientos pasados, como El viento que agita la cebada de Ken Loach o Michael Collins de Neil Jordan. 


El último prisionero de la cárcel fue Eamon de Valera, puesto en libertad el 16 de julio de 1924, después de lo cual la cárcel quedó abandonada y el nuevo Estado Irlandés no quiso utilizar el lugar donde muchos ciudadanos habían perdido la vida, y comenzó a deteriorarse. En la década de 1960 se comenzó su restauración, un grupo de voluntarios se puso en marcha para lograrlo.
Sobre la puerta de entrada están talladas cinco serpientes encadenadas por el cuello que representan el mal sometido a un estricto control, las llamadas Five Devils of Kilmainhan

Pagamos la entrada y tenemos que esperar a que comience la visita guiada que es como se realiza forzosamente, y por supuesto en inglés. Esta espera la hacemos en una exposición donde cuentan la historia de la cárcel y de su restauración, con documentos, pertenencias de presos, fotos, representaciones de hechos que sucedieron en la prisión. Justo cuando terminamos de recorrerla nos avisan que comienza el tour y allí estaba nuestro guía, un puro irlandés de mediana edad, pelo y barba blanca, ojos inmensamente azules, pero que perdía el encanto a la alttura de la panza "cervecera" y las sandalias con calcetines (¡en invierno!). 
La primera sensación es que de repente hace mucho más frío que en el exterior, supongo por esa piedra arenisca humeda y goteante, además de por las historias que hemos conocido en la exposición, y nuestro guía  lleva solo una camisa, sin jersey ni cazadora. 
Pasamos por algunos pasillos y llegamos a la capilla donde Joseph Plunkett se casó con Grace Gifford el 4 de mayo de 1916 a la 1.30 de la madrugada, dos horas antes de ser ejecutado con veinte soldados británicos como testigos, y a los que les concedieron diez minutos de intimidad; su condena fue la participación en el levantamiento de 1916.
En un pasillo, oscuro, frío, desgastado, con puertas herrumbrosas, las celdas que ocuparon los rebeldes del levantamiento de Pascua, pero no nos enseña ninguna de estas celdas ni siquiera nos permite recorrer el pasillo. Encima de las puertas los nombres de los rebeldes recordándoles.
Nos enseña la celda que ocupó Robert Emmet, mucho más grande que las demás, y que como curiosidad tiene hasta chimenea; ahora está vacía, sin muebles y se pueden ver las tuberías de gas originales para la iluminación.
Hasta el momento no hay fotos, porque nadie del grupo las hace y nosotros bastante tenemos con intentar entender a nuestro guía, además la seriedad del lugar nos tiene atrapados.
Entramos en el Central Hall, una estructura construida en 1862 con escaleras y pasillos metálicos que tiene forma de herradura y una gran claraboya. Aquí sí que le preguntamos al guía la posibilidad de hacer fotos, con la siguiente secuencia: yo se lo digo a mi marido, él se lo pregunta al guardia, el guardia contesta afirmativamente, mi marido saca la cámara, todos sacan la cámara (éramos un grupo reducido de seis personas). 

Cuatro pisos de celdas, en total 100 celdas, donde los guardianes cubrían las pasarelas con alfombras para que los presos no notaran cuando los vigilaban, consiguiendo con ello una gran tensión. 
Podemos pasar a alguna de esas celdas, entre ellas la de Grace Gifford Plunkett, donde pintó una Virgen de las Azucenas. Nos impresiona la dimensión (sobre todo por la historia de terror de la cárcel, que nos hace esperar celdas más pequeñas y tétricas) y que fuera para una sola persona, pero el guardia nos explica la incomodidad de estar todo el día en constante vigilancia y casi en total aislamiento. Otro detalle importante es que no había distinción por sexos en esta cárcel. 

Seguro que viendo las fotografías algunos reconocéis la cárcel, se ha visto en varias películas: Un trabajo en Italia con Michael Caine, la mencionada Michael Collins con Liam Neeson, y En el nombre del padre con Daniel Day Lewis, dirigida por Jim Sheridan. 


Pasamos por un corredor más lúgubre, en las pared de las celdas se puede ver el agujero por donde los guardianes vigilaban a los presos y se ve incluso en alguna de ellas un jergón desgastado y sucio en el suelo. 

En este corredor están son las celdas más antiguas de la cárcel, son más oscuras y más estrechas, con sus puertas herrumbrosas como testigo del paso del tiempo, de la humedad y del abandono en que estuvo la cárcel durante años.  

Salimos al patio, en realidad una sucesión de patios; el primero es el de las mujeres y detrás de él, tras el pequeño muro, se encuentra el de los niños (asociar infancia a cárcel es tremendamente doloroso).

Desde el patio de las mujeres se accede al patio de los hombres, rodeado de altos muros para evitar fugas. En el patio tenían que picar piedra en agotadoras jornadas, y en él fueron ejecutados los rebeldes del Levantamiento de Pascua. En cada extremo extremo del patio hay una cruz. James Connolly tuvo que ser atado a una silla para ejecutarle porque estaba herido y no se podía mantener en pie, una de las cruces es en su recuerdo. 

Una placa en la pared nos recuerda los nombres de los ejecutados: Padraig Pearse, James Connelly, Joseph Plunkett, Thomas MacDonach, Eamonn Ceannt, Thomas J. Clarke, Edward Daly, Michael O’Haranhan, William Pearse, John MacBride, Con Colbert, Michael Mallin, Sean Heuston y Sean MacDiarmada.

Aquí se acaba la visita a este lugar cargado de historia, de reivindicación, de miseria, de tristeza, y lo haremos con una canción, A nation once again, que documentándome para el viaje encontré que fue votada como la canción más popular en el 2002.

Saliendo de la calle de la cárcel, Inchicore Road, justo enfrente de la calle que la corta perpendicularmente, South Circular Road, hay una puerta que conduce al Royal Hospital of Kilmainham, edificio proyectado en 1680 inspirado en Les Invalides de París para dar acogida a 300 soldados heridos, función que cumplió hasta 1927, y luego durante un tiempo se utilizó como comisaría de policía. 

Caminamos por un agradable paseo arbolado, que en primavera ofrecerá una visión más esplendorosa que la que nosotros tenemos en pleno invierno. 

El edificio del hospital alberga desde 1991 el Irish Museum of Modern Art y como es lunes está cerrado, con lo que no nos pilla por sorpresa, pero por lo menos vemos el exterior del edificio entrando en su patio. 

Como ya hemos caminado lo suficiente por hoy, tomamos un taxi que nos encontramos en nuestro camino de vuelta.  
Mapa del recorrido y situación de los lugares mencionados: