12 de junio de 2012

España - Sierra de Francia - Monsagro - El Maillo - La Casa Baja - El Cabaco - Cereceda de la Sierra (Salamanca)


De la Casa Alta a la Casa Baja

Terminada la visita al Santuario de la Peña de Francia, emprendemos el camino de vuelta, y lo hacemos dando un rodeo por la Sierra de Francia. En el primer cruce de carreteras tomamos el desvío que conduce a Monsagro, y no por llegar al pueblo, del que no disponemos de información, sino por el hecho de atravesar parte de la sierra aunque sea en coche y no haciendo senderismo como le corresponde a este paisaje. 


Al principio la niebla nos acompaña pero poco a poco se va disipando y el sol comienza a brillar con esplendor. Llegamos a Monsagro y nos damos un pequeño paseo por el pequeño pueblo, encontrando primero la iglesia. Parece que la nave es una construcción original muy sencilla a la que se le ha añadido una vistosa torre en piedra, así como columnas del mismo material en el porche de entrada. 


Caminamos hasta la Plaza Mayor para ver la curiosa torre y su no menos curioso reloj del Ayuntamiento



La única manera de salir de Monsagro es volver hacia atrás, cada vez con el día más despejado, con lo que hubiera sido la oportunidad de intentar subir de nuevo al santuario por las vistas, pero las nubes seguían rodeando la cumbre, con lo que finalmente no lo hicimos. El paisaje no presenta grandes alturas, pero la extensión de verde produce paz, la poca circulación también, y además el conjunto idílico-bucólico lo completa una cabra hispánica saltando entre los árboles, pero en esta ocasión no se dejó fotografiar como el ciervo en el Parque Nacional de Cabañeros o las cabras en el barranco de Escalona


De todas formas la cima todavía seguía envuelta en nubes, con lo que posiblemente por algunos puntos cardinales la visión sería buena pero no totalmente, con lo que llegar hasta el santuario no nos hubiera asegurado las buenas vistas, y nosotros nos llevamos, de momento, el recuerdo de la casi soledad en nuestra visita, del halo misterioso y místico de la niebla, y de un paisaje nevado precioso, sin estar estropeado por las hordas de turistas que irían llegando al cabo del día.


De nuevo en el cruce de carreteras, ahora tomamos la que llega a la localidad de El Maillo, donde casi nos pasamos de largo unas ruinas, pero aparte de ir con el ojo avizor hay que ser persistente en lo que se busca y quiere ver.


Entramos por lo que parece un camino, pero luego se desvía hacia el pueblo y no hacia las ruinas, afortunadamente nos encontramos con un caminante del pueblo que aparte de darnos conversación nos cuenta que si se puede llegar a las ruinas, pero no se puede entrar porque hace un año el complejo fue comprado y está pendiente de rehabilitación, supongo que para construir un complejo de hotel con todos los servicios posibles, pero la crisis ha llegado y seguro que de momento ha sido suficiente con haber realizado la inversión de la compra. 

Las ruinas se tratan de la llamada Casa Baja o Monasterio Bajo de Nuestra Señora de la Peña de Francia, construida entre los siglos XV y XVIII. 


Es un convento fundado por los dominicos como residencia secundaria de la comunidad encargada de la custodia del Santuario de la Peña de Francia, que se trasladaba a él cuando los rigores del invierno (y hoy hemos padecido los de la primavera invernal, lo que nos hace comprender mejor la teoría) impedía la permanencia en él. El resto del año servía como almacén de alimentos y provisiones. 

El cenobio fue desalojado tras la Desamortización del siglo XIX, y por eso se encuentra en el estado ruinoso que podemos ver. 

Sobre la puerta de entrada al convento destaca el escudo de los dominicos. 



Por un agujero entre las piedras del muro intentamos ver lo que hay dentro, para intuir el claustro gótico o las dependencias así como su estado, pero la altura no es accesible a nuestros ojos si no trasladamos piedras para subirnos, y esto sería intromisión, así que lo único posible es colocar el objetivo de la cámara y esperar a lo que se ve, que es casi nada.


Si el estado interior es todo así, se va a necesitar tiempo y dinero para realizar la rehabilitación del complejo monacal, pero merecerá la pena, sobre todo si se hace con gusto. 

La iglesia parece que se conserva en mejor estado, por los menos todos sus muros exteriores parecen permanecer en pie. En la fachada destaca un escudo, mucho más ostentoso que el anterior, de los dominicos, con la concha de peregrino en la parte inferior. 



Caminamos un poco por el sendero que bordea la muralla exterior del convento por si bajara en altura y pudiéramos echar una visual más completa, pero tras un corto trecho desistimos ante el posible resultado sin fruto; con un tiempo menos ajustado posiblemente lo hubiéramos intentado, pero todavía teníamos muchas localidades pendientes por conocer. 


Volvemos hacia el coche, de nuevo satisfechos por las sorpresas que nos va deparando la zona, a pesar de sus cerramientos y de su tiempo inclemente. 


La siguiente parada la realizamos en la localidad de El Cabaco, donde es destacable su Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con pequeño pórtico por un lado. 


Y un pórtico más grande por el otro; destacando de nuevo la torre almenada con balcón. 



A cada lado de las fachadas de la iglesia hay una plaza, que es como dos plazas en una, ejerciendo de punto central la iglesia. 

La siguiente población es la que hacemos un alto, es la pequeña, tranquila y algo abandonada por la emigración principalmente, Cereceda de la Sierra, con su Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, llamando la atención de los pocos habitantes que vimos estos dos turistas locos que se pierden por estos pueblos. 


Por la carretera de salida vemos un puente de piedra, supuestamente romano, pero no fue posible pararnos a hacer la foto, hay que ser respetuosos con las señales de tráfico por seguridad ajena y propia, y hay fotos que se recuerdan en la memoria.