2 de marzo de 2017

EEUU - Grand Canyon - Rim Trail - Kolb Studio - Lookout Studio - Hotel El Tovar - Verkamp's Visitor Center - Hopi House



Tras los pasos de Colter y el atardecer

El Gran Cañón, uno de los mayores atractivos turísticos del suroeste estadounidense, es también una de las mayores maravillas naturales del mundo, así que antes de empezar a visitarle vamos a conocerle un poco mejor en datos Declarado Patrimonio de la Humanidad, ocupa 4.930 km2, cañón que comienza donde el río Paria desemboca en el río Colorado. Tiene dos entradas, una en North Rim (cerrada en invierno) y otra en South Rim, donde estamos nosotros.  


El cañón atraviesa el Grand Canyon National Park (parque declarado en 1919) y tiene 349 km de longitud, entre 6 y 29 km de anchura y más de 1.500 m de profundidad. Desde el sur de Utah hasta el norte de Arizona, el río Colorado ha tallado un sinuoso lecho por la roca a veces blanda, a veces dura (lo que explica sus numerosos meandros). Su proceso de formación ha durado 6 millones de años, durante los cuales las rápidas aguas del río Colorado se han abierto paso a través de la Colorado Plateau (meseta del Colorado). Las peculiaridades geológicas de esta meseta han determinado el curso del río y sus vastos desfiladeros están rodeados por rocas calizas, areniscas y esquistos de diferentes colores. 


Antes de 1963, fecha de la construcción de la presa de Glen Canyon, el río arrastraba 500.000 toneladas de arena diarias. Según los geólogos desde hace 2.000 millones de años, el territorio del Grand Canyon ha visto pasar varios mares, desiertos y montañas tan altas como el Himalaya. La arena que se encuentra por todas partes es esencialmente marina. 


En el mesozoico, al final de la era secundaria, bajo la presión de las placas continentales, la llanura del Colorado fue elevándose poco a poco para terminar formando la planicie o meseta, que luego se fue inclinando mientras las Montañas Rocosas surgían más al este. Cuanto más baja la planicie, más capas geológicas se encuentran, la más antigua, la del fondo, se remonta a 1700 millones de años, por este motivo se dice que el cañón es una formación geológica única, en la que se pueden leer resumidamente dos quintas partes de la historia de la Tierra.


A raíz de las considerables diferencias de altitud que se han ido produciendo con el tiempo, cinco de las siete grandes zonas climáticas se encuentran aquí, de abajo arriba. Así pues, hacia los 1000 m, al fondo del desfiladero, las plantas cactáceas indican un clima subtropical seco. A 1200 m, aunque siga dominando el calor, se nota una influencia templada, con robles y caobas. Más arriba crecen pinos, y, finalmente, hacia los 2500 m se extiende una zona climática de tipo canadiense, con bosques de pinos y abetos, sobre todo en la ribera norte. Todo ello propicia una gran biodiversidad: se han catalogado 1.500 especies de plantas, 305 de aves y 76 de mamíferos; los animales que más se verán son las ardillas, y también son bastante comunes los gamos (mule deers). 


La profundidad del cañón se debe al río Colorado, que cambió de curso hace cuatro millones de años, pero la anchura y las formaciones rocosas son obra de otras fuerzas. El viento erosiona la piedra caliza y arenisca, y la lluvia abre nuevos cañones laterales al deshacer la roca más blanda. El agua de la lluvia y el deshielo se acumula en las grietas de la roca y cuando se hiela rompe las paredes del cañón. Las capas más blandas forman rápidamente paredes inclinadas, mientras que las más duras resisten la erosión dejando elevadas paredes verticales.

Con esta información el gran cañón no parece solo un río y unas piedras, es casi como una enciclopedia grandiosa, y hasta un ser vivo. 


La primera visión que nosotros tenemos del Gran Cañón del Colorado es junto al Angel Bright Lodge, con la que te quedas obnubilado, fascinado, impresionado, atrapado… es increíblemente bello e increíblemente grandioso, mucho más que en las fotografías, mucho más que en nuestra imaginación o en nuestros sueños. 





Junto al precipicio del cañón hay un sendero, Rim Trail, por el que caminamos con mucho cuidado, ya que se encontraba cubierto de placas de hielo o de nieve compactada, lo que podía significar patinazo seguro. También vemos, desgraciadamente, que un sendero que baja hacia el cañón, Bright Angel Trail, está cubierto igualmente de hielo, por lo que desistimos de intentar bajar hoy o cualquier otro día, como era nuestra intención aunque lógicamente hubiera sido un tramo pequeño el que hubiéramos recorrido para sentir la inmensidad del cañón y llenarnos de naturaleza y emoción, que no pretendíamos darnos una paliza caminando. 


En este sendero van surgiendo diferentes construcciones realizadas por Mary Elizabeth Jane Colter para la Fred Harvey Company, cuyo primer trabajo para esta compañía lo realizó en Alburquerque, el Hotel Alvarado. Su filosofía de construcción era integrar las nuevas estructuras en el estilo rústico de la zona, usando principalmente madera y piedra. En el interior, la decoración incluía detalles como telarañas u hollín en las chimeneas, para con ellos dar una apariencia más real y más antigua (aunque lo de las telarañas da más sensación de abandono). 


En primer lugar, Kolb Studio, una casa de madera colgada de la pared del precipicio. Los hermanos Kolb se instalaron aquí en 1904 y empezaron a fotografiar sistemáticamente todo lo que veían, especialmente a los muleros locales y a los visitantes. En la actualidad es una oficina de información, librería especializada en el Grand Canyon y tienda de recuerdos. En su interior se exhiben algunos objetos relacionados con la fotografía y por supuesto, fotografías; pero solo entramos y salimos rápidamente una vez pensando que lo volveríamos a hacer con más calma, con lo que nos ha quedado pendiente su visita a fondo. 





No entramos porque por la hora no estábamos para visitas y sobre todo porque lo que nos tiene atrapados es el atardecer sobre las rocas del gran cañón. 

  

  




El siguiente edificio es el Lookout Studio, una casita de piedra construida en 1914 como tienda de recuerdos y souvenirs, que sigue ejerciendo como tal. 





La primera tarde que llegamos hasta ella ya había cerrado sus puertas, pero al día siguiente si entramos, ya que en sus cristales nos habían llamado la atención unas preciosas imágenes decorativas, representando símbolos indígenas, y decidimos que los queríamos tanto para regalar como para decoración en casa. 


Una de estas figuras es de Kokopelli, el dios de la fertilidad en la mitología de los indios Hopi, además de ser curandero y cuenta cuentos. Su figura se ha encontrado en pinturas y grabados en piedras y rocas del sudoeste americano. Se dice que viajaba de aldea en aldea con el cambio de invierno a primavera, derritiendo las nieves y trayendo la lluvia para propiciar las cosechas -la joroba de la espalda representa los sacos de semillas-. La llegada de Kokopelli y el cambio estacional era acompañado por el sonido de su flauta, sonido que cuando lo escucharan incitaría a bailar y cantar durante toda la noche, y así, con la alegría, a la mañana siguiente las mujeres estarían embarazadas (hasta las vírgenes y solteras...).


Hay otra versión en la que Kokopelli es una diosa que no conocía el amor, y un día, en uno de sus viajes, se encontró con Trully (traducido por lobo solitario), otro viajero, y entre ellos se produjo el flechazo, pero Kokopelli tuvo que marcharse y dejarle, y desde entonces a él se le puede ver como la silueta de un lobo en los riscos aullando a la luna, donde vive ella, que le contesta con el hermoso sonido de su flauta. Esta es la versión romántica. 


Sea como fuera, hoy es un símbolo de bienvenida en las casas de los nativos americanos. 


                                                    Fuente: jamendo.com


Volvamos al edificio, Lookout Studio tiene una pequeña terraza o mirador sobre el cañón, que no ofrece mejores vistas que el propio sendero, pero que aprovechamos todo aquel que pasamos por allí. 




Seguimos con el espectáculo del atardecer, y seguimos encantados y felices, llenos de paz, y de frío, porque al ir desapareciendo el sol, poco a poco se nota más el gélido clima. 






A continuación el sendero pasa por la parte trasera del Angel Bright Lodge, pasando junto a uno de sus restaurantes, Arizona Room, y más adelante hay dos alojamientos más, Thunderbird Lodge y Kachina Lodge, hasta llegar al hotel El Tovar, inaugurado en 1905, que toma el nombre de los exploradores españoles que llegaron a la garganta en 1540, que consideramos en un primer momento como alojamiento, pero es que la cabaña en la que estamos alojados tenía el tirón romántico de la soledad y la independencia.




Para la construcción del hotel se contrató al arquitecto Charles Whittlesey, que se inspiró en los chalets suizos y noruegos. Para su época, contó con lujos como agua corriente y fría, un sistema de alcantarillado séptico, luz eléctrica, barbería, incluso tuvo su propia vaquería para ofrecer leche fresca. Todo ello hizo que se le nombrara como el hotel más lujoso al oeste del río Mississippi. Por supuesto, gestionado por la Fred Harvey Company




El interior del hotel está decorado de Navidad, así que la madera acompañado de esta decoración con sus luces tiene un ambiente muy acogedor. Como era de suponer, el trajín en su interior es tremendo, tanto de clientes como de visitantes, es un flujo continuo de gente, con mucho barullo.





Para la segunda noche que pasamos en el Grand Canyon reservamos una mesa para cenar, no sin ciertas dificultades, ya que la teníamos a una hora y nos llamaron para adelantarla, cosa que nos vino bien pero nos hizo correr después de un día ajetreado. 




El cansancio que tenemos es superior a nuestro hambre, lo que tenemos ganas es de descansar aunque no sea dormir, pero realmente los ojos se nos van cerrando poco a poco, y a punto estamos de quedarnos traspuestos, así que pedimos un plato para cada uno, que es contundente y no nos quedamos con hambre. Un entrecot y una pasta picante con pollo. 





Tras este salto temporal y gastronómico, continuamos el paseo por el Rim Trail, pasado el hotel está el Verkamp’s Visitor Center, que ejerce como puesto de información y como tienda, donde intentamos comprar unos crampones para intentar bajar por el sendero helado con más seguridad, pero visto el pavimento de los senderos, las tallas más comunes se habían agotado. De su aspecto exterior no tenemos fotos, por la noche no salía nada, y por el día se nos olvidó. 


En 1898 John G. Verkamp abrió una curiosa tienda de campaña para vender artesanías indígenas y otros objetos de la Babbitt Brother’s Trading Company de Flagstaff, pero debido a que no había mucho negocio abandonó el Gran Cañón. Con la llegada del tren en 1905, en 1906 volvió a construir una tienda, ahora ya una construcción de verdad, que ha pertenecido a la familia hasta 2008, fecha en la que el National Park Service adquirió el contrato de concesión y reconvirtió la tienda en un centro de visitantes, aunque también tiene su parte de tienda. La planta superior era el hogar de la familia Verkamp. 




Dado que ya era noche cerrada, al día siguiente continuamos la parte del sendero que nos había faltado, de modo que tenemos vistas y fotografías diurnas del cañón en esta parte. 




Entre el hotel El Tovar y el Verkamp’s Visitor Center hay otra construcción, que por la noche ni vimos, Hopi House, construida en 1905 por Mary E.J. Colter con la ayuda de artesanos hopi, siendo su primer edificio en esta zona. Presenta techos bajos y puertas pequeñas. Alberga una estupenda tienda de regalos donde puedes salir cargada de artículos de todo tipo, muchos de ellos realizados por nativos indígenas. 




Rim Trail continúa su recorrido hacia el este (en coche por la Desert View Drive),  y hacia el oeste desde donde hemos empezado el recorrido, con una sucesión de maravillosos miradores al gran cañón (en coche por la Hermit Road) pero de momento aquí lo dejamos. 


 Un mapa del sendero y sus puntos de interés.