10 de diciembre de 2012

Corea del Sur - Jeju-do - Museo Haenyeo - Playa Ilchulbong



Aprendiendo de las mujeres

En la isla de Jeju-do las mujeres han sido las cabezas de familia, las que trabajaban y sacaban adelante el hogar, y en especial, se han hecho famosas en todo el mundo las mujeres haenyeo, mujeres que bucean a pulmón en busca de erizos, almejas, mariscos, pulpos y crustáceos de los fondos marinos y que sólo existen en esta isla y en Japón. 

Cuando se lee algo sobre estas mujeres impresiona, así que lo mejor es acudir primero a saber más de ellas en el Museo Haenyeo (1.100W), en los alrededores de la población Gujwa (mirar mapa), no muy lejos de la ya visitada cueva Manjanngul.


En el interior del museo hay reproducciones de las aldeas de pescadores, de las casas con los utensilios utilizadas en el hogar para cocinar o de la vida cotidiana en general.


Las cunas eran de bambú y se utilizaban para los niños de entre tres días y tres años. Cuando las mujeres salían a trabajar, bien al campo o al mar, los cargaban en estas cunas en sus espaldas, y dentro de casa la mujer mientras atendía sus labores los acunaban con un pie (que las mujeres seámos multitarea es de lo más normal en todos los países y todas las civilizaciones).


Hay reproducciones de las comidas, donde por supuesto no falta el kimchi


Hay dioramas de las aldeas de pescadores: sus casas, sus barcos de pesca, y de sus actividades cotidianas en la agricultura o en el mar. 


Se puede ver una interesante y estupenda colección de fotografías antiguas, en las que están estas increíbles mujeres haenyeo, cargadas con sus aparejos dirigiéndose a su trabajo con sus antiguos uniformes de faena, que serían cómodos y adaptados a las telas que usaban, pero para bajar a pulmón al mar precisamente calientes no eran. 




Con la llegada de nuevas prendas las mujeres haenyeo se modernizaron utilizando el neopreno. 

También se las representa en figuras para ver de manera más eficaz sus trajes y aparejos, como las boyas de calabaza para marcar su posición en el mar. 





En maquetas se reproduce su trabajo de gran esfuerzo, apoyadas por barcas de madera conducidas por hombres; normalmente los hombres arriba y las mujeres abajo del mar. Antes de salir a faenar realizaban un rito chamánico al dios Yo-wang para que protegiera a las mujeres y garantizara una pesca abundante. 


También hay barcas y aparejos de pesca en general en el museo.



Hay conchas del famoso abulón con sus bonitos colores verdeazulados, pero será un molusco que no volveré a intentar comer jamás (aunque nunca se debe decir nunca). 


Haenyeo ha sido una práctica para generaciones alrededor de las aguas de la isla de Jeju-do, frente a las costas de Japón y China, pero en los últimos años el número de mujeres que lo practican ha descendido ya que las hijas no han continuado con la tradición (el trabajo parece mucho y la recompensa no creo que se estime en el precio adecuado). En la década de 1950 en la isla trabajaban casi 30.000 mujeres y actualmente su número no llega a 3.000. 


Las mujeres haenyeo también fueron un punto de referencia histórico en Corea al llevar a cabo una campaña contra la explotación japonesa y luchar por sus derechos en enero de 1932, siendo el único movimiento liderado por mujeres. 

Ya que hemos aprendido sobre estas maravillosas mujeres lo mejor es ir a conocerlas in situ ejerciendo su labor en el mar. Todos los días hacen una exhibición en la playa de Ilchulbong, una pequeña playa situada en la base del pico Seongsan Ilchubong (mirar mapa). 


Antes de salir a pescar y demostrar su técnica y sus habilidades realizan un canto y aunque no suenan bien en melodía suenan bien por cómo lo hacen, el ambiente, la situación, las ganas de verlas.


Todas son mayores (más de sesenta años por regla general), hay una más joven y se nota claramente por su piel, sus labios pintados, sus pendientes. Creo que la de la derecha de la fotografía tiene ¡83 años!, cuarteados en su piel de sol y de sal marina.


Allá se van, el mar es su amigo y el medio en el que se manejan nunca mejor dicho como pez en el agua, y eso que no se las ve grandes nadadoras pero sí bien su técnica no será la mejor si la aplican con la sabiduría de la práctica y los años. 



Tras un rato sale una de ellas, la más mayor, con un pulpo entre sus manos y todos la aplaudimos. 


La muje sale airosa con su captura, un pequeño pulpo. 


La mujer deja a los turistas coger el pulpo y fotografiarse con ambos. Yo lo hice y tengo las fotografías que atestiguan el momento, pero al igual que en otros momentos con  cocodrilos, serpientes y lagartos no he tenido decoro en demostrar mi miedo, en esta ocasión no he salido con mi mejor cara (si es que tengo alguna mejor), así que os dejo a vuestra imaginación este momento, que como ya se puede suponer no tuvo nada de glorioso. La sensación es que el pulpo se te agarra pegando las ventosas de sus patas con una fuerza increíble a la mano, con lo que más que miedo era repulsión y el susto inicial al ser "succionada". 

El buceo que realizan estas mujeres no tiene nada que ver con el que yo intenté realizar con bombona en la preciosa Gran Barrera de Coral en Australia.  

Justo al lado de la playa hay un restaurante regentado por estas mujeres donde se puede disfrutar de una comida marina de lo más fresca, de la mar al plato. 

En la playa, sobre la base del pico o volcán Seongsan Ilchulbong se pueden ver los depósitos de ceniza (llamada también tephra), que son expulsados y luego caen al suelo, pudiendo ser transportados por los gases calientes y el vapor a lo largo de la superficie terrestre, tal cual si fuera una tormenta de arena en el desierto, quedando depositados en formas de capas. Siempre hay lugar para aprender más de la vida y la naturaleza, en este caso de geología, aunque me da que será de esas nociones que se pierdan entre mis neuronas.