19 de junio de 2019

Botswana - Parque Nacional de Chobe - Paisajes

La magia de la naturaleza

Un safari en África, en nuestra ocasión en Botswana, te da la oportunidad de ver a los animales un su hábitat natural, ya sean los mamíferos -por supuesto que todos queremos ver a los Big Five, los Cinco Grandes- o las aves; pero lo que no te deja indiferente y te deja perplejo y completamente anonadado son sus increíbles paisajes, con o sin animales, haciendo uso de una frase de un anuncio que en estos momentos está de actualidad, "estoy in love con África". 

Nuestro primer baobab, que no será el más bonito pero para nosotros resultó muy especial, y por supuesto nos ha abierto el apetito, por lo que queremos más.


El mismo baobab al atardecer adquiere una nueva visión, unas nuevas formas, uns nuevas sombras, aunque por supuesto es inamovible, como lo es el nido que cuelga de una de sus ramas. 


Cuando la vegetación, ya sea en su verde o sus árboles pelados o muertos, se junta con el agua del río, se tiene una visión casi de cuento. 


Hay momentos en que parece que todo ha sido asolado, como una maldita premonición del mundo que nos espera si no cuidamos YA del planeta Tierra. 


Cuando en los árboles se ven buitres posados, lo más normal es que no muy lejos hay un cadáver de un animal, que normalmente está siendo custodiado por manadas de leones, hasta que terminan con él y dejan paso a los carroñeros, que no solo son los buitres, también están los marabúes, las hienas y los chacales, todos ellos esperan su turno o intentan colarse entre los leones. 


Los buitres con los colores del atardecer parecen una postal de Halloween. 


La bruma en el horizonte ofrece una visión casi fantasmagórica, y estás deseando que de esa neblina salgan los animales, como si de un truco de magia se tratara. 



Una de las postales más bonitas es cuando tienes la suerte de ver el cruce por el río de los elefantes, no te importa nada el tiempo que pasas sentado en el coche viendo la escena, es un auténtico disfrute. 



Los paisajes son tan embacaudores que por fortuna vamos con un guía-tracker, porque haciendo el viaje por nuestra cuenta no seríamos capaces de ver casi nada, a cada momento pararíamos a disfrutar de los paisajes y a consumir las tarjetas de las cámaras. 



Si te encuentras con un grupo de jirafas que se dirigen al río a beber agua, después de haberse alimentado en los árboles cercanos, es como estar en un maravilloso documental. 


Y si lo que distingues son siluetas de aves, pues también lo disfrutas, aunque no sepas sus nombres. 


El amanecer yendo de safari a las 7.30 de la mañana recompensa el madrugón. 



Si al amanecer le unimos una inmensa manada de búfalos y una bruma lejana, de nuevo tenemos una vista maravillosa. 


Al final del día, cuando se termina el safari y volvemos al campamento, todos estamos pendientes del atardecer, en los coches las exclamaciones de admiración son tremendas, con el juego de luces, sombras y reflejos. 







Uno de los más bellos momentos era el atardecer con el paso junto al río de los elefantes, con bellas estampas y siluetas como de recortables. 



El gran farol rojo en el que poco a poco se convierte el sol es completamente hipnótico, y si se pudiera robar, a buen seguro que me lo tendría que pensar muy mucho para no hacerlo. Y ¡ojo al reflejo del sol en el agua!, que eso sí que es un farolillo japonés en toda regla.




Si al atardecer le añades la silueta de una jirafa, tienes de nuevo la postal perfecta. 


Nada más que decir, solo que espero que hayáis disfrutado con estas imágenes, tanto como nosotros lo hicimos y lo seguimos haciendo.