13 de diciembre de 2013

Chile - Altiplano chileno - Lagunas altiplánicas Miscanti y Miñiques



En el altiplano chileno

Desde la laguna Chaxa seguimos en dirección sur, vamos ascendiendo en altura, lo que me produce la inseguridad de si nos afectará (más bien si me afectará, que puestos a pillar algo parece que siempre estoy dispuesta), de momento no hemos tenido ningún síntoma pero esto no quiere decir nada. La cordillera nevada es nuestro telón de fondo, al tiempo que nuestra realidad de que en el desierto hace frío.




Hacemos la primera parada, que al tiempo que paisajística es también una fisiológica, y como son varias las minivan que llegan, aunque no tantas como en otros lugares del desierto y del salar, la cola que se forma ante los baños es considerable, pero es que es el único lugar para hacerlo... que al aire libre es contaminación medioambiental.


Las piedras y rocas salinas al ir ascendiendo han dado a un paso a la vegetación de coirón, un matorral que nos acerca a las películas de vaqueros y sus bolas de vegetación seca “corriendo” por la calle donde va a tener el duelo o el encuentro entre buenos y malos.




El coirón o paja brava es una especie vegetal perenne, que se desarrolla en suelos de tipo arenoso, en relieves de escasa pendiente y  en extensas planicies. Sus poblaciones son parte fundamental de los “pajonales” altoandinos del Altiplano. Esta planta también la vimos en Nueva Zelanda, y nos llamó la atención allí, porque la asociamos a terrenos áridos y este país es la explosión del verde.




Estamos en el altiplano chileno, donde hay lagos de aguas cristalinas y dulces, a los pies de las cumbres nevadas de las montañas de los Andes, las lagunas altiplánicas (mirar mapa de localización), que forman parte de la Reserva Nacional Los Flamencos.

Hace millones de años el paisaje aquí era muy distinto, las aguas provenientes de la alta cordillera discurrían libremente frente a los volcanes Miscanti y Miñiques, bajando hasta el Salar de Atacama, camino en el cual se generaba un pequeño río con riberas compuestas de bofedales (humedales) y fauna local. Hace menos de un millón de años, una erupción del volcán Miñiques interrumpió el avance de las aguas, las cuales comenzaron a estancarse, producto del cambio geomorfológico del sector, formándose las lagunas. 

La primera laguna que vemos es la laguna Miscanti (se paga a la comunidad atacameña el acceso pero no sé el coste porque estaba incluido en la excursión), con forma de corazón y bajo el volcán Miscanti (5.622 m).



Marcelo aparca la minivan y Osvaldo nos da el consejo de ir lentamente hacia la laguna, que no nos apresuremos por llegar, que así es como el cuerpo y la cabeza sienten el mal de altura, porque el esfuerzo físico es lo que lo produce. El mal de altura, soroche o apunamiento se debe a la falta de oxígeno por la altitud, y por eso recomiendan no comer mucho, porque si el oxígeno se concentra en el estómago para hacer la digestión, éste faltará en el riego de la cabeza. Se suele presentar a cotas a partir de los 2.400-2.500 metros sobre el nivel del mar y estamos a 4.120 metros. Afortunadamente no sentimos nada, nadie en nuestro grupo siente nada, entre los que hay mayoría de chilenos haciendo turismo patrio. 




De flora, el ya familiar coirón, y de fauna, unas bonitas vicuñas, a las que todos miramos y fotografiamos entusiasmados, y es que ¡somos como niños! 



La vicuña es un camélido silvestre, de menor tamaño que la llama, a la que vimos en "cautividad" en Toconao. Su pelaje es castaño color canela y el pecho blanquecino, y con su fina lana se tejen ponchos. Su gestación dura once meses, por lo que sus poblaciones aumentan muy lentamente, y por ello su caza está prohibida, lo que ha permitido aumentar considerablemente el número de ejemplares. ¡Qué bonitas son! (y bonitos que no diferencio el sexo)
 



Caminamos hacia la laguna y de nuevo, porque a cada paisaje que encontramos nos ocurre, nos quedamos atrapados ante la belleza natural; tan poco, tan grande; tan sencillo, tan inmenso. ¡Ah!, y por si os preguntáis si hacía frío, sí que lo hacía, en algunos lugares la laguna estaba congelada, y a pesar del sol el ambiente era de frío, y en invierno se puede llegar a los 30ºC bajo cero.

La laguna abarca 15 km2 y se suministra de infiltraciones de agua de lluvia de tipo subterráneo y termal.  La laguna tiene forma de corazón, y sí, mirando e imaginando se puede ver su forma.







En los alrededores de la laguna volvemos a encontrarnos con lindas vicuñas, estos son sus dominios y nosotros los intrusos. 



Subimos a la minivan, y es que supongo que aparte de no cansarnos con el ejercicio físico y evitar el posible mal de altura, si el camino lo hacemos a pie tardaremos más, no por ser un gran recorrido, sino por la dispersión que se puede producir en el pequeño grupo, cada uno mirando hacia un lado. 

Cercana a la laguna Miscanti (izquierda), se encuentra la laguna Miñiques (derecha), a 4.115 m de altitud; Miñiques recibe aporte de agua de la laguna Miscanti. Entre ambas lagunas se encuentra el volcán Miñiques (5.910 m). 



La laguna Miñiques es más pequeña que la Miscanti, y en ella hay patos y gaviotas andinas nadando y alimentándose, también es el hábitat donde anida el flamenco andino, y  en las riberas de las lagunas existen los llamados corredores biológicos, por los que transitan las vicuñas, por lo que para mantener preservado este hábitat no nos podemos acercar hasta la orilla, además tenemos la vista encima de los guarda parques, que aparte de cobrar entrada y custodiar los baños públicos, su labor principal es la de parar a los turistas desaprensivos.