21 de julio de 2014

Irlanda - Dublín - Memorial Park

Un parque bucólico



Al norte de la cárcel de Kilmainham Gaol se encuentra el Memorial Park, un jardín diseñado por el arquitecto Sir Edwin Lutyens en conmemoración de los 49.000 soldados irlandeses muertos en la Primera Guerra Mundial. Nosotros llegamos hasta él por un camino que me parece que es poco convencional, pero fue el que fuimos capaces de encontrar: de Inchicore Road, la calle de la cárcel, tomamos la perpendicular South Circular Road, y guiándonos por la masa verde que veíamos al fondo entramos por una calle donde hay una fábrica de granito y encontramos la puerta que conducía a este camino de entrada, que ya promete por su tranquilidad y serenidad verde. 
Caminamos hasta el templete que se divisa al fondo y no sé si podéis sentir el frío que teníamos, y es que la humedad del césped contribuye a sentirte congelada. Y lo que parecía a primera vista que no estaba lejos fue una interesante caminata, supongo que se hizo más larga por ese frío helador. Desde  el templete vemos una cruz al fondo del camino. 

Nos vamos guiando por los elementos que nos vamos encontrado, primero por el templete, y ahora por la cruz, a la que nos dirigimos, llegando a una explanada de césped muy verde, de gran belleza, tranquilidad y paz, con una placa de piedra conmemorativa y una fuente a cada lado.

La capa exterior del agua de las fuentes está congelada, menos por el único sitio donde cae el agua rompiendo el hielo que se quiere formar en su superficie.

Alrededor de la explanada verde hay unas construcciones, que con su aspecto invernal llaman mucho nuestra atención.

Estos edificios están comunicados por pasillos de los que cuelga la vegetación seca, lo que le da un aspecto bucólico muy particular, aunque en primavera tiene que tener otro encanto, verde y misterio. Parece que los edificios son una especie de "bibliotecas", donde se encuentran unos manuscritos ilustrados por Harry Clarke con los nombres de todos los soldados a los que se dedica el parque, que por supuesto estaban cerrados a cal y canto. 
Por unas escaleras se llega a un jardín, seco naturalmente, donde sorprende ver algunas rosas luchando por sobrevivir en esta época del año. 
Un parque que sin saber que nos eperaba cuando nos dirigíamos hacia él nos encantó,  recóndito del bullicio de la ciudad, y al que visitar nuevamente en primavera para tener imágenes coloridas. 

Situación del parque: