12 de enero de 2011

Vietnam - Hué (3) - Tumbas imperiales


Vida cotidiana y muertes imperiales

No creo que Hieu lo hiciera conscientemente, más que nada nos llevaría a la siguiente visita por una cuestión de tiempo y espacio, pero realmente quedo como tenía que ser, un golpe de realidad, de la majestuosidad imperial al mercado de Dong Ba, donde nos avisa que tengamos cuidado con nuestras pertenencias, que él no puede estar pendiente de ello (normal) y comienza a adentrarse en esta nueva vorágine de puestos.

Hieu compra rambutanes (chom chom) y nos ofrece, pero no solo eso, los parte él y nos los da ya abiertos. Esta es su apariencia interna, su sabor recuerda a la uva. 





Según compró la bolsa de rambutanes un niño se pegó a su pantalón, él le dio en varias ocasiones pero ya llegó un momento que dijo basta, y es que hasta para su solidaridad todo tiene un límite, y los vietnamitas hemos notado que son generosos entre ellos, por lo menos nuestros guías.  Algunos niños se nos acercan y nos piden dinero, aunque no es la tónica general en el país, debe existir alguna ley que lo prohíba hacer y más si es descaradamente. También nos vamos encontrando con personas minusválidas, con deformaciones en sus rostros…recuerdos terribles de la guerra, por las minas en el campo y las armas químicas. 

Este es el mangostán (mang cut). Su interior es parecido al rambután pero en lugar de ser una pelota entera es como una pelota en cuartos, y también blanco. Muy rico también. 










Es difícil hacer fotos, comer el rambután, tener cuidado donde pisas, seguir a Hieu, tener cuidado con el bolso…

Para mí ha sido el mercado más caótico de todos, el de Hanoi era el caos organizado (el interior e incluso el exterior), pero este es una locura de puestos y gente. 

Una visión desde el piso de arriba, donde se encuentran los tejidos. Una de las misiones de Hieu son las compras, nuestras compras, pero en un ambiente tan asfixiante no apetece pararse a comprar y preguntar, para ello siempre se necesita tiempo y sobre todo predisposición y nosotros no tenemos ninguna de las dos. En la foto hasta parece todo organizado y en calma, pero nada que ver con la realidad entre sus pasillos. 





En algún momento durante la mañana, cuando le voy preguntando a Hieu por su vida, por la vida del país en general, le pregunté por la música que ellos escuchaban, de la nacional, ya que no encontré en internet mucha información, y al salir se dirige a un puesto de cds piratas, empieza a mirarlos todos y al final (un rato largo) se decide por uno. Le pregunto cuánto es, ya que la negociación ha sido en vietnamita y en dongs, con lo que no nos hemos enterado de nada, y me dice que no, que es un regalo, yo le agradezco pero le digo que una cosa es invitar a fruta y otra cosa esto, pero él insiste. Yo no hago ni el intento de mirar el coste, no estarán  ni al precio de nuestros piratas pero el detalle le honra. 

La elección que hizo fue un dúo romanticón, Bang Kieu y Minh Tuyet, no sé si porque fui yo quien preguntó y si hubiera sido mi marido hubiera sido otro cd. 


En la minivan nos da el precio de las visitas extras que queremos hacer, aunque nos parece algo caro, no se sale demasiado del presupuesto que habíamos pensado, el regateo no nos va, es preferible decir no que comenzar un tira y afloja para nosotros, así que aceptamos, y notamos las miradas cómplices entre el conductor y Hieu, les hemos hecho felices.

En este momento improvisa más sobre la marcha, listo es un rato este joven guía, nos lleva a una de las visitas programadas, un pueblo (realmente una calle pequeña con una tienda grande y otras más pequeñas) dedicado a la fabricación de varillas de incienso y los típicos sombreros cónicos non la, que también reciben el nombre de non bai tho. Yo nunca había visto ni me había preguntado cómo se fabrica el incienso, y es una pasta húmeda que se enrolla fijándola al palo que la sostiene y luego se seca, curioso el procedimiento y la rapidez (que no es difícil) con la que lo realizan.



Si en algún lugar se puede y debe comprar el sombrero cónico es en Hué porque realizan sombreros poemas que se distinguen al ponerlos al trasluz, bien llevan escenas cotidianas o realmente un poema escrito en una hoja de papel de arroz que se introduce entre las varillas de bambú. Por un momento estuve tentada pero esto es un muerto que habrá que cargar durante todo el viaje, no se puede meter en la maleta para que no se rompa y realmente en Madrid no va a ser de mucha utilidad, solo decorativa y emocional por el recuerdo, pero tampoco tenemos tantas paredes libres como para buscarle el hueco ideal, así que al final no caemos en la tentación.

Pero si lo hacemos con el incienso en forma de espiral y con el bálsamo del tigre, que vale para todo, si te duele algo date bálsamo, aunque este bálsamo es de Asia en general y no de Vietnam en particular y seguro que en las tiendas de chinos de nuestras ciudades está a la venta.

La siguiente visita es una de las Tumbas Reales, que se encuentran todas a las afueras de la ciudad, entre 5 y 15 km al sur, a orillas del Río Perfume, por caminos de tierra en gran parte. Cada emperador Nguyen ordenó construir un lugar de retiro con palacios, pabellones, patios, estanques y jardines, pero no en cualquier pequeña extensión, ya habéis visto cómo se las gastaban estos emperadores en la Ciudadela. Tras su muerte estas construcciones pasaron a ser sus Mausoleos.

Aunque hubo 13 emperadores entre 1802 y 1945, solo 7 tuvieron su propio mausoleo, los demás murieron en el exilio o fueron enterrados con sus antecesores. Las siete tumbas se construyeron de acuerdo al phong thuy (viento y agua) o feng shui. Los geománticos de los emperadores situaron los edificios reales en lugares protegidos por montañas, con el viento soplando de forma saludable y cerca de una elevación que sirviera de barrera a los vientos malos (hasta después de la muerte hay que tomar buena posición).

Cada emperador impregnó su estilo a los palacios y jardines que ordenó construir, pero todos ellos siguen un patrón común: puerta de entrada, patio de Honor, Pabellón de la Estela, Templo y Camposanto, alineados a lo largo de un eje conocido como el Camino del Espíritu.

Nuestro primer  complejo será la tumba de Tu Duc (1848-1883), el emperador de más largo reinado de la dinastía Nguyen, que es considerado el último emperador de facto de Vietnam porque fue el último que gobernó con independencia.

Algo más de historia sobre él para conocerle y para conocer más sobre los hechos que todos conocemos (algunos como nosotros antes de viajar, bastante a la ligera): cerró el país al resto del mundo impidiendo cualquier intento de modernización y forzó la expulsión de los extranjeros, especialmente los pertenecientes a la comunidad cristiana, a los que perseguía, lo que le llevó a sufrir las iras de las potencias europeas y por lo que Francia intervino llegando a controlar Saigón. El avance de los franceses hacia el Norte junto a rebeliones internas en el ejército y la sociedad llevaron a Tu Duc a capitular y firmar la concesión del Sur de Vietnam a Francia como colonia, aceptando el estado de protectorado sobre el país. Por ello, para muchos vietnamitas es considerando como un traidor que vendió su país a Francia.

A pesar de los conflictos políticos en tantos frentes, Tu Duc vivía rodeado de lujos y tuvo 103 concubinas, pero no le valieron de nada porque murió sin descendencia (se dice que era estéril por haber contraído la viruela). Para construir el complejo asumió un elevado coste para el pueblo y fue necesario instaurar trabajos forzados para su finalización.

El complejo comprende unos 50 edificios (nos falta tiempo para tanta visita y tampoco sé cuántos quedan en pie visitables), que en un alarde de ironía sin parangón contenían en sus nombres la palabra “khiem”, que significa modestia. Para muchos es la tumba más elegante de Vietnam, pero dado el nivel que nos vamos a encontrar es posible que sea la más romántica y poética como parecía ser el emperador. Su tumba simboliza el lirismo.

Se entra por la Puerta de Vu Khiem


Por un corto paseo se llega al lago Luu Khiem, en cuyo centro se encuentra la isla de Tinh Khiem, donde el emperador practicaba la caza menor (a la derecha en la foto), que digo yo que mayor no podía ser por el tamaño de la isla.


Al fondo del lago se encuentra el Pabellón de Xung Khiem, con pilares sobre el agua, que era el lugar donde Tu Duc componía  y recitaba poesía para sus concubinas (¿así quería tener descendencia?, alguien tenía que haberle explicado algunas cositas). Para algunas escenas de la película Indochina se utilizó este pabellón. Para llegar a él hay un camino empedrado y un puente de piedra sobre el lago.


En el interior del pabellón no hay nada, las columnas y el suelo de madera, pero desde él se contempla el embarcadero en el lago y unas escaleras, que llevan a la puerta de Khiem Cung.


La puerta  da acceso al recinto imperial, un patio con varios edificios, uno de ellos es el templo de Hoa Khiem, donde residía el emperador y donde después de su muerte se rinde culto a él y a su esposa, enfrente el Palacio Luong Khiem, donde se rinde culto a la madre de Tu Duc.


Detrás del templo de Hoan Kiem (creo que se accedía desde el propio palacio pero lo tengo confuso) se halla el Teatro Minh Khiem, donde las concubinas representaban óperas, que es el teatro más antiguo de Vietnam y donde todavía se representan actuaciones de música tradicional.


Desde arriba se obtienen unas buenas vistas sobre el lago y el pabellón. 

 
Bajamos las escaleras y continuamos el camino pavimentado, que ya no está tan pavimentado, para ir a la necrópolis, dejando a nuestra derecha el pabellón.

Subiendo unas cortas escaleras se llega al Patio de Honor y la boca se nos abre. La impresión de encontrarte cara a cara con las estatuas de los mandarines, elefantes y caballos que formaban la guardia de honor del emperador te deja paralizada por la impresión, aunque sepas que están allí. Los mandarines son bien pequeñitos, supongo que por complejos de emperadores hasta en el más allá.


Desde este patio se sube al Pabellón de la Estela, con unas columnas en su interior decoradas con dragones azules. En el exterior, a los lados dos torres que representaban plumas para escribir o simbolizaban el poder del emperador. 


En su interior por supuesto una estela, la mayor de todo el país, que pesa unas 20 toneladas y en la que están grabados los logros y virtudes de Tu Duc. Normalmente el autor solía ser un sucesor del emperador pero haciendo caso al khiem (modestia) de todo el complejo, él mismo redactó la suya, ahí queda eso. Nos encontramos con un grupo pequeño de chinos leyendo los signos, que ellos pueden reconocer, y tocando con sus deditos por toda la estela. 

 
Por detrás del pabellón se continúa el paseo, bordeando un pequeño lago con forma de media luna, que está seco por completo.


Y se llega al sepulcro, cosa que hacemos nosotros bajo una lluvia tremenda que empezó a descargar. Está el sepulcro pero realmente Tu Duc no está enterrado allí y el lugar donde se encuentra es un secreto, ya que supuestamente se le enterró con un gran tesoro. Los 200 sirvientes que lo enterraron fueron decapitados para preservarle de profanaciones y saqueos.


Las tumbas de la esposa de Tu Duc y un hijo adoptivo también se encuentran en este recinto, pero éstas no las vimos.

La lluvia es cada vez más fuerte, parece que el lago de la media luna tan seco se puede llenar a este ritmo pluviométrico. 

Esperamos más de veinte minutos para ver si para un poco, pero esto es una tontería, podemos pasarnos toda la tarde allí refugiados sin hacer nada, así que lo consulto con mi marido y le decimos a Hieu que si no le importa mojarse un poco. Mi marido lleva un paraguas, que ellos lo utilicen, sobre todo para la cámara, y a mí que me empape la lluvia, que me va a venir de maravilla, aunque con ello desaparezcan las cremas. Aquí Hieu ya comienza a pensar seriamente que estoy como una soberana cabra. Pero ni la lluvia ni la nieve ni el frío son frenos para el turista, son pequeños hándicaps, y si nos quedamos allí ya hemos terminado el día y todavía quedan los extras por visitar, que hasta el momento todo han sido visitas programadas, incluida esta tumba.

Hieu acepta la salida del recinto con estos dos locos pero en uno de los puestos se para y compra tres chubasqueros de emergencia (los vendedores están a todo y en época de lluvias no pueden faltar), blancos con lunares, de lo más fashion. Nosotros intentamos pagarlos pero nada, que este chico tiene sus propias ideas y buenas maneras de tratar al cliente.

La comida de hoy es en el hotel, le comentamos a Hieu que para aprovechar mejor el tiempo podemos comer donde coman ellos normalmente, incluso en puestos de la calle, por supuesto pagando la comida nosotros, pero lo que no nos asustaba a nosotros sí le asustaba a él, que la comida nos sentará mal por aquello de que el occidental tiene el estómago más delicado ante la higiene y el uso de especies, con lo que acabamos en el restaurante del hotel. 

Seguimos aumentando la colección de marcas de cerveza, y la Huda Beer  de hoy es la que más nos ha gustado, aunque por desgracia fue el único sitio donde la encontramos.

La verdad es que comemos rápido, hemos quedado en unos 45 minutos más o menos pero en media hora estamos preparados. El guía y el chófer comen en la parte de abajo del restaurante, y este es uno de los detalles que entiendo pero que no comparto del todo, parece que es una norma, los clientes por un lado, los guías por otro. En Japón y Nueva Zelanda nuestros guías comían con nosotros, los hacían más cercanos, otra cosa es que el guía no quiera por mantener su rato de intimidad y libertad, que me parece de lo más normal, pero otra cosa es que sea por una cuestión de “clases”, que es lo que me parece que es.

Ya estamos preparados para continuar con las visitas extras y lo seguimos haciendo bajo la lluvia, que hace que el camino de tierra por el que circulemos sea más barro y hasta me pregunte si lo estamos haciendo bien o nos vamos a quedar encallados, pero confiamos en nuestro guía y nuestro conductor, que si ellos lo vieran mal quiero creer que no nos llevarían a pesar de que esto no nos hubiera gustado mucho la verdad.

La primera parada de la tarde es en la tumba de Minh Mang (1820-1841), el segundo emperador de la dinastía Nguyen. Se aisló de Occidente, rechazó acuerdos de comercio con países europeos e incluso llegó a negar el desembarco en Vietnam, preservó las doctrinas confucionistas y ordenó expulsar a los misioneros cristianos, tal cual hizo Tu Duc posteriormente. 

La tumba fue planificada en vida del emperador y fue construida por su sucesor, siendo la que se mantiene más fiel al modelo del Camino del Espíritu. Consta de unos cuarenta edificios (si es que no se quedaban cortos). Su tumba simboliza la Solemnidad. 

La lluvia no nos da tregua aunque ya no con la fuerza de antes. Al igual que en la tumba de Tu Duc también hay un lago, de mayor extensión, al que bordeamos un poco, y aquí o no hay pabellón de recreo o nos lo saltamos o está en muy mal estado.


Para acceder a la tumba se construyeron tres puertas, la central, la Gran Puerta Roja, se cerró cuando el cuerpo de Minh Mang la cruzó y ahora las tres están cerradas. 

 
Las puertas conducen al Patio de Honor, pero nosotros al estar todas cerradas entramos por un camino lateral, sin puertas ni muros.

El patio es de mayor dimensión que el de Tu Duc, y no falta su guardia real, que ahora más parecen piezas de una partida de ajedrez a punto de terminarse, las que faltan son las que se han ido perdiendo en el juego.


Desde el patio se accede al pabellón Dinh Vuong, que guarda la Estela, en la que hay grabados 2.500 caracteres que uno de los hijos de Minh Mang dedicó a la memoria de su padre, donde se describe entre otras cosas el proceso de construcción de la tumba y donde se hace referencia a los 142 hijos del emperador (unos tantos y otros ninguno, si es que la vida está mal repartida). Se sostiene sobre un altar en el que antes se sacrificaban búfalos, caballos y cerdos. 

Se sube al pabellón por unas escaleras custodiadas por dos dragones a modo de pasamanos y tres terrazas (no perdemos el número, que sigue presente en la vida y en la muerte). 



Saliendo del pabellón hacia el otro lado se encuentra el auténtico Camino del Espíritu, que apetece emprender en vida y bajo la lluvia. Se pasan tres terrazas del camino para llegar a la puerta de Hien Duc, pasando por tres desniveles o terrazas de no mucha altura.


Detrás de la puerta se encuentra el Templo Sung An, Templo de la Gracia Infinita, dedicado a Minh Mang y su señora, donde se realizaban las oraciones en su honor. Los franceses lo saquearon, como lo hicieron con la tumba de Minh Mang.


Saliendo del templo hay una nueva puerta (ya no es triple).


Por la que se sale y se bajan unas escaleras que conducen a tres puentes de piedra, el central, Cau Trung Dao, era por supuesto de uso exclusivo del emperador. Los puentes cruzan el Lago Trung Minh, Lago de la Impecable Limpidez.

Por ellos se llega al Pabellón de Minh Lau, Pabellón de la Luz, que se alza sobre tres terrazas superpuestas representando los tres poderes: el cielo, la tierra y el agua. Está dedicado a honrar el talento del emperador y simboliza el último paso antes de llegar al lugar de descanso eterno. Desde este pabellón el emperador veía como su idea tomaba forma, camino, pabellones y puertas. Al principio trabajaban 3.000 soldados en su construcción, y a su muerte, su hijo reunió a 9.000 para completar el mausoleo. 


Siempre hay un momento para mirar hacia atrás en este camino sin vuelta para el emperador.


Saliendo del pabellón de nuevo la sorpresa, este complejo es como un parque de atracciones arquitectónico: arriba y abajo, puertas, templos, pabellones, terrazas, puentes….Continúa el Camino del Espíritu, se bajan las escaleras con tres terrazas ajardinadas a los lados, para cruzar el lago Tan Nguyet, Lago de la Luna Nueva, con forma de media luna, aunque no se puede apreciar su forma en la foto.


La necrópolis se encuentra al final, rodeada por un muro circular de 3 m de altura y más de 1,6 km de largo, que simboliza el sol. En su interior edificios y un parque, pero la puerta está cerrada, solo se abría una vez al año para conmemorar el aniversario de la muerte del emperador. El sepulcro está situado bajo un promontorio de tierra.


Esta tumba ya está visitada, ha sido una sorpresa total, porque después de haber visto la de Tu Duc te esperas algo parecido, y aunque el concepto es el mismo, el desarrollo es diferente e impresionante.

Emprendemos la vuelta por el Camino del Espíritu con el nuestro completamente satisfecho.

Al llegar al lago Trunh Ming tomamos el puente de los mandarines a la izquierda y bordeamos el lago para salir del complejo y nos embarramos las zapatillas y los pantalones, pero "sarna con gusto no pica".

Nos queda una última tumba por visitar, y porque no hay más tiempo, que si no la agenda la incremento a base de bien, pero había que elegir,  tres de las siete son las más importantes y mejor conservadas, y de los otros monumentos había algunos muy interesantes por su uso aunque tampoco se encuentran en buen estado, con lo que la tarde la pasamos dando tumbos, es decir, de tumba en tumba.

Ahora nos toca la tumba de Khai Dinh (1916-1925), el penúltimo emperador Nguyen, al que se le consideró y considera una marioneta (y no de agua) del gobierno francés, ya que lo que principalmente hacía era legitimar todas las instrucciones del protectorado. Por esto no es difícil de imaginar que no gozaba de popularidad en el pueblo, ya que mientras él vivía a cuerpo de emperador, ellos se sentían explotados por Francia.

Fue el último emperador enterrado en una tumba imperial. Su tumba simboliza la Sofisticación.  

Es una espectacular estructura de cemento y mármol, que une elementos europeos y vietnamitas. La primera escalera tiene 36 peldaños con esos pasamanos de dragones impresionantes (y ya hemos visto unos cuantos a diestro y siniestro) y de mayor tamaño.


Las escaleras conducen a un primer patio y creo que podéis sentir la lluvia sobre vuestras cabezas porque en este momento estaba cayendo la del pulpo y medio. De este patio parte un segundo tramo de escaleras, ahora son 26, nuevamente flanqueadas por dragones.


Conducen al Patio de Honor, con sus figuras de mandarines, soldados, elefantes y caballos, que más que ajedrez como en la tumba de Minh Mang, se asemeja a un ejército preparado para la batalla, y con la lluvia se acentúa esta sensación. Son dos filas de estatuas a cada lado, una fila más que en las tumbas anteriores. 

 
Los mandarines civiles llevan sombreros cuadrados y sostienen el símbolo de su autoridad, un cetro de marfil, los mandarines militares llevan sombreros redondos y sostienen espadas.


En el centro del patio el Pabellón de la Estela, de forma octogonal, en esta ocasión no conozco quién escribió la estela ni las hazañas que en ella se escribieron, si este emperador tuvo hazañas aparte de dejarse mangonear y mangonear al pueblo. 


Del Patio del  Honor parten otras escaleras con sus dragones a ambos lados del Pabellón de la Estela,  por las que baja el agua a raudales y por las que más subir nadamos.


Las escaleras conducen a un patio intermedio, del que parten otras escaleras que conducen al Palacio de Thien Dinh, construido en mármol y que su arquitectura no es vietnamita, pero sí tiene elementos decorativos en este estilo como los detalles en el tejado.


Su interior está dividido en varias salas, en algunas hay objetos personales, regalos de Francia y fotografías del emperador. No están permitidas las fotos.

En una de las salas se encuentra el sepulcro, con una estatua en bronce de Khai Dinh con un sol a la espalda, como símbolo del poder divino, y situada bajo un dosel decorado en cerámica y vidrio, como toda la sala, que es una explosión de locura decorativa (a alguien se le va la mano y hace una foto, aunque nos gusta ser respetuosos con estas normas, de vez en cuando comentemos este pecado de los turistas).

El emperador yace bajo la estatua, a 18 m de profundidad.


Desde el patio superior las vistas que se tienen son magníficas, a pesar de la lluvia y su neblina, ya que la tumba se encuentra en una pequeña colina llamada Chau Chu. 

 
La visita a estas tumbas ha sido muy especial, llena de sorpresas y magia. En una visita a esta ciudad creo que las tres que hemos conocido son primordiales, es complicado tener que elegir una de ellas porque solo comparten el planteamiento arquitectónico y la esencia del Camino del Espíritu, pero cada una de ellas tiene su propio desarrollo y magnificencia. Tu Duc sin lugar a dudas es el bucolismo, con ese Pabellón de Recreo sobre el lago; Minh Mang es el verdadero Camino, con sus subidas, bajadas y paseos, y Khai Dinh es la opulencia, el desborde en decoración interior, con la mejor guardia de compañía, en número y realización. 

Nuestro chófer ya está listo para recibirnos completamente empapados a pesar del paraguas, porque nuestros nuevos chubasqueros se habían quedado en la minivan.

Al llegar al hotel pedimos la ayuda de Hieu para entendernos con la señorita de recepción, tenemos cambio de planes. Después de la chupa de agua que nos ha caído, dado que la lluvia no ha cesado y estando como estamos a 3 km del pueblo por una carretera no muy buena, pensamos que es demasiado aventura ir a Hué a cenar con nuestros amigos como habíamos quedado, así que pensamos en ponerles un fax al hotel para disculparnos, pero el bueno de Hieu se ofrece a llevar una nota escrita al hotel para dejársela en recepción, este chico es un solete. Si el hotel en lugar de estar a 3 km hubiera estado en la ciudad aparte de cenar con ellos nos hubiéramos podido dar un paseo por la ciudad, pero esto se tendrá que dar en un próximo viaje.