27 de octubre de 2011

Australia - Parque Nacional de Uluru y Kata Tjuta - Cena del Silencio


Silencio musical

La cena que incluye el tour se llama la Cena del Silencio, y se realiza al aire libre en el desierto, bajo el manto estrellado del cielo. De nuevo todo comienza con unas copas de vino espumoso, cervezas o refrescos, lo normal las dos primeras bebidas, con lo que precisamente Silencio no es lo que obtiene ni se puede obtener. 


Hoy en lugar de atardecer en las piedras, el propio atardecer, que sin dudas también merece la pena disfrutar.





Tras las copas y la caída del atardecer pasamos a las mesas, ya dispuestas como si fuera una celebración de boda en el desierto. 


El primer plato es una crema de calabaza.


El segundo es un buffet de carne, más emú, más cocodrilo, más ensaladas…las carnes estaban mejor que en la autobarbacoa del hotel, más sabrosas y mejor hechas que por nosotros, pero no se hizo ni una sola foto, el buffet no era especialmente bonito. 

Como no hay foto de la cena en su lugar una del fuego que no sé si tenía alguna utilidad o sencillamente era un elemento más del decorado o brasas para la barbacoa. 


A mitad de la cena, para algunos ya terminada por completo, un australiano con pinta de vaquero, largo como él solo, la ameniza con un didgeridoo, un instrumento aborigen hecho con un tronco de árbol, normalmente estos troncos han sido vaciados por las termitas y los aborígenes solo los adecentaban, decorándolos con pinturas en ocasiones. Impresionante la música e impresionante el vaquero haciéndolo sonar. 


Aunque sea poco escuchemos algo del sonido que milagrosamente parecía sacar del palo de madera. 




Terminada la cena llega el Silencio, sale un orador astrónomo para enseñarnos el cielo australiano, sus constelaciones y principalmente la Cruz del Sur, con un puntero va señalando y con una voz melodiosa, grave pero suave y bien modulada, va contando el cielo y sus historias, de las que desgraciadamente no pillamos casi nada y eso que le pusimos mucho interés, una pena que no entreguen audioguías en diferentes idiomas para disfrutar más de este momento, que se puede hacer cansino al no entenderlo. Yo me perdí, cuando parecía que quería pillar alguna de las constelaciones ya pasaba a la siguiente, con lo que tenía un batiburrillo de estrellas. 

Tras las explicaciones nos deja acercarnos a un telescopio para ver la Luna y Saturno, del que afortunadamente si soy capaz de verle algún anillo sin mucho esfuerzo ni imaginación. 

Se termina la cena, que personalmente creo que se le puede sacar más partido en general, como cena y como espectáculo, porque el momento y el lugar se lo merecen y nos llevan de vuelta al hotel, hay que descansar que mañana toca un buen madrugón para ver el amanecer en Uluru y Kata Tjuta




Terminemos la cena con música completa de aborígenes.