30 de mayo de 2017

Costa Rica - Cahuita - Snorkel en Parque Nacional Cahuita



Corales y peces

Hoy tenemos una excursión por la mañana que estará dividida en dos tramos, y de alguna manera hoy comienza nuestra aventura por la naturaleza costarricense, ya que hasta el momento solo la hemos disfrutado desde el avión o desde el coche, y de forma muy ligera. Lo primero es desayunar en el hotel, con un buffet algo justo, pero al menos había una mesa donde pedir huevos fritos o tortillas y esto ya es mucho. En mi caso me monto un buen casado de desayuno: tortilla, gallo pinto y un guiso de ternera. 




La hora de recogida es a las 9 h, y tenemos que esperar un poco, ya han pasado a recoger a algunos compañeros de viaje y excursión y ahora iremos recogiendo al resto. Desde Puerto Viejo de Talamanca vamos a Cahuita, nombre que deriva del término indígena para llamar a la madera empleada para hacer canoas, cawi o kawe, árbol sangrillo, y del vocablo ta, que significa punta. 





En esta población se encuentra el local de la empresa que se va a encargar de nosotros durante esta mañana, y lo primero es darnos un equipo básico para la primera actividad, tras lo cual nos acercan a una especie de muelle con varias embarcaciones. Tenemos que guardar nuestros enseres (mochilas o lo que cada uno lleve) en bolsas grandes de basura, quedándonos solo con toallas, crema solar y poco más, lo que considerásemos necesario bajo nuestro riesgo de que se mojen. 





Inmensa ternura e inmensa simpatía es lo que produce ver como una niña, no sé si hija de algún trabajador que ayude en las barcas o sencillamente una habitante del pueblo, disfruta metida en el agua, ajena al trajín de turistas revolucionados que acaban de llegar (alboroto sí que hacíamos, pero ella permanecía imperturbable). 




Algunas barcas, vamos a ser varias y por lo tanto bastantes personas las que vamos a realizar la misma excursión, ya han partido, aunque cada barca tiene su propio guía, el nuestro es conocida como Boa.  




El paisaje es una auténtica belleza, mar (no azul precisamente, la lluvia ha revolucionado el fondo marino) y vegetación, asomando alguna pequeña playa solitaria de vez en cuando. 





Con nuestras aletas y nuestras gafas con tubo para hacer snorkel, saltamos desde la barca, para disfrutar del arrecife en el Parque Nacional Cahuita, que no tendrá una gran visión por el agua turbia, y es que llevaban unos días sin salir a realizar esta excursión porque la visibilidad era nula, así que a pesar de no estar en su mejor estado, somos afortunados de estar aquí. 


Los arrecifes de coral de Costa Rica no son espectaculares como lo pueden ser otros del mundo (nosotros solo hemos conocido los de la Gran Barrera de Coral en Australia, junto a Cairns, en Michaelman Cays, haciendo buceo con bombonasnorkel o un paseo en pseudosubmarino) , y es que las fuertes olas y el movimiento de la arena de la costa crean unas condiciones inhóspitas para ellos, pero este de Cahuita todavía es una excepción, a pesar de la subida de temperaturas que está provocando una muerte de gran número de corales, a lo que hay que añadir el efecto negativo de la gran llegada de sedimentos y contaminación por agroquímicos, con lo que parece que no hay un gran futuro para ellos aquí.


Lo que más se ve es el coral lechuga, y hay que tener mucho cuidado, porque a la que te despistas plantas la aleta en los corales de lo cerca que están, y es una de las cosas que no se deben hacer para no dañarlos, aunque sí es mejor razón para no hacernos daño, también vale, el caso es no tocarlos. 





El agua turbia y la mala cámara subacuática que llevamos hacen que las fotografías no sean precisamente claras, pero de vez en cuando veíamos algún pez o bandadas de peces, que cuando son de colores son un premio para nuestros ojos.  







Parece una lechuga pintada en el fondo marino, un trampantojo.




Otro tipo de coral que se puede ver, aunque no mucho en la zona en la que estamos, es el coral cerebro, que no hace falta explicar el motivo de su nombre. 



Parece ser que pasó un tiburón no muy lejos de nosotros, por lo menos así lo dijeron unos compañeros de barca que lo vieron, nosotros solo peces tranquilos y bonitos, aunque este tiburón si era carnívoro se sentiría abrumado por la cantidad de comida que había en el agua, con tantos submarinistas a su disposición. 




No recuerdo el tiempo que pasamos en el agua, para nuestro gusto acuático quizás demasiado, yo regurgitaba agua salada, y es que no estamos acostumbrados a estos excesos marinos, subimos de nuevo a la barca, para volver a tierra firme, a una pequeña playa, donde nos ofrecen un refrigerio a base de piña y sandía. 



Quizás no sea un snorkel ni un coral espectacular en variedad y colorido como en otras partes del mundo, y por supuesto el agua no ha resultado tan azul y transparente como debería ser para un ambiente más idílico, pero ha sido una grata experiencia, y supongo que si en lugar de hacer snorkel se hace submarinismo con bombona el mundo marino se abriría mucho más a nuestros ojos. 

La segunda parte de la excursión continúa en la zona terrestre del Parque Nacional Cahuita, donde tomaremos contacto con la naturaleza en estado puro, sobre todo con sus animales.