18 de mayo de 2011

Japón - Kioto

Despidiéndonos de Kioto en la noche


Después de comer con tranquilidad, nos damos un paseo por el jardín que rodea nuestra habitación, y descubrimos un camino que conduce a un santuario.


Nos adentramos con curiosidad por él, la visita por el paseo del filósofo nos llevó toda la mañana y ya son casi las cinco, con lo que poco podríamos intentar visitar y en principio este paseo no parece malo. No faltan los toriis que nos acompañen. 

Aparte del santuario, al estar en la montaña también es un mirador de la ciudad.


Es una pena que el camino no lo tengan más arreglado porque no es feo pero desmerece al pasar al lado de  lo que supongo maquinaria del hotel, que está vallado, y que una zona donde tenía que haber multitud de flores, aunque no sea temporada, está completamente descuidada, con matorrales y completamente seca.  Aún así alguna flor encontramos; que en el viaje del 2012 a Corea del Sur aprendimos a identificar, la rosa de Sharon, la flor nacional de Corea


Con lo visto nos damos buenamente por satisfechos y volvemos hacia el hotel. 

Desde allí nos dirigimos en taxi a la zona comercial, Shijo-dori, y lo primero que hacemos es comprar una nueva maletaa, tenemos en la habitación unas cuantas bolsas de regalos para empacar, y aunque de momento no es totalmente necesaria, en previsión de los días que quedan por delante no es una mala adquisición, y más barata que la anterior, que la tuvimos que comprar en Nara si mal no recuerdo. -y es que este viaje lo emprendimos con dos trolleys pequeños al ser ropa de verano ligera, pero no contamos con las compras que haríamos en el país-. La compra de estas maletas no me satisface nada, porque soy consciente que esta maleta está hecha por algún niño explotado en algún lugar del mundo.

Paseamos por Kioto la nuit para disfrutar de sus calles y despedirnos de ella, aunque todavía nos queda la mañana del día siguiente para realizar algunas visitas más, pero hoy será nuestra última noche. 

Hasta pronto Pontocho


Paseamos por las calles, nos empapamos de nuevo de su ambiente, por Gion, llegamos hasta el Santuario de Yasaka, esta zona ya es familiar para nosotros y ahora en los recuerdos lo sigue siendo. 


Volvemos al hotel en taxi a cenar, donde nos decantamos por un menú kaiseki, que era más bien una pseudo-kaiseki. La cocina tradicional kaiseki presenta cuidadosamente a cada comensal una docena o más de pequeños platos que aparecen clasificados en el menú según el método de elaboración, no por los ingredientes. Los platos se sirven en un orden adecuado para el paladar, y juntos conforman una comida. Tiene su origen en la ceremonia del té. y se suele acompañar con sake, cosa que nosotros no hicimos para no salir a cuatro patas, porque si nos ponemos seguro que lo bebemos.

Tenemos tiempo de deshacer las maletas y montar las cuatro que tenemos ahora.