Tras el paseo a pie junto a las cataratas Victoria continuamos con la agenda programada, y
ahora nos toca sobrevolarlas en helicóptero; se puede optar por un vuelo
de 15 minutos (al que denominan "el vuelo de los ángeles") o por uno de
25 minutos (que además incluye una zona de visión del parque nacional del Zambeze). El sobrenombre de "vuelo de los ángeles" hace referencia a una frase pronunciada por David Livingstone: "hasta los ángeles en su vuelo deberían detenerse
para contemplar un espectáculo como este".
Las recomendaciones de seguridad están expuestas en un gran panel, eso sí, tienes que saber inglés, por lo menos hay dibujos que aclaran un poco el tema.
Desafortunadamente
tenemos que pasar mucho tiempo de espera hasta que nos toque el turno
(creo que aquí hubo mala planificación, no sé si por todas las partes o
solo por la empresa gestora del vuelo; en teoría volábamos a las 11.30 y
no lo hicimos hasta casi una hora después); tanto tiempo de espera que al final
Jameson (el guía que nos acompañó a las cataratas y nuestro chófer) tuvo que marcharse para seguir cumpliendo sus tareas (supongo
que con otros clientes) y nos dejo allí solos (aunque realmente su presencia no era
necesaria, era más el transporte y cierta compañía).
Finalmente pasamos por el odioso trámite del peso, así pueden repartirnos en los asientos y que el helicóptero vaya compensado.
Finalmente pasamos por el odioso trámite del peso, así pueden repartirnos en los asientos y que el helicóptero vaya compensado.
Comenzamos el vuelo y vemos el Elephant Hills Hotel, un auténtico mastodonte arquitectónico, haciendo honor a su nombre, que la verdad es poco favorecedor en este precioso paisaje.
El majestuoso y caudaloso río Zambeze, que según se acerca al tajo de las cataratas empieza a surcar entre "islas".
Desde
el aire no puedes oír el rugido de las cataratas, pero como el sonido lo llevamos
reciente somos capaces de imaginarlo: desde arriba resultan espectaculares,
siendo claramente una de las ventajas el poder verlas en su totalidad, porque además el
helicóptero gira para tener más ángulos de visión y que todos los pasajeros las veamos. Las cataratas caen principalmente por Zambia, pero son más visibles desde Zimbabwe.
A la izquierda, Devils’s Cataract y a la derecha, Main Falls, en el medio de ambas, Cataract Island.
Main Falls.
Una visión más amplia que llega hasta Livingstone Island (intento distinguir el Devil’s Pool y no hay manera).
Livingstone Island, Horsehoe Falls, Rainbow Falls y Eastern Cataract.
Horseshoe Falls Falls.
Rainbow Falls y Eastern Cataract.
Cuando
el helicóptero gira tenemos la bonita sorpresa de ver el arcoíris, que
además se mueve a nuestro tiempo, todo un precioso espectáculo. También
se ve el puente sobre una de las gargantas del Zambeze.
Cuanto tenemos una panorámica de la zona más amplia distinguimos las gargantas, y además una central hidroeléctrica, aprovechar este caudal de agua es importante.
Continuamos disfrutando del río
Zambeze con su curso entre gargantas en zigzag, que son las que cuentan
la historia geológica de las cataratas (pasada y futura), ya que sus tamaños indican que
la cascada será un día más ancha al irse debilitando la arenisca e irá
abriendo nuevas gargantas.
Sobrevolamos el curso del río Zambeze cuando discurre más plácidamente, por las aguas que realizamos el crucero al atardecer.
También sobrevolamos el Zambezi National Park, intentando ver los animales que lo habitan, descubriendo búfalos y elefantes entre ellos, su tamaño les delata con claridad.
Se
terminan más rápido de lo que te esperas los 25 minutos de vuelo y el
helicóptero emprende la vuelta, teniendo la última visión del río Zambeze y del
“humo que ruge”, ya que no tenemos ángulo del agua.
No hay duda de que si es posible realizar el vuelo merece la pena, las cataratas se lucen con todo su esplendor, así como el río que las forma.