19 de septiembre de 2016

Uzbekistán - Samarcanda - Mezquita Bibi Khanyn


La gran Bibi

Desde la plaza Registan seguimos paseando en dirección nordeste, hasta llegar a la grandiosa e imponente mezquita Bibi Khanyn, con un alto pistahq de 19 m, que nos recuerda por supuesto al magnífico pistahq del palacio Aksaray de Shahrisabz



El edificio original se construyó a finales del siglo XIV y principios del XV, terminándose a los pocos años de la muerte de Amir Timur, proyectado con la intención de ser la mezquita más grande del mundo, por lo que las técnicas de construcción fueron llevadas al límite. Con él se quería reflejar una de las máximas de Amir Timur: “Si dudas de nuestro poder, mira nuestros edificios”, pero el todopoderoso gobernante no vio su derrumbe, ya que la estructura no aguantó por sus imponentes dimensiones. Posteriormente sufrió sucesivos derrumbes, hasta que fue destruida en el terremoto de 1897, y lo que vemos hoy es una reconstrucción de la década de los setenta del siglo XX, erigida sobre los cimientos originales.


Se entra a un enorme patio (en esta mezquita el adjetivo siempre es enorme), originalmente enlosado con plaquetas de mármol y cerámica y rodeado por un corredor de arcadas con 400 columnas de mármol blanco. Además estaba custodiada por cuatro minaretes. 


Bibi Khanym era la esposa de origen chino de Amir Timur, y la leyenda-historia cuenta que ella encargó la construcción de esta mezquita para darle una sorpresa a su esposo tras la vuelta de una de sus expediciones. Pero el arquitecto que dirigía el proyecto se enamoró de ella y se negó a terminar el trabajo si Bibi no le daba un beso. Tras algunos dimes y diretes, ella finalmente accedió, con la mala suerte que el beso  le dejó una marca en la mejilla, y Amir Timur al verla, ordenó ejecutar al arquitecto y también ordenó que todas las mujeres deberían usar velos desde ese momento para evitar la tentación de otros hombres, aunque otra versión es que el velo fue idea de Bibi para tratar de ocultarle a su esposa la marca del beso...(¡ay ese Corán!). 



Se cuenta que los constructores tuvieron que utilizar elefantes para subir los ladrillos durante la construcción del pistahq, dada su altura. 



A ambos lados del patio dos salas de lectura o bibliotecas de aspecto bastante deteriorado, con cúpulas bulbosas. 


El acceso a la sala de la izquierda según se entra al patio está cerrado por una cinta roja ya que en teoría está en proceso de restauración, y además así se evitan accidentes por caídas de materiales, aunque ya hemos caminado por y bajo lugares en peores condiciones. 



El acceso a la sala de la derecha según se entra al patio no está cerrado, y mantiene algo más de la decoración que un día tuvo. 



En el casi centro del patio hay un enorme Corán de mármol, abierto por una de sus páginas. La tradición dice que cualquier mujer que pase bajo él tendrá muchos hijos.


Frente al pistahq de entrada  y al Corán de mármol se sitúa la mezquita, cuyo acceso está cerrado por una puerta de madera calada. 



Detalle de la decoración del pistahq, también con una altura considerable, destacando un friso con caligrafía árabe en el interior, grabado en piedra. 




Uno de los laterales de la mezquita, tremendamente deteriorado, que no produce ninguna sensación de tranquilidad, con grietas en los muros y en los minaretes. 


Desde el exterior del complejo de la mezquita se puede observar con otra perspectiva el juego, casi lucha, de cúpulas de la mezquita. Esta mezquita es un lugar donde sentirte pequeño ante sus imponentes dimensiones, que no necesita estar reconstruida fielmente para sentirlas.


Frente a la mezquita, el mausoleo Bibi Khanym, construido en el siglo XIV y restaurado en 2007, pero no lo visitamos. 


Desde la explanada en la que se sitúa la mezquita se tiene una buena visión, bastante completa, de la bonita mezquita Hazrat-Hizr, junto a la que hemos pasado en varias ocasiones en coche y nos había llamado la atención.