6 de octubre de 2016

Uzbekistán - Samarcanda - Mezquita Hazrat Hizr


Una mezquita con vistas

Terminada la visita, interesante visita, al Museo Afrosiab, al salir a la calle surge la duda de si caminar hasta el próximo lugar a visitar, pero yo lo tengo claro, ya he visto el camino, una pequeña acera junto a la calzada, con algunos árboles pero principalmente a pleno sol, y aunque el trayecto no sea muy largo, no merece la pena hacerlo andando, así que le pido por favor a Oyott que mejor busque un taxi, y lo que hace para que el coste sea menor es parar un vehículo de un particular para negociar un mejor precio. Es un coche pequeño, algo desvencijado, y en su interior tenemos la sorpresa de que el conductor viaja con su hijo, que nos mira con ojos igualmente sorprendidos como nosotros cuando entramos, y eso que le sonreímos y saludamos, pero finalmente él prefirió pasar de estos turistas y mirar por la ventanilla.

Llegamos a la mezquita Hazrat Hizr, cuyos orígenes se remontan al siglo VIII, pero esta construcción fue destruida por Gengis Khan en el siglo XIII, y la que vemos hoy data de 1854, con una restauración realizada en la década de los noventa del siglo XX. La mezquita ya nos había llamado la atención, bien porque habíamos pasado en coche, o por destacar su visión desde la mezquita Bibi Khanym, sobre todo por su fachada con columnas y su situación en desnivel.


Su exterior destaca por el tono rosado de las cúpulas de las torres y del minarete, nada de azul en ellas, aunque sí en sus bases. 



En el pequeño patio, junto a la puerta de entrada y del minarete, un pozo del siglo XIII, a cuyo alrededor había una congregación masculina mirando en su interior. 



La entrada se realiza por una puerta lateral, junto al minarete. 



Se sube hasta la terraza con columnas de madera labrada, y un techo de madera decorado con ricos y renovados colores. 



Como ya habéis comprobado, lo que se tiene desde la terraza son vistas, unas magníficas vistas a la mezquita Bibi Khanym, al mausoleo de Bibi Khanym, y al Siyob Bazaar




Hacia el otro lado, frente a la mezquita, sobre un terreno elevado hay un gran cementerio musulmán -de una extensión formidable-, y nuestra próxima visita, el mausoleo Sha-i-Zinda


Junto a la puerta de entrada a la mezquita unos bancos, y lo que es más sorprendente -aunque ya no nos sorprende casi nada- una cómoda mesa-cama con un servicio de té a disposición, que yo creo que era para los visitantes y no de uso personal para la gente que trabaja aquí. 



Esta es la sala de oración de la mezquita, pequeña en comparación con otras. 



Más que por su arquitectura interna, la visita a esta mezquita destaca por las bonitas vistas que se tienen desde su terraza.