24 de enero de 2011

Vietnam - My Son


Día libre en Danang o Tras los pasos de los chams

La teoría dice que hoy tenemos el día libre, que podría ser para disfrutar de la playa, pero por mi parte ya está disfrutada, como mucho de nuevo por la tarde si se tercia pero todo el día para nosotros es demasiado, no somos tan playeros, con lo que ya hicimos planes con Hieu, ayer,  le pedimos presupuesto para que nos llevara a My Son, ayer en Hoi An nos dio precio, nos pareció caro pero aceptamos, si estamos a gusto con él y lo que nos explica, es un poco tonto buscarnos la vida para ahorrarnos 20€ a lo mejor, y además es posible que ni siquiera encontremos guía en castellano. Él nos cuenta que si el transporte, que si los kilómetros, pero luego calla. Por la noche nos pide confirmar la excursión de hoy, y baja 10€, él sabe que estos 10 serán la propina, con lo que los números le siguen cuadrando a la perfección.

A las 8 h tengo cita con mis aodais, un señor viene a entregármelos para que me los pruebe por si necesito algún arreglo. No nos entendemos, yo prefiero que venga a la habitación (que espere fuera)  pero los vietnamitas (o trabajadores ajenos al hotel) lo tienen prohibido o algo parecido, al final nos vamos a un cuarto donde se cambian  los trabajadores y que con total seguridad ya han utilizado otras clientes textiles. En el dime y direte con él llega Hieu, al que le hacemos esperar hasta terminar con las pruebas. Los vestidos quedan niquelados, así que corriendo a la habitación que nos marchamos a pasar el día libre.

La carretera nos sigue deparando sorpresas, ahora es que ponen a secar el arroz en mitad de la misma, ¡con un par!, así que hay que jugar a no estropear el trabajo de los campesinos y no atropellar el arroz.


My Son es otro Patrimonio de la Humanidad del país, fue declarado como tal en 2000, y es un yacimiento cham, que no es el mejor conservado  pero si es el más extenso, y además es el único que nosotros podemos visitar y que será como un aperitivo de Angkor. 

Después de la entrada aparte de un lugar donde comprar bebidas y souvenirs hay un escenario, donde llegamos un poco tarde a una demostración de danza, que es un poco pobretona pero que resulta curiosa, tres señoritas ataviadas vistosamente se encargan del espectáculo.


My Son se encuentra en un valle rodeado de montañas y se encuentra en parte camuflado por la vegetación, lo que le confiere un ambiente muy especial. 
My Son fue el corazón y el alma de la cultura cham durante mil años. El rey cham Bhadravarman fundó el primer templo aquí a finales del siglo IV y, con excepción de un lapso de 200 años entre los siglos VIII y X, My Son fue el epicentro santo del mundo cham y se convirtió en un influyente foco de intelectualidad visitado por sabios y filósofos procedentes de lejanos reinos. Todos los reyes cham construyeron aquí por lo menos un edificio. Después de que uno de ellos se casara con una princesa vietnamita en el siglo XIV y cediera un gran territorio por ese privilegio, My Son se sumió en la oscuridad y la jungla se lo tragó, a medida que el culto hinduista se iba difuminando en Vietnam. 

Fue redescubierto por los franceses en 1898 y muchas de sus piezas se encuentran en el Museo Cham de Danang, que ya hemos visitado. 


Los templos y torres fueron construidos en ladrillo hace 1.500 años y los arqueólogos han dividido los monumentos en 14 grupos, pero no todos se pueden visitar, solo cinco (o casi seis porque pasamos por algunos en rehabilitación). Este es un mapa del complejo:

 
Sinceramente no soy capaz de decir que foto corresponde a cada cual, sobre todo porque los grupos C, B y D están uno al lado del otro, y para ello habría que haber  ido haciendo la foto y apuntando a lo que correspondía o tener una memora asombrosa. Con un poco de paciencia y cuadrando con la guía al final podría sacar algunos, pero no creo que lo importante es si es A4 o B3, así que os cuento algo más sobre los chams, el yacimiento y publico fotos representativas de lo que se puede encontrar aquí. 

My Son fue el centro de la cultura cham durante mil años, fundándose el primer templo en el siglo IV y fue abandonado a partir del siglo XIV, cuando un rey cham se casó con un princesa vietnamita y el culto hinduista se difuminaba en Vietnam. Fue un foco de intelectualidad, dónde acudían sabios y filósofos de lejanos reinos.

 
La mayor parte de las construcciones son en forma de torre, sobre la que se fijaba un estucado en el que se modelaban los adornos. 


Lo que no han descubierto los arqueólogos es el método de fijación de los ladrillos, porque parece que no hay ninguna masa de unión entre ellos, cosa que parece que arquitectónicamente no es posible, se caerían los edificios como un castillo de naipes. Según una teoría utilizaban una pasta vegetal obtenida de plantas de la zona.


Dicen que la parte superior de las torres estaba totalmente recubierta con una capa de oro. En el interior de algunas torre se han mantenido los yonis pero sin linga. 


Sorprendente es entrar y mirar dentro de las torres hacia arriba y encontrar esa “chimenea”.


 
Las torres están divididas en tres secciones: la base representa la tierra, el centro el mundo espiritual y la parte alta el reino entre la tierra y el cielo.


¡¡Encontré el linga!! Aunque es un lingazo. Por estos lares tan fálicos nos encontramos con una pareja de chicas vascas que habían llegado en moto hasta aquí desde Hoi An, ¡¡valientes ellas!! y hubo risas y cachondeo con el linga claro, que tamaño bolso no es. 


Lo más llamativo de algunos edificios son sus decoraciones, una cosa es ver un trocito en el museo y otra verlos allí al natural, impresionante de verdad.

 
Como impresionante es tirar de imaginación y ver el lugar cubierto por la vegetación, así como las caras de aquellos que llegaron y se lo encontraron.

Dos de las torres están habilitadas como pequeños museos con piezas del recinto que no se han llevado al Museo Cham de Danang. En uno de ellos dos bombas, ya que el Vietcong instaló una base en My Son y los norteamericanos bombardearon la zona, destruyendo muchos de los edificios del conjunto.


Hay que fijarse mucho para descubrir algunas figuras aún sabiendo en el edificio en el que se encuentran.

 
De este grupo de edificios, B, C y D, más o menos en buen estado, vamos al grupo A, que se encuentra prácticamente en ruinas por los bombardeos que sufrió. En este grupo había una torre de 24 m de altura que fue derribada y el conservador del Museo Guimet de París ante tal despropósito escribió una carta de protesta al presidente Nixon, que en un alarde de cinismo total (lo más normal en él) ordenó a las tropas seguir matando a soldados del Vietcong pero sin dañar los monumentos cham.

 
Por aquí anda la pareja vasca y todos estamos buscando lo mismo, pero no aparece de ninguna manera, hasta que por fin Hieu toma mi mapa y empieza a mirar y rebuscar (está claro que para él también será la primera vez y con esta ya son tres cosas nuevas que le enseño) hasta que por fin aparece, pero es muy difícil de ver, un dios de Java bajo la forma de un monstruo marino (kala-makura).


El paisaje está dominado por la montaña del Diente del Gato.


En el camino de salida vemos algunas torres en restauración.


Y otras están casi totalmente cubiertas por la vegetación.


Al salir del complejo arqueológico en el escenario una nueva función, ahora hay un grupo de música con un señor sorprendente, tenía unos pulmones de capacidad asombrosa, tocaba un instrumento que era como un silbato y mantenía el sonido durante un largo periodo de tiempo.


Las bailarinas tienen un nuevo modelito y ahora van acompañadas de dos maromos, cuyas pintas no me atrevo yo a calificar. 


Teniendo tiempo para hacer esta visita yo la recomiendo sin dudar, aparte del paraje en el que se encuentra el complejo, las edificaciones asombran, sin necesidad de compararlas con ningunas. 
De vuelta al hotel hacemos una parada en Simhapura, ciudadela del león, que fue la antigua capital de los chams, y que hoy es conocida como Tra Kieu. Pero en ella no queda nada cham, las piezas que se han encontrado se llevaron al Museo de Danang, como las famosas apsaras.

Aún así paramos en la iglesia católica o iglesia de la Montaña, a cuya entrada hay una moto, como siempre cargada por todos lados, en este caso de fruta del Jack. En todos los posibles lugares donde colocar una fruta hay una y en los que parecía imposible también.


Por unas escaleras se llega a un pequeño santuario, con una estatua de la Virgen.


A la derecha suben unas escaleras, Hieu se ha quedado hablando por teléfono, así que mi marido y yo emprendemos la subida acompañados por dos niños vendedores, cosa extraña en un lugar que no parece que el turismo haga muchas paradas. Arriba se encuentra la iglesia, donde se está celebrando misa, con lo que intentamos no molestar y no hacemos fotos para no despistar a los fieles ni al cura, ya que es una iglesia al exterior.

Lo que sí podemos hacer sin molestar es contemplar las vistas, después de la subida que menos que esto.


Cuando nos disponíamos a bajar llega Hieu y me pide el bolígrafo, me va a apuntar unos datos que le había pedido en el coche, por eso estaba tan ocupado por teléfono, aunque siempre ha estado pegado al móvil durante los días que llevamos con él, lo que no sé es cómo le dura tanto la batería. 

No hay más visitas programadas, y podríamos haber intentado cuadrar alguna más pero ni con la cultura hay que ser avaricioso, así que nos llevan al hotel. 

El día está despejado y el agua no tiene el aspecto tan turbio del otro día, pero no es tiempo de playa sino de maletas, mañana dejamos Danang, hay que volver a desmantelarlas todas para repartir la ropa mejor y tenemos que colocar las compras con cuidado, que han ido creciendo de forma incontrolada. 


Entre ducharnos, comer, descansar, hacer las maletas, volver a ducharnos y vestirnos se nos pasa la tarde, y se hace la hora de cenar. Durante la cena comenzó a llover torrencialmente, como lo hace allí, que parece que lo de la lluvia fina no se estila.

De camino a la habitación hoy nos encontramos con la esposa del Sr.Caracol, que seguro que ha salido a buscar a su marido porque todavía no ha llegado a casa.