5 de febrero de 2014

Chile - Parque Nacional Vicente Pérez Rosales - Saltos del Río Petrohue



Los saltos del río

Hoy tenemos una excursión de larga duración y de largo trayecto. A las ocho tenemos la cita para estar en la recepción del hotel, pero como pasaban los minutos y nadie pasaba por allí, dada nuestra experiencia complicada en San Pedro de Atacama, algo de nervios comienzan a aflorar, y al vernos el joven (muy joven nos pareció y muy amable siempre) encargado de la puerta y de las maletas nos dice que pasarán, que depende de la ruta que realicen para recoger viajeros -y es que una excursión organizada por una empresa pero no directamente realizada por la agencia de viajes con la que hemos contratado-. Con retraso aparece la minivan para recogernos y respiramos. 


Salimos de Puerto Varas y recorremos la Costanera, teniendo al lago Llanquihue a nuestra izquierda, pero nosotros vamos sentados en el lado de la derecha, con lo que tenemos una visión parcial pero muy agradable del mismo. 


Lo que si podemos ver desde donde estamos sentados en la pequeña furgoneta son las extensas granjas que hay a las afueras de la ciudad, grandes y verdes; pasamos por dos edificios incluidos en el paseo patrimonial, la casa Radditz y la iglesia luterana, pero no fueron captados por la cámara de fotos, y también pasamos por el Liceo Alemán, no podía faltar este colegio en la ciudad. 




También tenemos una buena visión del volcán Calbuco




Entramos al Parque Nacional Vicente Pérez Rosales (mirar mapa de localización), el primer parque nacional de Chile, creado en 1926, que ocupa 253.780 ha, llegando hasta la frontera con Argentina y donde hacemos una parada para seguir el curso del río Petrohué, que nace en el cercano lago Todos los Santos




Por el camino hay varios senderos, nosotros solo podremos hacer uno de ellos, en el que hay carteles con los nombres de los árboles, y donde conocemos al coihue, que se movió para la foto y parece un árbol temblón cuando se trata de un árbol fuerte, por lo que no os lo puedo presentar. Es el sendero a los saltos del Petrohué (entrada 1.500 CLP; mirar mapa de localización), unos 370 m de recorrido fácil, que termina en unas pasarelas con miradores al río y sus saltos. 




Tan impresionante como la fuerza del agua en estos saltos del río es el paisaje a la sombra de los volcanes Osorno y Calbuco






Las piedras por las que circula y salta el agua son de roca volcánica negra muy resistente a la erosión. 






Lo que hace es un frío tremendo, 9.30 de la mañana, zona sombría, agua fría salpicando… estamos todos congelados y eso que íbamos enfundados con múltiples capas de protección. Pararte para sacar una foto es entrar en "punto de congelación", lo mejor es no dejar de moverse.






La fuerza del agua es tremenda, cae con un gran caudal y aunque los saltos no son de gran altura el sonido a nuestro alrededor es atronador. 




Tras la zona principal de los saltos, el río continúa con fuerza y formando remolinos de agua de azul inmensamente claro; pero su verdadero color verde brillante se debe a la presencia de algas. 


Al fondo de este tramo del río hay un embarcadero, del que salen lanchas para ver los saltos desde la base; pregunte a nuestro guía, aun sabiendo que si salían no tendríamos tiempo de disfrutar de uno de estos divertidos viajes de jet boat, como los que disfrutamos en Nueva Zelanda, en el río Shotover (Queenstown) y en el río Dart (también en Queenstown). 




Tomamos el camino de vuelta hacia la furgoneta, justo a la entrada de los saltos hay una tienda cafetería regentada por un hippie donde poder tomar un café caliente para desentumecerse. 




En la furgoneta un osado pajarillo espera ser alimentado por el grupo de turistas, y es que el descarado se posaba sobre el pastel que le ofrecían y se lo iba comiendo poco a poco. 


El día ha comenzado bien aunque le ha faltado algo de adrenalina al no haber podido realizar la travesía de jet boat. Nos dirigimos al muelle de Petrohue para realizar una plácida travesía por el lago Todos los Santos.