10 de enero de 2013

Corea del Sur - Jeju-do - Cascadas Cheonjeyeon



El baño de las siete ninfas

Después de nuestra visita a Jusangjeolli pensábamos que ahora sí nos tocaría volver al hotel, con lo que siendo las seis de la tarde mi mente maquinaba hacer alguna visita por nuestra cuenta, a pesar del cansancio personal y sobre todo de mis doloridos y ardientes pies...pero Sonia nos vuelve a sorprender, ¿queréis ir a algún sitio más?...piensa Maca, piensa y además rápido. Descarto los museos estrambóticos y frikis (con algo de pena), por algunos de los que pasamos sin tiempo de hacer una foto, alguna mala sí, entre los que se encuentran:  el ya mencionado histórico de los ositos de peluche; una colección privada de coches; el extraño Museo de África en la isla; un parque de miniaturas con réplicas de edificios famosos del mundo; el Castillo de Chocolate - un museo dedicado a este rico alimento-; Glass Castle, con más de 250 esculturas de cristal…. También descarto otro jardín botánico, el de Yeomiji; descarto el volver a Yeongmeori porque seguro que la marea vuelve a estar alta…. Además me tengo que concentrar en algún lugar cercano al hotel, nada de atravesar la isla porque la respuesta sería negativa…finalmente tengo dos alternativas, dos cascadas diferentes y elijo la menos espectacular a priori por lo que leo, pero que está asociada a una leyenda y posiblemente nos ofrezca un bonito paisaje.

La elección fue las cascadas Cheonjeyeon (2.500W -mirar mapa) –cuidado con los nombres que se parecen a las que visitamos el día anterior, Cheonjiyeon-. Hay dos entradas/salidas, nosotros entramos por la que se encuentra al sur y que da a una pequeña plaza donde se encuentra un monumento dedicado a las siete ninfas y un pabellón de descanso llamado Cheonje-roo. 


También hay una fuente, la fuente de las cinco bendiciones, representada cada una por un animal: longevidad (tortuga), riqueza (jabalí), honor (dragón), amor (pato mandarín) e hijos (carpa). Hay que elegir la bendición, y de pie delante del animal que la representa lanzar una moneda a la cesta de la suerte que se encuentra en el centro de la fuente, si la moneda entra dentro se recibirá esa bendición. Las monedas que se recolectan están destinadas para ayudar a los más necesitados de Corea, razón suficiente para no pedir ni la bendición. 

Los animales se movieron para la foto y la fuente no ha salido completa, así que una parte de ella. Curiosamente salen la tortuga y el jabalí, las últimas bendiciones que solicitaría de la fuente. 


El pabellón presenta la típica arquitectura de tejado con aleros y los típicos colores dancheong




Sí, lo mejor del pabellón no es el pabellón, son sus vistas. Por un lado hacia un pequeño jardín bien cuidad.


Hacia el otro lado, el mar, y a los pies del pabellón el amplio bosque que rodea la zona, con variedades de plantas subtropicales. 


Al lado de las escaleras que suben hasta el pabellón hay otras escaleras de madera que conducen a un mirador, desde donde se pueden ver dos de las tres cascadas de las que consta Cheonjeyeon. Realmente solo se puede ver la segunda de ellas, ya que por la primera cae un pequeño chorro de agua interior que es imposible divisar desde aquí, y la tercera queda hacia el otro lado y este no es el punto de observación .




Si  ya queríamos ver las cascadas y para eso hemos venido, una vez que las hemos visto desde el mirador nos apetece aún más emprender el camino hacia ellas, para lo que nos dirigimos hacia un puente. 


El puente se llama Seoningyo y en él se encuentran esculpidas las figuras de siete ninfas, sirvientas del Emperador del Cielo, que descendían por la noche para bañarse en el estanque. 


Según se cruza el puente, a la izquierda surgen unas escaleras que descienden por el bosque y tras un pequeño y corto paseo conducen a la segunda cascada, que es la que se veía desde el mirador.


Subimos por las escaleras, y a medio camino surgen otras escaleras que primero conducen a la parte superior de esta segunda cascada. 



El camino continúa para llegar finalmente a la primera cascada, a unos 300 m de la segunda, que sólo fluye con fuerza y alegría tras una fuerte lluvia, con lo que hoy no es el día para verla, aún así nos gusta la pared de piedras cortadas a modo de piscina que la envuelve por detrás. 



Ahora toca subir por las escaleras para llegar hasta el puente, y ahí descubrimos que a mano derecha del mismo comienza el camino de descenso hasta la tercera cascada, que se encuentra a unos 500 m de la segunda, y que además el camino continúa siguiendo el curso del agua adentrándose en la boscosidad y no sé si llegará hasta el mar, que es donde finalmente desemboca, pero seguramente hacer el recorrido completo sea gratificante. Nosotros decidimos por el bien de nuestra guía y nuestro chófer que no lo haremos, la cara de Sonia fue realmente de preocupación ante nuestros rostros al ver el camino a la primera cascada, finalmente la decisión fue que volvíamos al hotel, tanto ella como el chófer ya nos habían regalado dos visitas más y no hay que ser explotador, y a nosotros nos vendrá bien un descanso, que si bien podríamos habernos quedado con la intencion y esperanza de encontrar un transporte alternativo, no creo que Sonia no nos lo hubiera permitido.