17 de diciembre de 2013

Chile - San Pedro de Atacama



San Perro de Atacama

Terminada la magnífica excursión del día a la laguna Chaxa y a las lagunas altiplánicas pasando y parando en Toconao y Socaire, en lugar de que nos acerquen al hotel hoy nos quedamos en San Pedro de Atacama (mirar mapa de localización), será nuestra última oportunidad de pasear por el pueblo ya que el día de mañana va a ser ajetreado y madrugador, nos recogeran a las 4.30 h de la mañana o de la madrugada o de la noche, con este horario vaya Ud. a saber que franja horaria es, para visitar los increíbles géiseres del Tatio.


San Pedro está ubicado en una cuenca cerrada al norte del salar de Atacama, protegido por un lado por la Cordillera de la Sal y por otro, por los Andes, asentado junto a la desembocadura del río San Pedro, por lo que es un oasis de vegetación endémica y de tierras agrícolas. 

Se dice que las ingentes cantidades de cuarzo y cobre que se hallan en la región proporcionan energía positiva, y supongo que será cierto, que desprenderá buenas vibraciones, porque mucha gente que ha pasado por aquí en teoría de paso, se han quedado a vivir (los guías son una buena muestra de este efecto, llegaron, caminaron, aprendieron y se quedaron); nosotros más que la energía de San Pedro hemos sentido la del desierto, la del salar. 


San Pedro era en tiempos precolombinos una parada en la ruta comercial desde la puna a la costa, recibiendo en 1540 la visita de Pedro de Valdivia, que le dio su nombre actual, en teoría dado por él mismo. La localidad estuvo olvidada hasta que en el siglo XIX y principios del XX, los vaqueros argentinos de Salta y Jujuy pasaban por aquí con su ganado para venderlo en las oficinas salitreras, pero tal mal calcularon la travesía del desierto en su primer viaje que dejaron el altiplano poblado de cadáveres bovinos (no hay mención sobre si también hubo cadáveres humanos). 


Actualmente es una población eminentemente turística, sus casas de adobe albergan hostales, hoteles, restaurantes, bares, tiendas, agencias de excursiones (poblada de residentes eventuales durante todo el año). Su población es de aproximadamente 5.000 habitantes, de los que un 40% son originarios de la zona. 


Al llegar a San Pedro, lo primero es lo primero, así que reponemos fuerzas con unos helados, de una heladería artesanal que nos llamó la atención la noche anterior y que Marcel ya nos había recomendado. Uno clásico de chocolate y uno típico de rica rica, una planta de uso medicinal del altiplano que en esta zona está protegida porque está en peligro de extinción. A mí me pareció rico rico el helado de rica rica, así que si estáis por San Pedro os aconsejo la visita a esta heladería, su nombre, Tierra del Sol, tiene dos locales, uno en la calle Calama (casi esquina con la calle Caracoles), y otro en la calle Caracoles (mítica calle de San Pedro, que la atraviesa y donde se encuentra todo concentrado) esquina con la calle Domingo Atienza, y muchos sabores para probar y aventurarse.




Lo primero es llegar a la plaza Mayor, que como todas las plazas del mundo está llena de gente: paseando, descansando, comprando, tomando algo en las terrazas. En la plaza se pueden ver grandes árboles, no sé si son algarrobos porque no vimos su característica vaina, pero desde luego impresionan por su tamaño y su verdor. 





El sobrenombre de "San Perro" de Atacama claramente está dado por la cantidad de perros que andan por la ciudad, aunque sinceramente creo que en Santiago y en Isla de Pascua hemos visto muchos más que aquí. 




En la plaza se encuentra la pequeña, blanca y coqueta iglesia de San Pedro de Atacama, que está rodeada de un murete formando un atrio. 





La iglesia fue construida en estilo colonial en 1745, en adobe y luego fue encalada, siendo una de las más grandes de la zona. El campanario escalonado se añadió en 1890. 






En el interior, el envigado es de tablas de algarrobo amarradas con cintas de  cuero ya que no se utilizaban clavos, acción que nos recuerda a Japón, a las casas del maravilloso valle de Shirakawa-go (la no utilización de clavos es lo que nos la recuerda, no el techo en sí). La techumbre es de tablillas de cardón, de cactus, como las puertas, como ya vimos en Toconao. Anteriormente el techo estaba cubierto de paja. 






En uno de los lados de la plaza hay una casa de adobe, la llamada casa incaica, que es conocida como la casa de Pedro de Valdivia porque se creía que se había construido para ser su residencia, pero en la actualidad se piensa que es anterior a la llegada de los españoles, y que lo más posible es que Valdivia se alojara en ella en su paso por aquí. Es la casa más antigua de San Pedro, e incompresiblemente está ocupada por una tienda de souvenirs y artículos varios; una placa en su exterior la identifica (por lo menos muestran algo de respeto por un lugar histórico). 





Desde la plaza nos acercamos hasta el Museo Arqueológico Gustavo Le Paige (2.500 CLP), considerado como uno de los mejores de Latinoamérica. Su estructura tiene forma octogonal y lleva el nombre de su fundador, un párroco jesuita de origen belga que durante su estancia en San Pedro recogió una colección de utensilios precolombinos porla zona. El museo documenta la forma de vida de los atacameños así como el impacto de la colonización española en su cultura. 


A la entrada, dos detalles, uno entre curioso, simpático y algo preocupante: un semáforo de indicador de rayos ultravioletas (estamos a salvo, por lo menos hoy). 




El otro, una estatua del padre Le Paige, que llegó a San Pedro en 1955 desde el Congo Belga, donde, como los nativos se negaban a sustituir sus fetiches por símbolos cristianos, decidió que era mejor dejárselos, acto que no gustó a sus superiores, por lo que fue trasladado.Y es que hay curas, misioneros que si saben del alma humana. 




Como ya he comentado, el museo tiene forma octogonal y esta forma es la que configura la disposición de las salas de exhibición. 




La ocupación humana de esta región ha estado siempre marcada por las características inhóspitas del medio ambiente existente (que hemos visto durante del día que es realmente difícil y yo diría que imposible). El clima desértico y la escasez de áreas fértiles fueron un gran desafío para los grupos humanos que llegaron aquí hace más de 12.000 años, pero ganaron el reto. 


En el museo primero se hace un repaso por la fauna (no faltan las llamas ni las vicuñas), flora (no falta por supuesto el coirón) y geografía de la zona. 





De los objetos que exponen, los que más llaman nuestra atención, y supongo que de casi todos los visitantes es la colección de diferentes épocas de tablillas alucinógenas, ya no por el uso sino por lo bellas que son, adornadas algunas con deidades zoomorfas. Y es que la vida en el desierto tenía que pasarse de la mejor manera posible...supongo. 





Hay utensilios de vida cotidiana, como el mortero con las vainas de algarrobo o jarras para líquidos o alimentos. 





Una sección muy interesante es la dedicada a las rocas con petroglifos, una de las asignaturas pendientes que hemos dejado pendiente en Norte Grande, ya que se pueden ver al norte de San Pedro de Atacama, pero bastante alejadas, aunque en la zona más cercana de Yerbas Buenas se pueden ver algunos, pero no teníamos otro día para una excursión más. Salvando las distancias de formas, dibujos y tamaños, y uniéndose por su origen tribal y geográfico, me recuerdan a las inmensas líneas peruanas de Nazca.




No faltan los objetos de cestería, tan normales, tan sencillos, tan típicos de muchas zonas del planeta, pero con los dibujos geométricos de la zona, muy bonitos. 





También hay objetos de cerámica, con una sección especial a la negra, que al comienzo era lisa y luego comenzaron a grabarla, para finalmente llegar a la roja, la cerámica más conocida.





Hasta el 2007 se exhibían en el museo las momias atacameñas, pero en mayo de este año el museo retiró los cuerpos a petición del pueblo Licakanantay, y sus cuerpos ahora se encuentran en bodegas especiales, en el Área de Conservación. A la entrada hay un vídeo sobre ellas, principalmente sobre la llamada Miss Chile y su traslado; Miss Chile tiene más de 2.500 años de antigüedad. 


Las momias se encuentran en un perfecto estado de conservación debido a la seca atmósfera del desierto, y el proceso de momificación era natural, ya que el suelo del desierto y las altas temperaturas provocaban la desecación de los cuerpos. 


Al salir del museo, que nos ha parecido muy interesante y una buena manera de aprender sobre la cultura atacameña y del desierto, callejeamos por las calles principales de San Pedro, Caracoles y Tocopilla, y curioseamos tanto las tiendas como los acogedores restaurantes, alguno de los cuales tienen bonitos patios donde pasar grandes veladas. La calle Caracoles recibe este nombre por los fósiles de estos animales que se han encontrado en ella. 






Salimos a la calle del hotel, Domingo Atienza, donde nos  sorprende (y hasta nos impresiona) encontrarnos un local de esta comunidad creyente. 




Llegamos al hotel y tras una ducha necesaria por el día de temperaturas al alza y a la baja (hoy en menos de 24 horas vamos a ser regados tres veces), lo primero que hacemos es ir a la zona de wi-fi para confirmar y emitir los boarding pass del vuelo del día 13, con LAN vamos con pies de plomo e intentamos llevarnos las menos sorpresas posibles; terminado esta importante tarea, vamos al restaurante temprano a cenar. 


Hoy toca una clásica pasta con tomate y un picante de gallina con maní (cacahuetes) y arroz al cilantro, un plato que yo había probado en un restaurante peruano en Madrid con el nombre de ají de gallina y que ya sé que me gusta, aunque les pido el favor de que no sea muy picante; el resultado, muy sabroso este picante de gallina, que es una variedad chilena del plato peruano. 






La noche anterior ya disfrutamos del cielo increíble que se ve en el desierto de Atacama, pero en la de hoy es cuando me pongo pesada para que hagan una foto ya que yo no consigo hacer ni una medio mala, son malas enteras. Los cielos chilenos son increíbles, porque el de Isla de Pascua ya nos había enamorado y cautivado. No es de extrañar que una de las actividades que se puede realizar es ir a un observatorio astronómico por la noche, en el que de la mano de un conocedor y a través de telescopios descubrir y conocer las estrellas y constelaciones. 


En esta ocasión no busco la Cruz del Sur como en Australia, si allí no conseguí encontrarla, en este mar de estrellas para mí y mis ojos torpes sería como buscar una aguja en un pajar, y en este magnífico cielo si la encontrara sería porque seguro que me pincharía con ella, estoy deslumbrada y emocionada como para buscar y encontrar algo, necesitaría unos ojos muy expertos y llenos de paciencia. 



Noches y noches iluminadas se pueden disfrutar en Chile.