7 de noviembre de 2012

Corea del Sur - Namwon - Jardín de Gwanghalluwon



Una historia de amor y celos

Se acaba nuestra estancia en Jeonju tras dos días intensos y por la mañana salimos en dirección sur a Gwangju, de la provincia Jeollabuk-do a la provincia Jeollanam-do (mirar mapa), que se encuentra rodeada por altas montañas en la zona noroeste, el Mar Amarillo al oeste y en el sur, el Mar del Sur, con cerca de 2.000 islas, la mayoría deshabitadas. Jeollanam-do es una de las provincias menos desarrolladas y más verdes (y verde es toda Corea por lo que hemos visto), famosa por su comida y su té verde. 


Lejos del centro del poder de Seúl durante la dinastía Joseon, la provincia fue un lugar de exilio, de disidentes políticos y religiosos. Esta rebeldía continuó con la oposición a los gobiernos militares de los años 1960 y 1970 que favorecían a las provincias orientales. Los estudiantes y sindicalistas realizaron protestas y manifestaciones a favor de la instauración de la democracia, llegando a salir los tanques del ejército en Gwangju el 18 de mayo de 1980.

Actualmente el 25% de la tierra de la provincia es agrícola, frente al 7% de media nacional, siendo pioneros en la producción orgánica libre de pesticidas, al tiempo que las piscifactorías han surgido en la costa y sus islas.

Un dato curioso es que ante la dificultad de encontrar una esposa nacional, ya que se van a las ciudades a trabajar, los agricultores y granjeros se han casado con mujeres de otros países asiáticos, vietnamitas en un amplio número, dando como resultado que sea la provincia con mayor número de matrimonios internacionales, incluso más que Seúl, la ciudad más internacional del país.

Desde el coche divisamos un cementerio a la coreana, son túmulos redondos de diversos tamaños cubiertos de hierba, que en la preparación de este viaje creí que este tipo de construcción funeraria era sólo para reyes, pero Sonia nos dice que era de uso común, pero que las tradiciones van cambiando y ahora se utiliza más la cremación y los nichos para los urnas, una cuestión práctica de espacio, porque por mucha montaña que hay en Corea no creo que se puedan enterrar a todos los ciudadanos de esta forma, aparte del coste de construirlo y de mantenerlo, que los jóvenes no están dispuestos a asumir, ni el coste monetario ni el coste físico de cuidarlos. De estos túmulos aprenderemos más en Tumuli Park en Gyeongju. 


Antes de llegar a Gwangju realizaremos varias paradas y visitas, la primera es en Namwon, donde se encuentra una de las entradas al Parque Nacional de Jirisan, pero nosotros no visitaremos este parque, donde aparte de senderos para disfrutar de la naturaleza por supuesto hay templos escondidos en él. 


Namwon es conocida como la ciudad del amor porque es la ciudad natal de Chungyang, una legendaria doncella fiel cuya historia se interpreta en un pansori y que conoceremos más adelante con todo lujo de detalles. Para conocer esta historia visitaremos el Jardín de Gwanghalluwon o Gwangtongnu


La puerta principal de entrada está custodiada por dos feroces tigres (eso me parecen, con lo nos dejamos de animales mitológicos y nos quedamos con los terrenales).


En la entrada, en los farolillos que cuelgan de las vigas del tejado, ya anuncian lo que se va a encontrar en el interior, la historia de amor de una pareja de enamorados...parece una historia de dibujos animados al estilo Disney.


Gwanhalluwon es un jardín típico de una oficina del gobierno provincial de la dinastía Joseon, que fue construido en 1419 y es el único de esta clase que se conserva en Corea. El jardín reproduce una leyenda local de la ciudad de Jade donde reside el regidor del cielo, para lo que se construyeron diversos pabellones, un estanque y puentes, leyenda que se mezcla con la historia de amor de dos jóvenes relatada en el pansori

Según entramos nos encontramos de frente-lateral el pabellón Wanwoljeon, un edificio con aleros dobles, donde cada año se celebra el Festival Chunghyang. 


Está construido en una pequeña isla, con tres pilotes en el agua y por fin tenemos un reflejo en el agua, no como nos ocurrió en el jardín secreto del Palacio Chandeokgung, que nos quedamos sin él por la rehabillitación de uno de sus pabellones.


Sobre las piedras redondas en el agua, de las que desconozco su uso si no es puramente decorativo, unos patos nos ofrecen una visión romántica del lugar, están acordes con el entorno amoroso.


Por un puente, por supuesto de color bermellón, se accede al pabellón, al que se puede subir, pasear por él y hacerse las fotos de recuerdo. 


El estanque Eunha se formó artificialmente en 1461 con las aguas del arroyo Yocheon que fluye en el Parque Nacional de Jirisan y según una leyenda representa en la tierra a la Vía Láctea, siendo el lugar donde cada año Gyeonu y Jingyeo se encuentran, dos amantes que se convirtieron en estrellas, Altair y Vega - los conocimos sin saber que volveríamos a ellos en el Templo Bongeunsa de Seúl-. 

Sobre el estanque se construyó en 1582, durante el reinado del rey Seonjo, el puente de cuatro ojos Ojakyo o puente de la luna. Según la leyenda el puente se construye sobre la Vía Láctea por cuervos y urracas el 7 de julio de cada año.  En el estanque hay carpas hambrientas esperando la comida, que se puede comprar en bolsitas para lanzarles si os apetece.


Se dice que cruzar este puente convierte los sueños de amor en realidad, como lo hizo para Chungyang y su amado Yi Mong-ryong, los protagonistas de la historia que se recrea en el jardín. Nosotros lo cruzamos para ir a otro pabellón, al principal de este jardín, sin aspiraciones oníricas ni románticas...y no digo más para no resultar ni demasiado cursi ni demasiado pragmática.


Una vez cruzado el puente, desde este lado del estanque se obtiene una bonita visión del puente de la luna y de la razón de su nombre. 


Sobre el estanque se asoma la estatua de una tortuga, sin estela ni surtidor en su boca (por lo menos no lo vimos), con lo que es meramente decorativa y supongo que relacionada con la longevidad y los éxitos, que es con lo que normalmente en Asia se relaciona a estos animales. 



Según la leyenda en la ciudad de Jade hay un palacio de nombre Gwanghanjeon, el pabellón Gwanghallu es su reproducción en la tierra, el Palacio de la Luna. Para ver y admirar su arquitectura mejor dar la vuelta a su alrededor.


Un pabellón de nombre Gwanghtongnu se construyó durante el reinado del rey Sejong, que en 1444 se cambió el nombre por el actual, Gwanghallu. En 1597 el edificio sufrió un incendio provocado por la segunda invasión japonesa a Corea y se reconstruyó en 1626, durante el reinado del rey Injo. 


Por supuesto al situarse cerca del estanque, también se refleja el pabellón en él.


Hacia el otro lado del estanque se encuentra su particular y preciosa entrada, y para llegar a ella disfrutamos de la bonita composición, como ya es tónica general en estas construcciones, de las superposiciones de tejados y sus ángulos, por eso mi sugerencia de rodear el pabellon.



En las vigas de madera del exterior se pueden ver labradas las figuras de un elefante pequeño, que algún simbolismo tendrá pero que no hemos descubierto. 


Y por fin, la puerta, a la que merecía la pena llegar por ser diferente y grandiosa, aunque la razón de ser así es porque el edificio comenzó a inclinarse y durante el reinado del rey Gojong se construyeron anexos para apoyar el pabellón y evitar su derrumbe. 



En el estanque se construyeron tres islotes artificiales que simbolizan a Samsinsan, las tres montañas sagradas mencionadas en muchas leyendas taoístas que se asocian a montañas coreanas. Los islotes están comunicados entre ellos por puentes, que podrían ser más estéticos con el entorno. 

En el islote Bognae se plantaron zinnias y arrayanes. Representa a la montaña Geumgangsan, situada al sureste de Corea del Norte y dicen que uno de los parajes naturales más bonitos de las dos Coreas, al que se puede acceder afortunadamente en tours organizados -y vigilados-. ¿Nos faltan días para visitar todo? ¡nos faltan años!. 


En el islote Bangjang se plantó bambú y se construyó el pabellón Bangjangjeon durante el reinado del rey Chongjo. Representa al monte Jirisan, situado cerca de dónde estamos, en Namwon. 

 
En el tercer islote, llamado Yeongju, se construyó el bonito pabellón hexagonal Yeongjugak, y es que los pabellones de seis o más lados siempre resultan más atractivos. El islote representa al monte Hallasan en la isla de Jeju-do.



El exterior presenta todos los elementos típicos, incluidas las cabezas de dragones, y el techo del interior está decorado con palomas blancas...del amor y la paz supongo.


De camino para visitar otros edificios del jardín hay una estela monumento dedicada al magistrado Seong An-ui, que ejerció como Ministro de Ritos y Magistrado de Namwon y Gwangju durante el reinado del rey Seonjo, ascendiendo a Ministro de Personal con el rey Injo. Esta estela honra sus servicios prestados en Namwon como magistrado durante cuatro años. Realidad y ficción mezclándose.


El siguiente lugar del jardín que visitamos es el Santuario Chunghyang, construido en honor a la fidelidad y misericordia de Chunghyang, la protagonista del pansori, al que se entra por la puerta Dansimmun, que significa “el amor que no cambia”. 


En la tablilla de madera del exterior del pabellón reza: Santuario de Chunghyang, la Señora Fiel, debajo de la cual hay dos figuras simpáticas, una especie de conejo sobre una tortuga, que no sé el significado y Sonia tampoco supo respondernos pero sus motivos habrá para estar allí.



Siendo un edificio pequeño el tejado no deja de atraer con sus bonitos colores dancheong, y es que es realmente es hipnótico, no puedes dejar de mirar los tejados por arriba o por abajo cuando estás en Corea.


En el interior del santuario un retrato imaginario de Chunghyang, al que muchos peregrinos que sueñan con el amor y una unión marital duradera vienen a orar y pedir. 


En este jardín Gwanghalluwon es donde me sentí más cerca de los increíbles jardines japoneses, supongo que por su extensión, por estar en la mayoría de las zonas muy bien cuidado, por las flores de algunas plantas, por las linternas de piedra, lejanamente me vino el recuerdo del jardín de Kenroku-en de Kanazawa (lejanamente vuelvo a escribir, que no tienen nada que ver, y el de Japón es una obra de arte sin edificios).


Detrás del santuario de Chungyang hay una colección de estelas, más sencillas que las de los monjes que hemos visto en los templos budistas, no todas tienen tortuga para sostenerlas y no hay rastros de dragones en ellas, posiblemente sean de otros magistrados de Namwon como en el caso de la estela que hemos visto antes.


En 1992 se construyó un edificio para alojar el Museo Chunhyang, donde se exponen nueve cuadros que cuentan la historia de amor y que ya es hora de conocer.

Wolmae, una antigua kisaeng (mujeres que entretenían a los reyes y a la clase noble durante la dinastía Joseon, no en todos los casos prostitutas, se asemejan más a las geishas japonesas), famosa en las tres provincias del sur, vivía en el condado de Namwon con el viceministro Sung durante el reinado del rey Sukjong. Como no conseguían tener descendencia recurrieron al Espíritu Guardián del Monte Chiri, tras lo cual concibió y dio a luz a una hermosa niña a quién llamaron Chunghyang. Muy pronto sus buenos modales, su buen corazón, caridad, piedad filial atrajeron las miradas en el condado hacia ella.

Un soleado día de primavera, Mongyrong Lee, hijo de un magistrado en el condado de Namwon, estaba visitando el Pabellón Gwanghanllu con su criado Bangja, y tan abrumado e inspirado se sintió con el día y el pabellón que comenzó a componer un poema, momento en el que sus ojos se toparon con Chunghyang, que estaba columpiándose en el bosque con su doncella Hyangdan, cerca del puente Ojakyo...comienza el amor.

Entre ellos surge el amor (a primera vista que se dice) y él le propone matrimonio a pesar de la baja posición social de Chunghyang, llegando a casarse en secreto. Pero él tiene que viajar a Hanyang (actual Seúl) para pasar los exámenes de funcionario de la corte y la deja sola en Namwon...comienza la tragedia. 
  
Entre tanto el recién llegado a Namwon, el juez Pyon, lascivo él hasta la médula, se cautiva con la belleza de Chunghyang y trata de seducirla (más cuando es hija de una antigua kisaeng), pero ella es fiel a Mongryong Lee y le rechaza, arriesgando su propia vida ya que el juez, enfurecido la hace azotar duramente y la encierra en prisión, llegando a decretar su muerte para la celebración de su próximo cumpleaños (el del malvado magistrado)...comienza la tensión.

Un día Mongryong vuelve a Namwon, en lugar de volver como noble lo hace disfrazado de mendigo para ocultar que ha pasado los exámenes, y una vez enterado de lo que ha pasado se dirige a prisión a ver a su amada, que lo recibe con amor a pesar de sus harapos, no así su madre, a la que no le gusta su apariencia (¡ay estas madres!). Chunghyang le pide a su madre que la entierren en la tumba familiar.

El día del cumpleaños del juez, Mongryong, que trabaja como inspector secreto de la corte para erradicar a los funcionarios corruptos, se presenta con su disfraz de  mendigo y recita un poema, alegórico al sufrimiento de miles de personas. Tras ello se retira y vuelve acompañado de una escolta militar, convirtiéndose el banquete en una sangrienta batalla. 

El magistrado corrupto y malvado Pyon es destituido de sus funciones por el Inspector Secreto Mongryong Lee, que a partir de ese momento gestionará los asuntos públicos del condado de acuerdo a las órdenes del rey, y posteriormente es ascendido. 

La pareja se reúne y vive feliz para siempre, confiriéndole el título de Dama de la Virtud a Chunghyang...y comieron perdices y vivieron felices.


La visita a este museo sirve para conocer la historia, a través de las pinturas y de los paneles que los explican, pero también se exhiben fotos del Festival Chunghyang que se celebra cada año en Namwon y en este jardín a finales de abril. A juzgar por las fotos aparte de ser enormemente colorido parece muy animado este festival.






Continuamos el paseo por el bonito jardín. 



En el jardín también se reproduce la casa de Wolmae y Chunghyang, más una granja que una propiamente dicho, ya que es un extenso terreno con con varios edificios destinados a varios usos: casa, cocina, alojamiento sirvientes; además de tener granja y huerto. 


La diferencia de las casas del pueblo llano con de la de los nobles se encuentra en el tejado, que en las primeras es de paja, ya que las casas yanbang (como las que vimos en el complejo Yenongyeongdang del Palacio Chandeokgung y las del pueblo son igualmente de madera sin pintar, y por supuesto, que son más sencillas, por lo que tienen menos madera.


Para dar más ambiente a la historia, en un pequeñísimo estanque se representa a la pareja enamorada. 


En el interior de la casa también se reproducen con figuras escenas de la vida cotidiana, entre los enamorados o de la hija con su madre e incluso la de un sirviente. 


En el huerto destaca ante nuestros ojos el típico pimiento rojo picante para hacer la salsa gochujang


Hay una zona “de juegos” donde se han recreado los instrumentos de tortura empleados por el malvado y lujurioso juez Pyon: en primer término un clásico cepo y al fondo una cruz donde se les propinaban latigazos a los presos.


Hay un columpio donde emular a Chunghyang y esperar al enamorado…o esperar una buena caída. 


El último edificio a visitar del jardín es Seonchwigak House, que significa “la casa que muestra una recopilación de información, tan preciosa como las cuentas”, y en ella se exhiben fotos del patrimonio cultural de Namwon, del Parque Nacional de Jirisan, así como instrumentos musicales tradicionales, que pueden ser tocados por los visitantes.


Salimos de Namwon Gwanghallu por la puerta oeste, y a ambos lados de esta calle hay un sinfín de tiendas que venden artículos y muebles de madera principalmente, aparte de los típicos souvenirs variopintos. 

Dejamos Namwon, la ciudad del amor, que publicitan a través de la entrada a la ciudad y en las tapas de las alcantarillas…y es que en el amor todo vale. 



Si, es una recreación de un cuento; sí, los pabellones no son muy diferentes a los que se encuentran en palacios e incluso templos; pero es una visita muy agradable de realizar, sin grandes pretensiones históricas, sólo lúdicas.