5 de mayo de 2011

Japón - Kioto - Templo Kyomizu-dera

El agua de los deseos


Desde Nara teníamos decidido que a la vuelta a Kioto iríamos a visitar un templo de los más conocidos y fotografiados. Paramos primero en el hotel a refrescarnos y desde allí en tres taxis vamos catorce personas (cinco en dos y cuatro en uno; esto es curioso, en algunos se pueden sentar dos personas al lado del conductor).

Los taxis nos dejan en una calle de subida al templo, está llena de tiendas en viejas casas de madera y turistas; es muy agradable y animada.


El templo es el de Kyomizu-dera, o del agua pura, otro de los Patrimonios de la Humanidad de la ciudad, que supuestamente es todo de madera y no se utilizó ni un solo clavo. Edificado en 798 y dedicado al bodhisattva Kannon de 11 rostros, los edificios actuales fueron construidos por el sogún Tokugawa Iemitsu en 1633. Es casi una institución en la vida de Kyoto, mientras que otros templos son de determinadas sectas, el Kiyomizu-dera es propiedad de todos.


Hay una mezcla de construcciones, por un lado las típicamente anaranjadas.



Por otro, las menos llamativas en madera de cedro, que personalmente me gustan más, "son más serias", aunque esta percepción cambiará con un santuario que más adelante conoceremos.


El templo tiene un santuario sintoísta en su interior, aunque esto es de lo más normal en Japón: se nace sintoísta sin obligaciones y se puede ser budista, musulmán, cristiano....., muy curioso realmente. 
 
El paseo es gratificante, entre los edificios que lo componen y las vistas a la montaña de Higashiyama y a la ciudad. 


Desde uno de los últimos edificios últimos se contemplan las edificaciones y se intuyen los pilares de madera.


Una vista más cercana de estos pilares sobre los que se asienta, y en los que no tiene que haber ni un solo clavo, ¡asombroso!.


Desde arriba vemos la cascada de Otowa, luego también la veríamos de cerca, tres chorros de agua que aportan de derecha a izquierda: larga vida, prosperidad e inteligencia, y como todo tiene truco, sólo se puede (o se debe) beber de una ya que la ambición puede llevar a la desgracia. Eso si, encontrar esta suerte cuesta 200Y. 

 
Paseamos por los caminos que hay, llegamos a la pagoda superior, encontramos más ciervos, y nos vamos tranquilamente del templo.