30 de septiembre de 2012

Corea del Sur - Seúl - Palacio Changdeokgung, Biwon (Jardín Secreto)



Paseando por el secreto de los reyes

Finalizada la visita al recinto de los edificios del palacio Changdeokgung nos queda conocer el secreto de los reyes, el Biwon o Jardín Secreto (5.000W, incluyendo la visita al palacio también, que la entrada sólo para el palacio -3.000W- no incluye el jardín), que sólo se puede hacer en visita guiada (en inglés a las 11.30 h y a las 15.30 h). Nosotros lo visitaremos a las 10 h con una guía en coreano, pero llevamos a Sonia para que nos traduzca y nos ayude, y por este horario tuvimos que partir la visita del palacio, teniendo algo de descontrol. 

Entre la zona de Seongjeonggak y la de Nakseonjae hay un camino que conduce al Biwon, al que también se puede entrar por una puerta situada al final de esta explanada, Hamyangmun. El mapa lo encontráis en la entrada anterior.


El Biwon originalmente era conocido como Huwon, “jardín trasero”, y se encuentra justamente detrás del complejo del palacio que hemos visitado, ocupando una extensión de 300.000 m2 de los 405.000 m2 que abarca el conjunto palaciego en su totalidad. 

El jardín fue creado en 1406 y ampliado en 1463 por el rey Sejo para descanso de la familia real (descanso sí, pero para llegar y andar de pabellón a pabellón descanso bien poco). La idea de la jardinería coreana es logar que el aspecto del jardín resulte lo más natural a la naturaleza, con el resultado de que lo que a simple vista pueda parecer natural, tras una visión en profundidad resulta ser el producto de un trabajo deliberado. El jardín se adapta a la topografía del terreno, existiendo en él colinas pequeñas y bosques naturales.

Era un lugar para componer poesía o para dedicarse a la contemplación (¡tiempos difíciles para esto!), también para celebrar banquetes e incluso como campo de tiro. Los reyes de la dinastía Joseon practicaban la agricultura y criaban gusanos de seda. 

Caminando llegamos al área del estanque Buyongji, de 34,5 m por 29,4 m, que tiene forma casi cuadrada representando la tierra y el islote redondo dentro de él representa el cielo.

A un lado se encuentra el pabellón Yeonghwadang, donde se celebraban en ocasiones especiales los exámenes para ser funcionarios en la corte en presencia del rey, aunque originalmente era el lugar donde el rey y sus súbditos disfrutaban de la poesía y de las flores.


La foto, visual y material, que todo el mundo busca no la podemos tener, el más bonito de los pabellones de este estanque, Buyongjeon, está en plena reforma y limpieza. Este pabellón de forma poligonal fue construido en 1792 y era el lugar donde se celebraba una fiesta al finalizar el curso de estudio. Una característica especial es que dos de sus cuatro pilares se encuentran dentro del estanque, con lo que se consigue el efecto de parecerse a un loto sobre el agua. Otra de las características especiales es que por todos sus lados está rodeado de puertas, con lo que desde interior se puede ver todo lo que hay alrededor. 


En otro de los lados del estanque, frente a Yeonghwadang, se encuentra el pabellón Sajeonggibigak, y en este mismo lado hay un surtidor de agua con la forma supuestamente de un pez. 


El estanque se nutre de agua de un pozo cercano. 


Frente a Buyongjeon se alza un complejo de edificios a los que está prohibido el acceso. Se entra por la puerta Eosumun, que significa “los peces no pueden vivir sin agua”.


En la base de esta puerta nuevamente nos encontramos con el símbolo de taegeukgi, la base de la bandera de Corea del Sur.


Tras la puerta unas escaleras conducen a Juhamnu, “el pabellón donde cada principio del universo une”, pabellón de dos pisos que ejercía la función de biblioteca; en el primero se guardaban los libros y el segundo se utilizaba como salón de lectura, siendo el lugar donde estudiaban los aspirantes a funcionarios de la corte. Se terminó de construir el año que el rey Jeongjo ascendió al trono, rey que era aficionado a las ciencias y que escribió varios libros sobre el tema. 


En este área del estanque hay un pabellón, supongo que actual pero adaptado al entorno, que ejerce la venta de souvenirs y de agua, con lo que aprendemos a pedir una botella de agua: mul hana (agua uno es su traducción literal). 

Continuamos el paseo, pasamos al lado de una puerta por la que no entramos, pero que lo haremos por nuestra cuenta en el camino de vuelta. 


Entrando por la puerta se entra en un recinto donde se halla el pabellón Uiduhap, utilizado como lugar de lectura por el príncipe Hyomyeong. De nuevo nos encontramos con un pabellón sin colorido dancheong, con la madera desnuda. A su lado se encuentra el edificio más pequeño del palacio, Ungyeonggeo


Saliendo del recinto, en el mismo muro que lo delimita, más adelante de la puerta por la que hemos entrado, se encuentra la puerta Bulromun, “la puerta de la eterna juventud”, realizada de una sola piedra.


Sobre el dintel están inscritos deseos de salud y larga vida al rey.


El paseo continua hasta llegar a un estanque cuadrado, Aeryeonji, donde se sitúa el bonito pabellón Aeryeonjeong, “amor de flor de loto”, que aunque no parece tan espectacular como el Buyongjeon, por lo menos si nos ofrece su reflejo en el agua. Tanto el estanque como el pabellón fueron construidos durante el reinado del rey Sukjong, para el que una flor de loto no cambia y permanece siempre erguida y limpia a pesar del ambiente, de ahí el nombre de ambos.  


Al noroeste del estanque Aeryeonji y al lado de otro pequeño estanque se encuentra el complejo Yeongyeongdang.


El complejo fue construido en 1827 según el modelo de casas nobles coreanas, llamadas yangban, por orden del hijo del rey Sunjo, el príncipe Hyomyeong, para celebrar el 40 cumpleaños de su madre como lugar para realizar la ceremonia Jinjakrye. Volvemos a la máxima de no pintar la madera, parece que al príncipe le gustaba más la madera vista, como hizo con los anteriores pabellones Uiduhap y Ungyeonggeo. 


Tras pasar la puerta se abre un pequeño patio alargado, en el que a nuestra derecha parece que los corredores se utilizaban como cuadras para caballos y seguramente parte de ellos también como zona de servicio.



Al frente hay un nuevo muro-corredor con dos puertas. El complejo está dividido en dos partes, para hombres y para mujeres; la puerta de la derecha conduce a la primera y la de la izquierda a la segunda. 


Entramos en la zona destinada a los hombres, donde destacan dos edificios. A la derecha Seonhyangjae, que funcionaba como biblioteca y escuela. El pabellón está orientado al oeste y en verano el sol le daba con fuerza, con lo que se instaló una estructura exterior con paneles corredera para evitar que entrara el sol en la habitación, y además en el techo se colocó una placa de bronce, lo que le diferencia del resto de edificios, aparte de convertirlo en uno de los más lujosos de Corea. 


Al frente el edificio de igual nombre que el complejo, Yeongyeongdang, que originalmente se utilizaba como una sala de recepción del príncipe. Durante la dinastía Joseon pasó a ser una casa de huéspedes y actualmente se usa para recepciones de estado, por ejemplo en 2010 se utilizó como lugar para la reunión de esposas del G-20 (¡ajá!, dejó de ser para hombres). 



A la izquierda un pequeño muro separa la zona de hombres de la de las mujeres, en el que se abre una sencilla pero coqueta puerta. Las piedras que se encuentran al lado del muro no sé su significado, pero me recuerdan a los jardines zen de Japón en Kyoto.


Al fondo de esta zona de los hombres, en el muro que rodea todo el recinto de Yeongyeongdang se levanta otra puerta: es una especie de laberinto de pasillos en L y puertas. 


A la derecha de esta puerta hay unas escaleras que conducen a un pabellón cuadrangular que parece coqueto, Nongsujeong, cuyo tejado dicen que recuerda a un halcón desplegando sus alas, pero el acceso por las escaleras está prohibido. A la derecha se puede ver el tejado de bronce del Seonhyangjae.


Pasando la puerta hay otras escaleras, en peor estado, y subiendo por ellas creo que la visión de este pabellón es más cercana y mejor que desde abajo. En su momento mi ángulo de visión por estatura no me permitió divisar el pabellón, con lo que no subimos por estas escaleras, cosa que hubiéramos hecho si mis ojos lo hubieran visto antes y no ahora en fotografía, aunque el muro nos hubiera tapado de nuevo la visión. 


Si en lugar de girar hacia el pabellón inaccesible se hace de frente a él nos encontramos con un muro que separa nuevamente la zona de hombres de la de las mujeres y una nueva puerta en él; está claro que estaban separados pero bastante revueltos si querían. Además en esta zona se encontraba el pabellón destino a la cocina (el mundo ha cambiado y mucho para bien).



Hacia el noreste de Yeongyeongdang de nuevo hay un estanque, de nombre Gwallamji

Sobre el estanque se alza el coqueto pabellón Gwallamjeong, que tiene la curiosa forma de abanico extendido (elemento tan necesario en este viaje, aunque mejor un buen paraguas). 


Al lado se halla el estanque Jondeokji, Gwallamji y él podrían ser fácilmente uno ya que están pegados, donde se encuentra el pabellón hexagonal de doble tejado Jondeokjeong, construido en 1644. 



En el interior, en el centro del techo se ve pintada una pareja de dragones en colores azul y amarillo (colores que simbolizan el cielo y la tierra). 


Fuera del pabellón hay una tabla de madera escrita por el rey Jeongo en 1789, el último año de su reinado, que reza:. Todos los arroyos del mundo tienen lunas reflejadas en ellos, pero solo hay una luna en el cielo. La luna en el cielo soy yo, el rey, y los arroyos sois vosotros, mis súbditos. Este es el principio del universo sobre los arroyos que siguen a la luna. 

Fuera del estanque se halla el pabellón Pyeomusa, cuyo significado es “estar en guardia contra la necedad y corregirla” (bonita frase a memorizar y aplicar), que era el lugar donde el príncipe heredero Hyomyeong disfrutaba de la lectura. 


El último pabellón en esta zona, pero no por ello menos bonito, es Seungjaejeong, es más, su localización le hace ganar puntos a su arquitectura.


El recorrido por el Jardín Secreto termina en la zona de Ongnyucheon, arroyo de Jade, un arroyo artificial construido en 1636 que se surte del pozo Eojeong. El lugar era muy apreciado por los reyes ya que su paisaje les recordaba al de las montañas. 

Aquí se encuentran varios pabellones a  los lados del arroyo, por lo que sobre él hay pequeños puentes. El pabellón Chwihanjeong.


Frente a él se encuentra el pabellón Nongsanjeong.


En la misma orilla de Nongsanjeong se encuentra el pabellón Taegeukjeong.


Al otro lado del arroyo se encuentra el pabellón Cheonguijeong, que es diferente al resto ya que tiene un techo de paja, además a su alrededor se ha plantado arroz, ambos detalles para destacar la importancia de la agricultura en Corea. 


Cerca de estos pabellones hay una piedra con la forma de una flor de loto, que suponemos el pozo Eojeong del que se nutre el arroyo. 


Al lado del pozo, por donde salta el agua al arroyo hay una gran roca llamada Soyoam sobre la que se ha tallado un poema. La lástima es que no corre mucha agua, es un hilito muy fino lo que sale. 


Al lado de la roca se encuentra el último pabellón de la zona, Soyojeong (más que verse en la foto se intuye, ya que está tapado por los árboles), rodeado por tres de sus lados por el arroyo. 


Los reyes y sus oficiales dejaban flotar sus copas de vino en el curso del arroyo mientras ellos escribían poesía; era un juego importado de China, se enviaba la copa a una persona determinada, que tenía que beberla, componer un poema y recitarlo, en caso de que no pudiera hacerlo se le imponía el “castigo” de beber tres copas de vino…¡menuda cogorza!


Aquí se termina la visita por el palacio y su jardín, preguntamos a nuestra guía por el santuario New Seonwonjeon, pero dice que no se visita, aunque tengo mis dudas, creo que estaba demasiado lejos para ir y que esta visita, que todavía no habíamos terminado por habernos dejado pendientes zonas del palacio por las que íbamos a pasar sí o sí, la veía demasiado larga, no estaba en sus planes de tiempo. 

Salimos por la puerta Sukjangmun, situada frente a Jinseonmun, la puerta por la que entramos tras cruzar el puente Geumcheongyo

Creo que la visita a este palacio es de las que hay que hacer si se viaja a Seúl, y a su secreto también por supuesto, como ya he dicho es un mundo de cuento lleno de magia, como los impresionantes decorados de una película oriental. Me reitero en que es bueno perderse por el palacio, por su jardín secreto (aunque la visita sea guiada, al final se puede dar media vuelta y hacer con respeto el recorrido a gusto, no creo que nos dejarán solamente por ir con guía coreana). 

Entramos a las 9.30 h de la mañana y salíamos del complejo a las 12 h, dejando lugares pendientes por visitar, con lo que si se quiere visitar en profundidad habría que sumarle media hora larga a estas dos horas y media que nos ha llevado a nosotros. 


27 de septiembre de 2012

Corea del Sur - Seúl - Palacio Changdeokgung




Al este: reyes, reinas, médicos y una concubina
 



Hoy comienza con efectividad el tour contratado, a las 9 h nos encontramos con Kim y con la que será nuestra guía hasta el final, Sonia, que aprendió español en España, durante tres años de estancia. Por su parte y por la nuestra vamos teniendo la toma de contacto para saber cómo somos y cómo funcionaremos todos los días que tenemos por delante, que son bastantes.

La primera visita será al palacio Changdeokgung (3.000W; estación Anguk), declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997, localizado en el distrito de Jongno-gu (mirar mapa). Se comenzó a construir en 1405 por el rey Taejong, padre del rey Sejong el Grande como un palacio secundario del palacio Gyengbokgung, terminándose en 1412 y ampliándose en 1463. Fue destruido durante la invasión japonesa de 1592 y fue reconstruido en 1610. Desgraciadamente la mayoría de los edificios se quemaron por un incendio en 1623 por la revuelta de la restauración Injo y se reconstruyó nuevamente en 1647. Durante el periodo colonial japonés del siglo XX algunos edificios fueron destruidos, comenzando los trabajos de reconstrucción en 1991 y todavía continúan. 



Taejong explicó que la construcción de este palacio secundario se debía a razones geománticas, ya que el palacio Gyeongbokgung no seguía sus principios y por lo tanto no tenía buenos auspicios. Sin embargo, se cree que sus razones eran más humanas que divinas, ya que Taejong se apoderó del trono tras asesinar a sus medio hermanos en Gyeongbokgung y con toda probabilidad no quisiera vivir donde se cometieron los asesinatos (extraña conciencia o sencillamente miedo de los espíritus). 

Trece reyes vivieron en este palacio durante más de 270 años, incluyendo al último rey, Sunjong. Fue la residencia de la dinastía Joseon entre 1611 y 1867, año en que se terminó la reconstrucción del palacio Gyeongbokgung, volviendo a vivir en éste. Hasta 1989 fue la residencia del último descendiente directo de la dinastía Joseon, la princesa Yi Pang-ja, que fue esposa del último príncipe real, Yu Un (una residencia muy grande tenía la princesa para ella sola como veremos). 

El palacio Changdeokgung era conocido como el palacio del este  por su situación respecto al palacio Gyeongbokgung. Tiene una belleza que lo hace único en Corea, con una perfecta armonía de los edificios con el paisaje, ya que se encuentran situados en la base de una montaña. 

Un dato a tener en cuenta para comprender las extensiones de los palacios, aunque las reformas no dejaron mantener la suya al palacio Deoksugung, es que a diferencia de las grandes construcciones europeas en las que primaba la altura para controlar grandes distancias, en un país montañoso como Corea la máxima expresión de poder era la ocupación de grandes espacios fértiles, y este palacio concretamente, fue el mayor símbolo de prestigio y poder de la dinastía Joseon.


Bajo un sol ya justiciero a las 9.30 h de la mañana traspasamos la magnífica puerta Donghwamun, la puerta de un palacio más antigua que se conserva en Corea, además de la más grande (yo respecto al tamaño tengo mis dudas con la puerta de Gwanghwamun del palacio Gyeongbokgung) datando de la reconstrucción de 1609. Su nombre significa “la Gran Virtud enseña a la gente y les influye a ser sinceros” (mucha traducción para tan poco nombre pero gran verdad en sus palabras). 

El umbral de la puerta fue modificado para que pudiera pasar un automóvil por ella porque los tiempos cambiaban hasta para los reyes. El segundo piso alojaba una campana y un tambor, la primera para marcar el inicio del toque de queda y el segundo para marcar el final; ahora no hay ni elementos ni toque de queda. 


Sobre la puerta, entre los dos tejados, se puede ver una sucesión de taegeukgi, símbolo que representa a la bandera de Corea del Sur que se refiere a la realidad última de todas las cosas y a la importancia del origen (el yin y el yang) -yo solo publico un taegeukgi muy soberano y el resto lo imagináis vosotros-.


Los colores dancheong son más atrayentes que en el palacio Deoksugung o en el templo Bongeunsa, supongo que por la grandeza de la puerta que tenemos ante nosotros y es que al final el tamaño sí importa.


Al entrar hay folletos en inglés con buenas explicaciones, un mapa del palacio y varios mapas detallados de los diferentes complejos que lo componen, con lo que se puede realizar la visita con mayor facilidad, sobre todo para los que viajan con plena libertad.

Tras la puerta se cruza el puente de piedra más antiguo de Seúl, Geumcheongyo, que data de 1411 y que cruza el arroyo Geumcheon, “el arroyo de seda”. Como iremos viendo palacio tras palacio, el puente y el arroyo no faltan en la entrada, siguiendo los principios del feng shui. 


El puente tiene tres carriles, el central por supuesto ya podéis adivinar que sólo era usado por el rey. Por los laterales que dan al arroyo está decorado con tallas de animales míticos que protegen de los espíritus malignos: Haetae al sur y la tortuga Hyeonmu al norte, y sobre ellas la cara de un monstruo, aparte de otros cuatro animales más. 







Tras cruzar el puente se levanta la puerta Jinseonmun, donde el rey Taejong ordenó colocar un tambor llamado Sinmungo que podía tocar cualquiera que quisiera realizar una petición, pero esto era una tarea ya no difícil si no imposible ante las dificultades de obtener las aprobaciones del magistrado local, el gobernador y el inspector general antes de pasar la puerta principal. Por ello, los ciudadanos optaron por bloquear la comitiva real en lugar de intentar tocar el tambor, provocando molestias y disturbios en la corte real...tiempos tan lejanos y tan cercanos en nuestro Congreso de los Diputados, la historia y sus círculos viciosos.


Jinseonmun conduce a un patio con sus tres caminos diferenciados que a su vez terminan en otra puerta. Algo más arriba de la mitad de este patio a la izquierda se encuentra la puerta Injeongmun


Al preparar la información de Corea y sobre todo de sus palacios entendí perfectamente la composición de la Ciudadela de Hué en Vietnam, ya que allí todavía la están reconstruyendo, pero una vez que te encuentras en ese patio con puertas y corredores es fácil imaginársela, casi verla en toda su esplendor. 

Las escaleras por las que se sube la puerta Ingeongmun están decoradas de animales, ahora no dragones, y no me parecen haetae, son otros de los que desconozco el nombre, aunque su función será la misma, proteger al palacio, pero dada la historia de destrucciones y reconstrucciones su efectividad parece bastante escasa. 










La puerta Injeongmun conduce a un patio porticado a ambos lados, con las correspondientes tablas de piedra en el suelo indicando el lugar que los funcionarios y militares tenían que guardar frente al rey de acuerdo a su rango; los civiles al este, los militares al oeste. Por supuesto se siguen manteniendo los tres caminos. 

Al fondo del patio se alza Ingeongjeon, el Salón del Trono, que es una reconstrucción de 1803. Aquí se realizaban las ceremonias de coronación y se recibía a los diplomáticos extranjeros. Por fuera parece tener dos pisos pero en realidad es solo uno con una buena altura. 



El edificio se levanta sobre una doble plataforma de piedra, y en el tejado nos volvemos a encontrar con las figuras de wenshou, animales zoomorfos que provienen de la arquitectura china. Es un edificio imponente, por su tamaño, por su decoración, por su elegancia con los tejados curvos, por todo.

Visitar este palacio es como entrar en un cuento lleno de tejados negros, de colores llenos de luz y magia, con esas figuras entre reales e imaginarias. 


En las escaleras de subida al pabellón, en el camino del rey se encuentra grabado el dibujo de un ave fénix en la piedra. 


Además en las plataformas sobre las que se alza Ingeongjeon también hay grandes calderos de bronce que se llenaban de agua para que los monstruos del fuego se vieran reflejados y se asustaran de ellos mismos.

En el interior, detrás del trono se sitúa el estandarte real de la dinastía Joseon con sus símbolos característicos: el sol (el rey), la luna (la reina), cinco montañas, cascadas y pinos. La iluminación eléctrica en este pabellón se instaló en 1908. 


A la derecha de Ingeongjeon se levantan Seonjeongjeon y Huijeongdang, con una sucesión de tejados negros que parecen llegar hasta el infinito. En la fotografía se puede ver como las construcciones se encuentran en terrenos elevados. 


Un muro separa la zona del Seonjeongjeon de la del Injeongjeon, por encima del cual asoma majestuoso, como intentando acaparar la atención, el tejado de este último.


A Seonjeongjeon se entra por la puerta Seonjeongmun que da directamente a un corredor central cubierto, por lo que el patio de este complejo queda partido por él. 


Seonjeongjeon era el pabellón donde trabajaban el rey y sus funcionarios hasta que se construyó el cercano Huijeongdang, con lo que tras la construcción de este pasó a alojar tabletas funerarias de reyes y reinas.

Su tejado es de color azul con lo que fácilmente se le identifica respecto al resto de los demás pabellones...precioso y se podrían escribir muchos adjetivos pero me quedo sin ellos.


En su interior se halla el trono del rey, ahora ya no en alto como en Ingeongjeon sino a ras del suelo, con su estandarte detrás.


La decoración del techo con sus colores, sus flores de loto, sus dragones, es una increíble y maravillosa composición. 


Al lado de Seonjeongjeon y sustituyénlole en sus funciones se encuentra Huijeongdang, que primero fue la residencia del rey, donde residieron los reyes Gojong y Seonjong, y posteriormente el lugar de trabajo de él y de sus funcionarios. 



Entrar en esta zona es encontrarse con una bonita sucesión de corredores altos sobre columnas de piedra, de tejados, de esquinas, de puertas y por supuesto de gran colorido.


Huijeongdang fue destruido por un incendio en 1917 y se reconstruyó usando materiales del pabellón Gangnyeongjeon del palacio Gyeongbokgung, que era el edificio destinado a  residencia del rey. Esta reconstrucción no tuvo nada que ver con el edificio original consumido por las llamas. 


Creo recordar que entramos por una de las puertas más cercanas a Seonjeongjeon y a partir de aquí fue jugar como niños entre las columnas, estábamos más disfrutando visualmente que aprendiendo los nombres de los edificios y su situación.

Se llega a un patio, que creo que debe ser el trasero de Huijeongdang comparando la foto con el mapa del palacio, a cuya izquierda se encuentra la entrada a este pabellón, que no es la principal, pero a través de sus puertas se puede ver el interior. 



Su interior está decorado con muebles occidentales, tal cual fuera un salón de Versalles (apreciación respecto a la segunda foto), y orientales. En las paredes a ambos lados se pueden ver dos pinturas de montañas. 



Detrás de Huijeongdang se sitúa Daejojeon, la residencia de la reina, que no presenta el típico tejado de cremallera (término arquitectónico que no entendía en letra y que allí se comprende a primera vista) que es como la cresta de los tejados, con lo que se identifica con facilidad. 

Daejojeon tiene el dudoso honor de ser el lugar donde se celebró el último gabinete de la dinastía Joseon para deliberar sobre su anexión a Japón (aunque realmente oportunidades de no hacerlo no parecía tener). 


El pabellón fue destruido en el incendio de 1917 y se reconstruyó con materiales del palacio Gyeongbokgung. En la base sobre la que se asienta no faltan los calderos de bronce para ahuyentar los malos espíritus del fuego, a los que se une también un reloj de sol. 


Una sala divide el pabellón en Seondool, la habitación de la reina, de Dongondol, la habitación del rey (juntos pero no revueltos). Personalmente me gusta mucho la barandilla que recorre el pabellón por el exterior, le da un aspecto muy acogedor y es fácil imaginarse paseando por ella al atardecer. 


En el tejado no faltan las figuras protectoras de los wenshou


¿Fotos?, se pueden hacer millones de ellas, con la composición de tejados a diferentes alturas, del colorido de sus maderas, quizás las mejores son las que al final se seleccionan en la mente y que no siempre cuadran completamente con la realidad, porque esto es como un mundo de fantasía. Es increíble lo hermosa y apabullante que resulta esta arquitectura.




A la derecha de Hijeongdang se encuentra el área de Seongjeonggak, cuyo edificio principal recibe el mismo nombre. Originalmente era el pabellón de estudio del príncipe, pero durante la ocupación japonesa fue utilizado como hospital real, por ello su nombre significa “hacer lo mejor para cuidar al rey y su familia”. 



A la derecha de este complejo Seongjeongak hay otro al que no entramos, su puerta creo recordar que estaba cerrada porque en caso contrario pienso que hubiéramos pasado, y si no lo hicimos por prisas al hacer la visita con desorden es una pena haberlo dejado pendiente porque el pabellón hexagonal Samsamwa que se ve sobre el muro es hermoso.


Al fondo de los terrenos del palacio se encuentra una zona de edificios llamado Nakseonjae, que fue construido en 1847 como vivienda para una concubina del rey Heonjong, Lady Gyeongbin, elegida para darle el heredero que deseaba. 


A nuestra izquierda dejamos un muro y una puerta cerrada, pero en la fotografía se puede volver a comprobar cómo el palacio se asienta sobre una pequeña ladera. 

 
La última emperatriz Yun vivió en Nakseonjae hasta 1966, la princesa Deokhye y Bangja Lee, la esposa del último príncipe, lo hicieron desde 1963 hasta 1989, lo que prueba que esta dinastía es de un pasado muy reciente. 


La diferencia de este área con los demás edificios del palacio es que los de Nakseonjae no se encuentran pintados con los llamativos colores rojos, azules y verdes, sino que su madera está desnuda, la razón es que no es un edificio real (aunque su “uso” fuera muy real). 


En la foto superior se vuelve a ver el pabellón Samsamwa, al que no accedimos desgraciadamente y nos conformamos por verle así, ya que desde abajo no vimos posibilidad de llegar a él, y la manera de hacerlo creo que puede ser bordear la muralla del complejo y hacerlo desde arriba si hay puerta y si está abierta, ya que según mis datos sólo se abre a las visitas viernes, sábados y domingos, y hoy precisamente era domingo. 

Paseamos por lo que podemos del complejo Nakseonjae a paso rápido porque Sonia ya enfilaba el camino de salida, con una sucesión nuevamente de muros, pabellones, y puertas, algunas cerradas. 





Mi consejo es que con el folleto de información en la mano, que tiene buenos planos del palacio y de sus edificios, paseéis con calma por el lugar para no dejar lugares pendientes, buscar puertas y si están abiertas entrar, y sobre todo “perderos” por todos los rincones posibles, que es la manera de conocer. Otra forma más didáctica es apuntarse a los tours en inglés que se realizan del palacio, que creo que recorren todos los rincones y que se realizan a las 10.30 h y a las 14.30 h (esta última hora para el verano me parece asfixiante). 

En el palacio falta por conocer su "secreto", que será en la próxima entrega.