2 de enero de 2011

Vietnam - Hoa Lu - Templo de Den Dinh Tien Hoang - Templo de Le Dai Hanh - Pagoda de Bich Dong

Nos vamos de excursión (primera parte)

Hoy tomamos conciencia completa de la conducción en este país, el primer día del aeropuerto al hotel fue por autopista y parecía más sencillo, pero ahora por carreteras de en teoría dos direcciones nos damos cuenta que todo está permitido: un camión que adelanta a un coche mientras es adelantado por otro coche al tiempo que viene un coche en dirección contraria y en medio motos…y funciona, eso sí a golpe de claxon, que supongo que será lo que más se cambia en los talleres. Es difícil que haya accidentes graves, aunque se producen en un gran número,  porque no se conduce rápido por regla general, entre 40-50 km/h, y cuando los hay mortales suele ser por la noche, porque le dan más al acelerador, las motos no están bien señalizadas con luces, los motoristas no todos llevan casco  y supongo que el exceso de alcohol también tendrá que ver.

Por un momento pensé que si este método se aplicara en España estaríamos todos metidos en un caos circulatorio donde nadie daría su brazo a torcer ni se movería de su sitio para favorecer el paso de otros, porque no deja de ser eso, un respeto extraño de todos por todos, con categorías por potencia de caballos. Esto sería nuestro fin, nuestra propia autoinmolación automovilística.

Salimos de la ciudad en medio de un terrible atasco y pasamos por una calle repleta de restaurantes de carne de perro (thich cho) que da penita ver sus cadáveres expuestos sobre las mesas, pero esto es una cuestión de culturas, los hindúes tampoco entienden que nosotros nos comamos las vacas (y podemos matizar todo lo que queramos, comparando unos animales con otros).

Llegan las imágenes de los arrozales con sus típicas escenas, tanto de la propia plantación como de sus trabajadores con sus sombreros cónicos non la; así como las palmeras al fondo de esta inmensidad verde.

Esta es la Asia que hemos conocido en las películas y documentales, y ahora la tenemos ante nuestros ojos contemplativos, asombrados y felices. 






Los cementerios en muchas ocasiones se encuentran en medio de los arrozales o detrás de las casas, los muertos deben permanecer al menos un año cerca de sus familiares, aunque esta es una de las costumbres a desaparecer por orden gubernamental.

Nos vamos acostumbrando a los monolitos o columnas a cada paso, a cada aldea, pueblo o ciudad, en memoria de los soldados caídos por la independencia y la libertad...comunista y restringida, pero libertad de la patria a los extranjeros opresores.

Hacemos la parada de rigor para miccionar todos y descansar el conductor, por supuesto en una tienda de souvenirs, donde compramos unas bonitas tortugas de piedra (pequeñitas) para toda la familia.

Llegamos a Hoa Lu, unos 90 km al sur de Hanoi, la capital del reino de Dai Co Viet en el siglo X, trasladada esta capitalidad desde Co Loa (16 km al norte de Hanoi) al estar más alejada de China y más fácil de defender ante sus ataques por la protección natural con el paisaje abrupto de la región. Posteriormente, en 1010, Ly Thai To trasladó la capital a Dai La, renombrándola como Thang Long.

De momento solo hay excavaciones que van sacando a la luz ruinas de la ciudadela, con una extensión de unos 3 km2, que dan un avance de la magnitud e importancia de la misma, pero nuestra guía dice que son solo ruinas poco visibles y que no merecen la pena, aunque había leído que a pesar de estar en ruinas el gran palacio es impresionante.

Lo que sí hay en pie son dos templos dinásticos a los que nos dirigimos, son reconstrucciones del siglo XVI, a los que se entra por una puerta de tres entradas, de aspecto demasiado actual en su cemento y piedras para lo que se encuentra en el complejo. 

En la entrada no faltan los puestos de vendedores de souvenirs, frutas y agua. 








Al igual que en el Templo de la Literatura de Hanoi, después de esta puerta principal se atraviesan varias puertas con caminos que comunican patios con estanques de loto. 




 
El templo de Den Dinh Tien Hoang fue levantado en el siglo X en honor al rey que venció a los chinos en el año 968 y a la dinastía Dinh. El rey reinó 24 años, hasta que  fue asesinado mientras dormía por la noche. 

En el patio el lugar donde colocaban el trono del rey para las ceremonias.








En la fachada del templo, sobre la puerta de entrada intrincados y bonitos trabajos de madera labrada y pintada.











En su interior nuevamente profusión de dorados y rojos en sus columnas y decoración.

Un detalle en el interior de los templos y pagodas es que nunca faltan ventiladores frente a los que ponerse para recuperar fuerzas. 

En el altar la estatua del rey, y en los laterales las de sus tres hijos, pero estos se movieron para la foto y no han salido.






Salimos del complejo de este templo, caminamos por el campo y nos encontramos con ellos, ¡búfalos de agua! pero fuera de ella de momento. Desde la carretera vimos algunos pero fue realmente imposible hacerles una foto, sale de todo menos ellos.

De nuevo los campesinos que aprenden de los nuevos tiempos, hay uno montado en su búfalo esperando la foto para luego pedir el dólar de rigor, nos parece demasiado descarado, aunque entiendo que es un modo de ganarse la vida más fácilmente que en el cultivo del arroz, que no me parece mal pero que no me termina de gustar. Eso sí, el búfalo estaba preparado y ornamentado para las fotos o para una buena farra flamenca. 





Entramos en el complejo de otro templo, que arquitectónicamente es calcado al anterior, la entrada, las puertas, los estanques, los patios, el lugar del trono.









El templo de Le Dai Hanh está dedicado al fundador de la dinastía Le antigua que sucedió a la anterior Dinh. A los Le antiguos se les atribuye la sustitución de la moneda china por la vietnamita. 

Las puertas de entrada están lacadas y decoradas en dorado, llamando mucho la atención, , y también en su parte superior tiene trabajos de madera de filigranas y pintadas como en el anterior templo.   


En este caso el rey está acompañado por su señora y su hijo primogénito. El hijo se volvió a mover para la foto, así que a la izquierda tenemos a la reina. 












A la salida del templo en los pabellones laterales hay una exposición de fotografías sobre las excavaciones de la ciudadela. 

Si bonitos son los templos, espectacular es el paisaje en el que se encuentran, rodeados de farallones verdes. En una de esas montañas se encuentra la tumba de Dinh Tien Hoang, a la que se sube por 207 escalones. Preguntamos a Huong para subir por nuestra cuenta (le evitamos la caminata) pero nos contesta que no, que hace mucho calor y que tenemos que continuar las visitas programadas del día, con lo que nos perdemos lo que tenían que ser unas maravillosas vistas de la zona. 



En coche nos adentramos por una carretera sin asfaltar por ese paisaje de montañas y verdor, con ríos navegables en sampanes.


 
Llegamos a la Pagoda de Bich Dong y pasamos por su puerta de triple entrada pegada a la montaña.






Se llega a una explanada rodeada por esos farallones rocosos llenos de vegetación, donde hay varios pabellones.













 
Pasando este patio a la derecha se encuentran las escaleras que suben a la pagoda.

Según se suben las escaleras a mano derecha de ellas se encuentra este espectacular dragón tallado en piedra.










Y por fin la pagoda, que es un lugar de peregrinación para los vietnamitas. 











 
Parte de ella se encuentra dentro de una gruta pero no se aprecia bien, su altar tiene muchas figuras de las que no recuerdo nombres aunque la guía nos contó algo sobre algunas de ellas pero como no lo escribí este es uno de los detalles que se me ha ido de la cabeza. 






En general es más sencilla que todas las pagodas o templos conocidos hasta el momento pero tiene un halo especial, será por esa sencillez y esas puertas de madera sin labrar que la hacen más mística, más cercana y menos prepotente.











Al salir de la pagoda hay unas escaleras que continúan ascendiendo y es que la pagoda en realidad son tres, hay dos santuarios más, y estos sí que están excavadas en grutas, le pregunto a Huong y me contesta que están de reforma (si, había un cartel que lo explicaba y también otro con la indicación que subiendo había otra pagoda) y que el camino es resbaladizo, con lo que nuevamente nos impide subir por nuestra cuenta….no me está cayendo bien del todo, que ella sigue a su planning programado sin posibilidad de cambios. 

Como si hubiera notado mi malestar, compra unas guayabas a una de las vendedoras y nos ofrece. Yo nunca las había probado, su apariencia es como de lima limón de piel más suave, su textura recuerda a la manzana, su color es blanquecino, tiene muchos pipos rosáceos duros y su sabor no es muy dulce y no muy ácido.

Salimos del complejo de las pagodas por un camino sobre un estanque de lotos que parece que te van a abrazar si te caes sobre ellos, con la compañía de esas moles rocosas.



La siguiente parada es la comida, en un restaurante local adaptado para los turistas que visitan la zona. 
 
Como detalle curioso, los cubiertos eran de Vietnam Airlines, por lo menos los nuestros.





Nuestro menú consiste en: sopa de calabaza, patatas fritas, pescado rebozado, rollo de primavera, cabra guisada, carne de cerdo salteada con piña, verdura salteada con ajo, arroz blanco y frutas. Sorprende lo de las patatas fritas, supongo que para que los occidentales no amantes de la comida vietnamita pudieran comer algo, porque además las acompañaron con kétchup, que muy local no es. 

Pero local sí que es la cerveza con la que acompañamos la comida, hoy nos toca probar la Dai Viêt (de marcas de cervezas hemos hecho una buena colección de fotografías, aparte de la consiguiente cata).

La comida no es de alta cocina como era de suponer pero era aceptablemente buena para satisfacer los estómagos. 

Mientras comíamos nuestra guía entra para pasarme el teléfono y la cara de asombroso es total, es Mr. Phong, el encargado de la agencia touroperadora que quiere saber qué tal nos va el viaje, y le contesto que bien (no quiero comprometer a Huong, porque además ella realiza su trabajo, mis peticiones son extras que ella debe decidir si quiere satisfacer o no). 

Mr Phong. nos dice que si tenemos un buen día y despejado disfrutaremos de nuestra próxima visita aunque ello haga que nos asfixiemos de calor.

Todo un detalle esta llamada que parece ser que siempre la hace, y no solo en una ocasión sino en varias a lo largo del viaje, menos a nosotros que aproveché la ocasión para pedirle un cambio que no se me concedió desde Madrid, pero vuelve a negarlo, dice que no es posible a estas alturas y que no me va a defraudar lo planeado…jajaja, por eso seguramente no me volvió a llamar…pero a este capítulo ya llegaremos. 

Es la primera vez en los tres tours que hemos hecho hasta el momento que nos llaman desde la agencia para conocer nuestras impresiones directamente y no por una encuesta. 

El resto de la excursión y día lo hacemos en una entrega separada, que se lo merece por la propia magia del lugar, Tam Coc.