4 de julio de 2019

Botswana - Río Chobe - Safari fotográfico Pangolin - Mamíferos y reptiles

En el agua y fuera de ella

El safari fotográfico por el río Chobe no está completo si además de las bonitas, coloridas y diferentes aves no incluimos a los mamíferos y a algunos reptiles. 


En el suelo, entre la vegetación de hojas secas escuchamos un ruido y movimiento, se trata del varano de garganta blanca (Rock Monitor). 



Lo que a primera vista de estos neófitos naturalistas serían impalas, resultan ser lechwes. Hay que fijarse en todos los detalles, tamaños, pelos, rayas en su pelaje, y cuernos, que son diferentes en todos los antílopes, y en África hay una gran variedad. 


Entre la multitud de aves destacan las moles de los hipopótamos, que van haciendo su particular ruido al comer la hierba. Unos pájaros llamados picabueyes les limpian su piel de insectos.




Tomando el sol sin moverse ni un pelo, hay una pareja de enormes cocodrilos, con los que pasamos un gran rato, esperando alguna acción, aunque por supuesto no contra nuestro barco. 






Unos nuevos antílopes para la colección, se trata del antílope acuático o waterbuck, que tienen un importante pelaje. Es tan mono que parece hasta doméstico, y te dan ganas de adoptarlo.



Hay una manada de búfalos, aunque no con tantos como los hemos visto en tierra firme; uno de ellos, paja en boca, posa para la fotografía. 


Y ellos, los maravillosos efelantes, una gran manada en la orilla del río, muy desparramada.


Que se disponen a cruzar el río, además de jugar (o pelear suavemente, no lo tengo muy claro) entre ellos para nuestro deleite. 




La manada se dispone a cruzar el río, siguiendo a lo que deben ser los jefes, que sin mirar hacia atrás avanzan a un ritmo lento. 





Los juegos (o peleas por una dama elefante) continúan en el agua, y las cámaras no dejan de sonar. 




Unos vídeos de estos juegos acuáticos. 


 

Los elefantes van cruzando a tandas, no parecen tener prisa. Algunos esperan en la orilla, no sabemos qué, otros todavía están acercándose lentamente pero les queda un trecho hasta llegar. Fue un momento muy especial, porque es imposible saber si tú serás un afortunado en ver el cruce del río por elefantes, y en este caso se trató de un gran grupo. El tiempo está detenido en la barca, estamos disfrutando de un espectáculo increíble. 


Termina nuestro paseo en barca y volvemos a tierra firme, donde en el hotel nos espera Innocent con nuestra comida, un escaso wrap de pollo, con el que todos nos quedamos con hambre, dos hubiera estado mejor (creo que Innocent comió mejor en el hotel o en Kasane). Nunca pensé que disfrutaría tanto con una cámara fotográfica en mis manos, aunque de las fotos que hicé muy pocas son salvables, aunque alguna hay, como las meigas.