15 de marzo de 2013

Corea del Sur - Gyeongju - Lago Bomun



Paseo por el lago

Terminada nuestra excursión por el fascinante templo Golgulsa y su exhibición de Sunmudo, es hora de volver al hotel, y a pesar de estar algo cansados, decidimos dar una vuelta por los alrededores, ya que es nuestra última noche en Gyeongju, y el hotel Hilton se encuentra en la orilla del Lago Bomun


En el paseo descubrimos un mundo de esculturas modernas colocadas en los inmensos jardines que lo rodean. 






Estas obras supongo que tienen relación con el cercano Sonje Museo de Arte Contemporáneo, a cuya entrada hay dos esculturas de Botero. 


Comenzamos a caminar sin un rumbo fijo, sólo intentamos llegar al lago, verle y pasear lo que podamos y nos apetezca. Lo malo es que llegamos a una zona del lago donde no se encuentra en su punto álgido de agua y más parece un terreno abandonado que un lugar para el disfrute y el placer, y eso a pesar del bonito puente que lo cruza. 


El lago es un hábitat adecuado para las aves, que pululan con total tranquilidad entre las aguas y el barro, recordándonos los buenos momentos de la Yellow Water en el Parque Nacional de Kakadu de Australia, pero sin su esplendoroso verde.



Llegamos hasta un embarcadero con forma de pequeño pabellón, cuyo camino recuerda a los paseos marítimos de postales antiguas o incluso de los balnearios. 


En este embarcadero se alquilan patinetes con forma de pato, con mamá y papá pato. En esta zona el nivel de agua es más alto, de otra forma no habría manera de utilizar estos patitos. 



Algún turista no preocupado por el tiempo, aunque ha dejado de llover el cielo no tiene buenos augurios de agua, ha decidido salir a pasear en los patos. 


Desde el embarcadero "de patos" se puede ver el puente que medio cruzamos porque no tenía mucho sentido el cruzarlo entero para no realizar ningún recorrido por la otra orilla. 

En el cielo, un medio de locomoción con mayor amplitud de miras, un globo aerostático, que nos trae buenos recuerdos de nuestra grata experiencia en Segovia y nos produce ganas de realizar una nueva aventura aérea. 


Decidimos no seguir dando la vuelta por el lago y nos adentramos en un pequeño reducto comercial, donde hay tiendas, algunas nos sorprenden gratamente por su decoración y los productos de venta, como ropa estilo vintage, porcelanas inglesas y coreanas; y por supuesto también hay restaurantes, a los que echamos una visual por si nos convencía alguno para cenar, pero no lo hicieron lo suficiente como para volver a ellos en la noche. 

Volvimos al hotel para descansar un poco, acto que realizamos en uno de los salones, donde aprovechamos para tomarnos un tentempié de fruta, que resultó exquisita. 


Acompañados por un Martini y por un Singapore Sling, ya que no me lo tomé en su ciudad original aproveché para hacerle una cata. 



A pesar del gran plato de fruta, no deja de ser agua, al cabo de dos horas volvimos a bajar para cenar, aunque fue una cena sencilla y frugal por aquello de no sufrir un ataque de hambre de madrugada.  

La ciudad de Gyeongju es un lugar impresdindible en un viaje a Corea, ya no como ciudad en sí que no la hemos disfrutado, sino por todos los sitios históricos que se encuentran en ella y en sus alrededores.