10 de enero de 2011

Vietnam - Hué (2) - Ciudadela

Vidas imperiales



La siguiente visita es a la antigua ciudad imperial de Hué, que fue uno de los centros culturales e históricos más importantes de Vietnam. Fue edificada por el emperador Gia Long, primer emperador de la dinastía Nnguyen, a principios del siglo XIX a imagen de la Ciudad Prohibida de Pekín, para lo cual vació las arcas del Estado, aumentó los impuestos y dejó a la población en la pobreza. Los sucesivos emperadores de la dinastía ampliaron y modificaron las construcciones del complejo. 

Fue diseñada combinando los preceptos de la geomancia china, como el feng shui, y los principios militares de un arquitecto francés, Sebastian de Vauban. La ciudadela es casi cuadrada, con tres lados rectos y un cuarto en forma de arco que se adapta al meandro del río.

Un incendio en 1947 destruyó muchos de los 150 edificios reales construidos en 143 años de dinastía Nguyen y los pocos restos que quedaron resultaron dañados en 1968 durante la guerra, ya que esta zona fue duramente atacada por el Vietcong y por los EEUU al estar muy cerca de la Zona Desmilitarizada, nombre eufemístico donde se desarrolló la estrategia de distracción para la Ofensiva del Tet en 1968 y zona donde se encuentra la famosa Colina de la Hamburguesa (por una película con el mismo nombre basada en hechos reales). Las tropas del Viet Cong y de Vietnam del Norte lograron resistir en su interior 25 días de sitio estadounidense durante la Ofensiva del Tet

Después de 1975 dejó de prestarse atención a este tipo de lugares pues se los consideraba simples recuerdos imperialistas de la dinastía feudal Nguyen; pero en 1990 el Comité Popular local reconoció el potencial del lugar y dio la denominación de “tesoros nacionales” a este conjunto monumental.

Fue declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1993, institución que financia parte de la restauración que se está llevando a cabo.

La Ciudadela tiene un perímetro de unos 10 km, está rodeada por una muralla de 2 m de ancho  y 7 m de alto con foso en zigzag de 30 m de ancho y 4 m de profundidad, lo que la convierte así dicho en inalcanzable pero parece ser que nació obsoleta y yo no entiendo de esto como para explicar los motivos. Tiene diez puertas de entrada que dan a calles y tres que dan a puentes sobre el río.

La puerta más septentrional de la ciudadela es la Torre de la Bandera, Ky Dai o Cot Co, de 37 m de altura, la más alta donde ondea la bandera de Vietnam. Tiene una historia de caídas y reconstrucciones y desde 1947 se mantiene en pie la misma. El 31 de enero de 1968 las fuerzas comunistas tomaron la ciudadela e izaron el estandarte del Frente de Liberación Nacional en el mástil de la torre.



A derecha e izquierda de la torre se encuentran los Nueve Cañones Sagrados, que no fueron diseñados para ser disparados ni como elemento de defensa sino como simbólicos guardianes de la ciudad y del palacio. 

Cada uno mide 5 m, pesa 10 toneladas y representan las cuatro estaciones y los cinco elementos. Nosotros solo nos acercamos a los cañones estacionales. 


Dentro de la Ciudadela se halla la Ciudad Imperial, rodeada por un muro de 2,5 km y cuatro puertas. La Puerta del Mediodía, Ngo Mon, enfrente de la Torre de la Bandera, fue construida en 1933 y es el acceso principal, constando de cinco puertas: tres al frente (por supuesto la central para el emperador y las dos laterales para los mandarines) y dos a los lados para los soldados (toma pareado).



Estar delante de esta puerta es un momento muy especial, no sólo por la belleza de la puerta sino porque no puedes dejar de imaginar qué es lo que nos encontraremos dentro, y es que el mundo de los emperadores, y más de los asiáticos, induce a mundos de lujo y placer. 

Sobre la puerta está el Balcón de los Cinco Fénix, Ngu Phung, que se sostiene en cien columnas y desde donde el emperador presidía las ceremonias, los desfiles militares y promulgaba el calendario lunar. Recibe este nombre porque se dice que visto desde arriba se asemeja a un grupo de cinco fénix pero yo no lo he visto desde arriba así que vuelvo a no afirmar nada. 

Desde este balcón Bao Dai, el último emperador del país, abdicó al trono a favor del gobierno de Ho Chi Minh el 30 de agosto de 1945 y luego la historia continuó…con las guerras.

Un detalle del mismo, donde aparte de la pintura algo desgastada se puede ver el tejado y la decoración en los aleros. 


Pasada la puerta se halla el puente de Trung Dao, por supuesto reservado al emperador,  a los lados los ya previsibles estanques de lotos, pero no por ello dejan de ser hermosos. 



En los estanques hay multitud de carpas y nuestro guía compra una bolsa de alimento para ellas al vendedor que astutamente está situado para este menester y nos ofrece para que las alimentemos y veamos sus boquitas abiertas chupópteras. Éstas no van para dragones como los del Templo de la Literatura de Hanoi, solo para gorditas. 







El puente termina en la Explanada de los Grandes Saludos (si es que poniendo nombres son únicos, a partir de ahora así llamaré al recibidor en casa), donde se celebraban las ceremonias oficiales, con los mandarines en filas de nueve (el tres y sus múltiplos son números mágicos y de la suerte para la cultura vietnamita). En la foto lo del fondo es la Puerta del Mediodía. 

Nueve estelas dividen el patio de dos niveles en zonas separadas para los oficiales de cada una de las nueve jerarquías del mandarinato. Los mandarines permanecían de pie, los administrativos a un lado y los militares al otro.





El patio conduce al Palacio de la Suprema Armonía, Thai Hoa, desde donde el emperador gobernaba y donde se celebraban las recepciones oficiales, también se celebraban los cumpleaños, reales y coronaciones. Al palacio sólo podían entrar los mandarines más experimentados, el resto se quedaba fuera.



Con sus clásicos y bonitos detalles de cerámica en los aleros y en el frontal del tejado, siempre tan parecidos pero siempre tan diferentes y sorprendentes. 



Al entrar en el palacio, en un lateral hay unos bancos  hacia una pantalla , donde comienza un vídeo el que muestran cómo eran las ceremonias y nos quedamos a verlo refrescados por un buen ubicado ventilador. Un espectáculo lo de estos mandarines y emperadores en sus desfiles, con elefantes incluidos.

En el palacio 80 columnas de madera lacadas en rojo  y decoradas con dragones dorados (el emblema de la dinastía Nguyen), pero eso es como era, que ahora las columnas que hay son restauración y sólo quedan unas cuantas de las antiguas sin lacados ni dorados, sino tal y como quedaron tras las guerras y la destrucción. También se encuentra el trono del emperador (creo recordar que no se podían hacer fotos, porque no hay ninguna, ni buena ni mala), sobre el que se sentaba con una corona de nueve dragones, un cinturón de jade y otros aderezos.

También hay una maqueta del complejo que es muy explicativa de la magnitud del mismo (no ha salido clara para verla bien)

Es posible que a partir de ahora no cuente las cosas perfectamente porque tengo las cosas algo confusas, la extensión por la que nos moveremos es increíble y me ha sido bastante difícil montar la Ciudadela y sus monumentos, así que si cometo algún error pido perdón de antemano.

Al salir del palacio hacia el otro lado, un nuevo patio.

Donde destaca la reproducción del sello imperial, como podéis suponer es una reproducción a tamaño gigante, que este no era para sellar papeles oficiales, sino menudo tamaño de estos papeles.

 
A la derecha e izquierda en el patio se encuentran las salas o palacios de los mandarines, una para los civiles y otra para los militares, que en su día flanqueaban el desaparecido palacio de Can Chanh, que era una segunda sala del trono. En estas salas se preparaban los mandarines para las ceremonias de la corte, los edificios son restauraciones de 1977. 

La sala de la izquierda se utiliza para lo mismo que antaño, pero ahora son los turistas los que se disfrazan de mandarines y no es para el emperador sino para una foto de recuerdo.


En la sala de la derecha es donde se pueden ver a los diez reyes del otro mundo o del infierno, a los que yo tenía localizados en la pagoda de Thien Mu, pero Hieu me escucha las preguntas y allá que nos lleva a conocerlos. Con este nombre me esperaba reyes más fieros pero por su aspecto el infierno no debe ser tan malo. Esta sala también se utiliza como un pequeño museo, con otras figuras y una colección de fotografías de los siglos XIX y XX.


Al fondo del patio la tercera muralla de la ciudadela, con la puerta en ella que da acceso a la Ciudad Púrpura Prohibida, Tu Cam Thanh, de 8 ha de extensión, a la que solo tenían acceso el emperador, sus esposas, sus concubinas, sirvientas y eunucos. Cualquier hombre que entrara era condenado a muerte. 

La Ciudad Prohibida llegó a tener más de 60 edificios pero quedó completamente destruida por el ejército francés en 1947 y lo poco que quedó fue rematado por los bombardeos americanos. 

Una vez dentro de la Ciudad Prohibida, a ambos lados del patio, ya no adoquinado sino de hierba no cuidada, se levantan varios pabellones, que también son reconstrucciones, están trabajando en ellos, en este caso financiadas por Japón,  país que está inyectando mucho dinero en el país (también en infraestructuras, como carreteras y puentes).

La tarea de la reconstrucción no es fácil ni pequeña y no sé los ojos de los que podrán disfrutar de esta joya arquitectónica en su totalidad, porque desde el interior de uno de estos pabellones hacia la derecha ve ve la nada más absoluta y patios descuidados. No es que las reconstrucciones sean lo mejor, pero creo que en algunos casos son necesarias por múltiples y variadas razones, en este caso, dará una idea más exacta de lo que fue este inmenso complejo. 





Nuestro avispado guía se da cuenta que nos sigue una jovencita muy guapa, claramente está escuchando sus explicaciones de extranjis, comenzó a hacerlo cuando mirábamos la maqueta en el Palacio de la Suprema Armonía, así que se lanza y comienza a hablar con ella, estamos viendo a un cazador en plena acción como en los documentales. 

Ella es María, una joven vasca que lleva un mes en el Sudeste Asiático viajando de mochilera y sola, ante lo que me quito el sombrero, creo recordar que 22 añitos tenía. Le pregunto por lo que se habrá encontrado por esas pensiones y en esos autobuses, y trenes y claro, pues que de todo, pero que es el único modo de viajar mes y medio sin arruinarte, y en este momento me gustaría ser menos “cómoda”…y también tener menos años, que todo cuenta, y me planteo mis críticas hacia el hotel en el que nos alojamos. 

Paseamos en su compañía por estos pabellones reconstruidos.





En la parte de la derecha de la Ciudad Prohibida se conservan dos edificios que no resultaron dañados por las guerras. El primero de ellos es la Biblioteca Real o Sala de Lectura del Emperador, Thai Binh Lau. Por supuesto no le falta su propio estanque de lotos.

 
Donde vuelven a destacar sus filigranas en el tejado, aparte de los típicos dragones hay figuras más originales, y que más que cerámica parecen joyas incrustadas.



La biblioteca fue construida en 1821 por el emperador Minh Mang. En la entrada se observan los palos que sujetan la estructura, lo que hace que no sea visitable, pero sin lugar a dudas es uno de los edificios más bonitos de la Ciudad Prohibida.

 
En este camino María se encuentra con otro mochilero, creo recordar que de origen nórdico, y la perdemos, más bien la pierde Hieu, que posiblemente estaría pensando en lo bien acompañado que estaría para la cena.

El otro edificio que se conserva es el Teatro Real Duyen Thi Duong, construido en 1826 y que se convirtió en la sede del Conservatorio Nacional de Música. El edificio no es original en su totalidad ya que ha sido reconstruido sobre sus cimientos, porque está en muy buen estado y lustroso en comparación la Biblioteca, aunque esta sigue siendo muy especial con su envejecimiento.

Un detalle a mencionar dado que será una constante a partir de ahora, es que para entrar a cualquier edificio se repetirá el patrón de puerta que conduce a un patio donde se halla el edificio o el conjunto de edificios. En este caso la puerta queda detrás de nosotros.


En su momento el emperador y su corte asistían a las representaciones y actualmente lo hacen los turistas principalmente,  o apasionados de la música tradicional vietnamita, ya que todos los días se realizan conciertos. 


Por supuesto el trono en un lugar primordial, controlando todo. 

 
Al salir por la puerta que lleva al teatro (nosotros hemos entrado como por la parte de atrás desde la biblioteca) nos encontramos con avenidas flanqueadas por árboles, por las que pasear y por las que perderse, menos mal que vamos con Hieu, para el que no tiene secretos esta ciudadela. Saliendo por la puerta se sale de la Ciudad Púrpura Prohibida pero seguimos dentro de la Ciudad Imperial. 

 
Vamos encontrando puertas, por algunas pasamos dentro y por otra pasamos de largo, algunas están restauradas y espléndidas y a otras les falta un repaso, pero aún así no desmerecen nada. 


Al entrar por ellas nos podemos volver a encontrar con un pequeño laberinto de puertas, patios y templos. 



Una de ellas da acceso al complejo amurallado Mieu, formado por diferentes pabellones y templos.

El Templo de Hung Mieu se utilizaba para celebrar el aniversario de muerte de cada emperador. Fue construido por Minh Mang en 1821 para adorar a su padre, Gia Long, y a sus abuelos. Fue destruido por un incendio en 1947, siendo restaurado en 1951 y en 1990.



Aparte de los dragones ya clásicos en su tejado destacan sobre todo en las esterillas sobre las puertas abatibles de la entrada. Es tan bonito todo, el entorno, el templo, la tranquilidad porque casi no hay turistas, las sensaciones, que parece que el tiempo se ha detenido y nos hemos colado de verdad en la Ciudad de los Emperadores. 

En su interior las típicas columnas rojas y labrados dorados en las vigas del techo y los altares para venerar a los antepasados emperadores.


El templo tiene su propia triple puerta, y es que entrar o salir de aquí si no se concentra uno parece complicado, más cuando al ir con un guía se va despreocupado siguiendo sus pasos, que seguramente siguiendo las avenidas arboladas y entrando y saliendo por sus puertas la cosa no debe ser tan difícil. 


Puerta que si no me ubico mal, que no lo tengo nada claro, da al Templo The Mieu o Templo de las Generaciones. Al igual que el anterior con una colección de esterillas con dragones, pero en esta ocasión es mucho más largo el templo.


En su interior, que no se puede fotografiar (por lo menos no se debe) nueve altares para venerar a los emperadores de la dinastía Nguyen, con su fotografía en cada uno de ellos, desde Gia Long hasta Khai Dinh. Como dato curioso, durante el gobierno francés solo se rendía homenaje a siete de los emperadores, los que agradaron a Francia. Ya os imagináis que el rojo y el dorado es lo predominante, y además está todo muy brillante, como si a los turistas que entran les dieran gamuzas para abrillantar más el templo.

En estos Templos Mieu las mujeres tenían prohibida la entrada, incluida la emperatriz.

Al otro lado de este patio se encuentra el Pabellón de Hien Lam, del que se dice que es el edificio más hermoso de la ciudad, y cierto que es hermoso, se vuelve a la máxima de que lo sencillo es bello, pero en esta ciudadela mires a donde mires encuentras belleza de todas las maneras posibles. Fue construido por Minh Mang en 1824 como homenaje a aquellos que contribuyeron a perpetuar la dinastía (anda y que no se daban bombo ellos mismos).


Desde 1833 hasta 1945 su altura de 13 m marcaba el límite de altura para todos los edificios de la Ciudadela. Su interior está vacío (creo recordar esto porque no hay fotos de nada y tampoco recuerdo la prohibición de hacerlas). 

Al frente del pabellón se encuentran las Nueve Urnas Dinásticas, una por cada soberano de la dinastía Nguyen, simbolizando el poder y la estabilidad al tiempo que recogían el mandato celestial. La urna que no está en línea es la más grande y está dedicada a Gia Long (se intuye a la derecha detrás de los árboles). Las urnas están labradas con dibujos de paisajes, plantas, animales.


A cada lado del patio hay dos detalles muy curiosos, son como dos cabinas de teléfono inglesas, más cuadradas y menos alargadas, que encierran cada una un dragón. 

Detrás del pabellón se encuentra una triple puerta  muy parecida a la que os he mostrado antes, que conduce a la salida y a la Puerta del Mediodía (por donde entramos a la Ciudad Imperial). A ambos lados del pabellón hay otras dos puertas que al final conducen al mismo camino.

En teoría la visita por la ciudadela se ha acabado, pero tiro de la guía que llevo y le pregunto a Hieu por un lugar, ¿quieres ir allí?, la respuesta es fácil, si, ¿tenemos tiempo? (todavía no me conoce pero lo terminará haciendo), así que en lugar de tomar el camino hacia la salida nos volvemos a internar por una de esas calles arboladas con murallas y puertas que encierran inmensos y preciosos complejos de templos y edificios.

Entramos en el complejo de la Residencia de las Reinas Madres o Residencia de la Longevidad Duradera o Residencia Dien Tho, por una triple puerta como las anteriores, solo cambia el nombre, que recibe ahora el de la Felicidad Eterna (claro, si estaba lleno de mujeres). Fue construido por Gia Long en 1804.

En un gran patio hay varias edificaciones, la primera que vemos a la izquierda es el Pabellón Tinh Minh, construido en 1927 sustituyendo a una antigua edificación en madera, que fue utilizado como clínica por la esposa del emperador Dong Khanh y luego fue destinado a residencia privada por el emperador Bao Dai.


En el centro se encuentra el Palacio Dien Tho, de 1804 pero varias veces restaurado.


En su interior las columnas son de madera sin lacar en rojo, al estilo vietnamita y no imperial chino, con muebles con incrustaciones de madreperlas y asientos profusamente dorados. 

A la derecha del patio se encuentran las ruinas del Edificio Ta Tra, que estaba destinado a hall para los que tenían audiencia con la Emperatriz. Fue dañado en la guerra y posteriormente por un tifón, y así se ha quedado. 


Saliendo del Palacio por un corredor a la derecha se llega a un pabellón de recreo de Sus Altezas sobre un estanque. Que al igual que nos pasó con la Biblioteca Real nos impacta su arquitectura simple en madera y en este caso su localización sobre el estanque. Paz y tranquilidad es lo que se respira en el lugar. 

Su interior continúa con la decoración en estilo vietnamita, de madera labrada en sus columnas, pero en este caso carece de muebles.


De nuevo la teoría es que ahora de verdad la visita se ha acabado, pero Hieu nos tiene una sorpresa, ya sabe que allá donde se pueda ir vamos, con lo que nos lleva a la Residencia Truong Sanh, construida igualmente como zona de recreo para la Emperatriz. En 1844 el emperador Thieu Tri lo consideró uno de los 20 lugares más bonitos de Hué. La puerta de triple entrada está recién restaurada, así podéis comparar cómo eran originalmente estas puertas ricamente decoradas en mosaicos. 


Al entrar un pequeño muro todavía sin restaurar, así se puede ver el antes y el después, aunque durante este paseo hemos podido ver incluso como de la nada se han restaurado pabellones enteros. 

Detrás del muro un estanque con forma de media luna, que en el centro acoge un jardín de rocas.


El pabellón se encuentra en restauración, de momento éste, que como ya es normal es solo uno de los edificios que se encuentran en este complejo. Parece ser que lo están adecuando a sala de conciertos. 


Todavía quedan más lugares y edificios por conocer y descubrir, algunos en ruinas, pero creo que hemos visto los más importantes y representativos, aparte de hacernos una idea de la extensión de la Ciudad Imperial, con lo que ahora sí emprendemos el camino de vuelta hacia la Puerta del Mediodía, a la que se puede subir. 

 
Desde ella se obtienen bonitas vistas sobre el foso, de la Torre de la Bandera y del puente Trang Dao. 


En su interior una campana y un tambor (tamgong), un cuadro en el que se contempla una de los desfiles ante el emperador, tal y como nos mostraron en el vídeo al comienzo de la visita, pero en el vídeo sin elefantes, y no será por falta de ellos, porque a la salida del compejo del Teatro Real vimos a uno encadenado, suponemos que será utilizado para espectáculos o para dar paseos por el recinto. 

 
La escalera que conduce al balcón superior está cerrada, con lo que se queda como un secreto de los emperadores y de las mujeres, que contemplaban las ceremonias detrás de una celosía. 

Ante la visita a la Ciudadela solo puedo decir IMPRESIONANTE, que pena que una guerra destruyera estos monumentos, y que pena que estos monumentos tan bellos saquearan al pueblo para construirlos. Sin lugar a dudas es uno de los recuerdos arquitectónicos más bonitos que nos ha dejado el país, una visita que no se puede ni se debe pasar de largo, y que a tener tiempo dedicarle una mañana completa para disfrutar de todos sus grandes y pequeños detalles, a los que es imposible fotografiar y mucho menos publicar en este blog. 

Nosotros utilizamos casi dos horas y media y la información de todo tipo es tal que te desborda, tanto por la extensión, el número de pabellones y sus usos, la cantidad de elementos decorativos…y le estamos inmensamente agradecidos a Hieu por ser un guía tan atento y dispuesto a llevarnos por todos los rincones posibles.

Como no conozco la Ciudad Imperial de Pekín no puedo realizar una comparación entre ambas, aunque comparar, como ya dije, no se debe hacer, la mente nos lleva a ello, solo debemos disfrutar de lo que afortunadamente tenemos la posibilidad de ver y conocer.

Dos mapas para entender más la Ciudadela, la Ciudad Imperial, la Ciudad Púrpura Prohibida y sus edificios.