1 de octubre de 2013

Chile - Isla de Pascua - Orongo - Islotes Motu Kao Kao, Motu Iti y Motu Nui



Tangata-manu, el hombre pájaro

Desdee Rano Kau parte un camino que parece ir directo al mar, y nosotros vamos por él. Aunque no llevará a ninguna parte en concreto dan ganas de caminar por ahí, pero se dirige a la zona llamada Orongo (mirar mapa).




Paramos en primer lugar en el centro de visitantes de Orongo para registrarnos y mostrar la entrada al Parque Nacional (es indispensable tener la entrada). La teoría es que uno por familia debe hacer este registro de visitantes, pero Rosita, que antes ha trabajado para el Parque Nacional y ahora lo hace para una empresa privada como guía, lo hace por todos: cuatro de Brasil, tres de Argentina, dos de España… parece que es más rápido, pero entre la conversación que tienen entre ellos -Rosita y el guarda- y con nosotros -el guarda, que habla como auténtico charlatán-, el tiempo creo que al final fue el mismo o incluso mayor. 





En el centro explican aspectos de la cultura rapanui, además de la historia del tangata-manu, el hombre pájaro (ya queda poco para conocer su historia, pero hay que ir poco a poco, y cada cosa en su sitio). 




También cuentan el expolio del único moái que había en Orongo, el Hoakananai’a, que significa "el amigo perdido o robado". El moái fue tallado en basalto con una altura de 2,42 m y tiene grabados dibujos en su espalda; se encontraba semi enterrado en el área marcada con el número 5 de Orongo. El 7 de noviembre de 1868 fue trasladado por trescientos marineros, con ayuda de los habitantes de la isla, al barco inglés Topaze, y regalado a la reina Victoria, que lo donó al Museo Británico, donde se exhibe en la actualidad, ¿lo devolverán? aunque fuera un “regalo”.  


Fuente: britishmuseum.org



Y el expolio de otro moái más, Titahanga-o-te-Henua, un pequeño moái que se encontraba en la pequeña isla motu Nui, que fue llevado también a Inglaterra, en 1915 con la expedición de la arqueóloga británica Katherine Routledge (incomprensible que fuera ella la responsable del traslado de este moaí), y que actualmente se exhibe en el Museo Pitts Rivers, de la Universidad de Oxford. 


Fuente: weweremodern.blogspot.com



Continuamos el agradable paseo, el llamado Sendero Orongo, solo nos faltaba una cesta de picnic para que el día fuera completo, sentarnos en el verde a tomar unos bocadillos en armonía y tranquilidad. 




Esta necesidad de picnic son provocadas por las bonitas vistas hacia el mar, con tres islotes cercanos a los acantilados. Son los islotes: Motu Kao Kao, el más pequeño, de forma puntiaguda; Motu Iti, el mediano, cuyo significado es Islote Pequeño; y Motu Nui, el más grande, y su nombre significa eso, Islote Grande. 




En Orongo, en estos acantilados y en estos islotes se celebraba el culto del hombre pájaro, tangata-manu, que se celebró desde el siglo XV aproximadamente (la datación va desde el XV hasta el XVII porque no hay datos fiables) hasta 1876, fecha en la que fue prohibido por los misioneros que llegaron a la isla. La ceremonia estaba consagrada a la divinidad suprema, Make Make, que creó la tierra, la luna, el sol, las estrellas; además recompensaba a los buenos y castigaba a los malos (todos los dioses tienen propiedades similares en todas las culturas). 



El rito tenía lugar en primavera, cuando las aves migratorias anidan en los islotes. El jefe de cada una de las tribus que habitaban Isla de Pascua enviaba un sirviente, un hopu, a Motu Nui, el mayor de los islotes. Los hopu tenían que descender el acantilado, cruzar a nado con flotadores de totora (junco) o en una pequeña balsa del mismo material el océano (posiblemente con tiburones), y una vez en Motu Nui, buscar un huevo, el primer huevo que hubiera puesto el pájaro sagrado de Manu Tara, un gaviotín apizarrado que llegaba una vez al año. Durante la espera y búsqueda del huevo se refugiaban en cuevas del islote, en cuyo interior hay petroglifos relacionados con esta ceremonia. Mientras tanto en Orongo se realizaban ofrendas al dios Make Make. 


Este es el gaviotín apizarrado:



Fuente: wikipedia


Y esta su representación dibujada por los rapanui, tal y como está en el mosaico del suelo en el centro:





Cuando por fin uno de los hopus encontraba el huevo, volvía al mar (no se sabe bien si con el huevo en una canasta de mimbre o atado en una cinta sobre su frente –ambas acciones viendo los acantilados parecen imposibles e inverosímiles, y la segunda opción es la utilizada en la película Rapa Nui-, trepaba por el acantilado y se lo ofrecía a su jefe, que era investido con el título de Tangata-manu, el hombre pájaro, durante un año. 


Esta es la representación del hombre pájaro, donde la cola es sustituida por pies y las alas por manos:




 Fuente: newsnfo.co.uk


El nuevo jefe se afeitaba la cabeza, las cejas y las pestañas, se pintaba el cráneo de rojo y negro y el cuerpo de blanco. Durante el año de su reinado no podía tocar ni ser tocado, permanecía recluido en una casa especial, solo, separado de su familia. Eso sí, su selección le daba a su tribu autoridad durante ese año sobre el resto de tribus y sobre la isla. 


Hay teorías sobre este rito; posiblemente fuera una manera de encauzar la rivalidad entre tribus hacia la paz, no había guerras y sí la espera de un nuevo hombre pájaro. También podría ser la expresión del deseo de escapar del confinamiento de la isla, pero parece más real la primera, ya que si llegaron una vez a ella, ¿porqué no salir de ella?




El sendero conduce a la aldea ceremonial de Orongo, que se usaba estacionalmente por su uso de ceremonial. El culto a los antepasados, representado por los moái, se fue abandonando a partir del siglo XVI y se reemplazó por el culto al dios Make Make, vinculado a la fertilidad, la primavera y la llegada de aves migratorias. 




La aldea fue reconstruida en 1974 por el arqueólogo norteamericano William Mulloy (cuya tumba se encuentra en la isla), y sus construcciones miran hacia el infinito océano que nos rodea. 




En Orongo hay 53 edificios de forma oval construidos en el siglo XVI en piedra, con suelos excavados en la ladera, las hare vaka o hare paenga. Las paredes se levantaban con losas de basalto colocadas en posición horizontal, y el techo, arqueado, se cubría con tierra, lo que produce la sensación de ser parcialmente subterráneas. 




La entrada a las casas, orientada hacia el océano, es un estrecho túnel de poca altura, de forma que para entrar hay que agacharse o arrastrarse, pero por protección de estas construcciones el acceso está prohibido -se ve pero no se juega-. 





El sendero continúa, y es que si desde Rano Kau hemos llegado andando, es porque detrás de la aldea de Orongo se encuentra el volcán. 




Estamos muy cerca del kari kari, la depresión en la ladera del cráter junto al océano, depresión producida por la erosión del viento y el mar. 





Thor Heyerdahl, el aventurero de la Kon-Tiki, describió el cráter y su laguna como una gigantesca caldera de brujas, y algo de razón tenía aunque le falten las burbujas.




En Orongo también hay una colección de petroglifos, de hombres pájaros tallados en una roca al borde del acantilado, pero por protección ya no se puede acceder a ellos, con lo que nos quedamos con las ganas, y muchas. También hay dibujos del dios creador Make Make y de Komari, símbolo de la fertilidad. 



Fuente: wikipedia



Fuente: avesdechile.cl

Emprendemos el camino de vuelta, y desde una zona de terreno más elevado se puede ver perfectamente una de las casas, hare vaka, y su forma elíptica es por la que es llamada casa-bote. 


En el camino de vuelta, una última mirada hacia atrás. 




Y caminamos para salir, pero no con muchas las ganas la verdad, a pesar de que sabemos que nos esperan más sorpresas, más lugares increíbles, pero es que cada rincón de esta isla te atrapa de una forma especial.