30 de noviembre de 2016

España - Cáceres - Convento de San Pablo - Palacio de los Cáceres Ovando y Torre de las Cigüeñas - Palacio de las Veletas - Iglesia de San Mateo - Hotel y Restaurante Atrio - Torre de los Sande - Casa de los Solís



Plazas encadenadas

La calle Cuesta de la Compañía llega hasta la plaza de San Pablo, donde se encuentra el convento de San Pablo, que en 1499 no era más que un recogimiento de beatas que organizó la hermana Juana González. En 1519 Paulo II autorizó a la fundadora para erigir un convento bajo la Regla y Orden Tercera de San Francisco, y hoy lo habitan religiosas de clausura de la Orden de Santa Clara. 






En la plaza destaca el palacio de los Cáceres-Ovando y la Torre de las Cigüeñas, que recibe el nombre por el gran número de cigüeñas que anidaban. Fue construido entre 1466 y 1480 sobre las ruinas del palacio árabe por Diego de Cáceres Ovando y su mujer Isabel Flores. 




La torre es más alta que las torres del resto de palacios de la ciudad, porque cuando Isabel la Católica mandó desmochar las torres cacereñas como un símbolo de cercenamiento del poder de los nobles, por su apoyo a Juana la Beltraneja en su lucha por el trono de Castilla, hizo una excepción con esta torre, ya que el capitán Diego de Cáceres Ovando era miembro de su Real Consejo. En la década de 1940 fue reformada para alojar la sede del Gobierno Militar. 





Desde la plaza de San Pablo a la izquierda surge la plaza de las Veletas, donde se encuentra el palacio de las Veletas, construido en el siglo XV y reformado a principios del XVII, que alberga el Museo de Cáceres. Es un edificio singular ya que no posee elementos defensivos, y debe su nombre a las veletas que se encontraban en la balaustrada que remata el edificio. 




La plaza de San Pablo está unida a la plaza de San Mateo, donde está la iglesia de San Mateo, en la parte más alta de la ciudad, levantada sobre un solar ocupado por una mezquita. Presenta elementos góticos, renacentistas, platerescos y barrocos. Con exactitud no se sabe su año de construcción, siendo citada por primera vez en 1345, siendo reformada y ampliada en siglos posteriores. 






La plaza está cerrada hacia el otro lado por la construcción moderna del Hotel Restaurante Atrio, que al menos presenta piedra en su fachada, aunque su factura se nota demasiado moderna, y eso que este no es el diseño original planteado por los arquitectos Mansilla y Tuñón, mucho menos respetuoso con el entorno medieval en el que se sitúa, pero la ciudad se puso en pie, se manifestó en contra y tuvieron que cambiarlo, aunque en la parte izquierda de la fotografía se ve asomar un cubo blanco que desentona con todo. El espacio consta de dos palacios, uno propiedad original y otro cedido por la Junta de Extremadura. 


Siempre he estado a favor del contraste arquitectónico, no tiene porque desmerecer en absoluto y pueden ganar todos, pero en esta ocasión creo que estamos en un caso especial, un casco antiguo bien conservado y comenzar a abrir el melón de la modernidad arquitectónica sería perder la esencia de este corazón medieval, y de ahí a perder el corazón completo sería paso tras paso. ¿Las estrellas Michelin pesaron en la decisión del Ayuntamiento?





A la izquierda del hotel restaurante, la casa de Diego García de Ulloa “el Rico”, fundador del Monasterio de San Francisco, que fue el encargado de entregar las llaves de la ciudad a Isabel la Católica en 1477. ¿De día o de noche?, ¡pues ambas claro!





Termina de cerrar la plaza la bonita Torre de los Sande, una de las torres más antiguas de la ciudad, construida en el siglo XIV. Tapizada con hierba es un lugar con mucho encanto.





En la actualidad la torre alberga un restaurante, donde es típico celebrar banquetes, y junto a la torre, una tapería de altos vuelos -no sé si condicionada por la cercanía de Atrio- pero que le falta algo de chispa gastronómica, por lo menos cuando tuvimos la ocasión de cenar en él. 





Desde la plaza de San Mateo una calle conduce hasta la casa del Águila, que perteneció a los Sande. A la derecha está la casa de los Solís o casa del Sol, una casa fortaleza construida en el siglo XV, reformándose en el XVI. Sobre la fachada destaca un sol con rostro humano con rayos solares mordidos por ocho cabezas de serpiente. Parece ser que los Solís consiguieron el título nobiliario por un servicio realizada a la Reina, llevando un mensaje desde Cáceres a Valladolid cabalgando durante una sola jornada. La casa está habitada por la orden de los Padres de la Preciosa Sangre. 







Desde la plaza de San Mateo sale la calle de San Pablo




Más adelante, a la izquierda, la calle de los Perero


¿No os apetece daros un paseo por la Ciudad Antigua de Cáceres? Yo ya estoy deseando volver, me ha entrado mucha nostalgia preparando estas entradas.