7 de febrero de 2011

Vietnam - Tay Ninh - Templo de Cao Dai

Mezcla religiosa en colores pastel


Salimos de Cu Chi y sus túneles, y a pesar de haber hecho una visita rápida y creo que bastante completa, vamos mal de tiempo. Llegamos al Templo Cao Dai, el más importante del país, cuya visita no estaba programada, lo estaba uno en la zona del delta del Mekong, pero no este, y ya puestos Tram prefirió ir al importante y de paso ganarse unos dongs, mejor para nosotros por lo primero. Fue construido entre 1933 y 1955.


Los templos de esta religión reúnen elementos arquitectónicos de otras, pero con colores pasteles. Se distinguen los tejados budistas, las cúpulas musulmanas y la fachada con dos torres, católica.


Esta religión suena a broma cuando se lee sobre ella. Fue fundada en 1926 por Phu Ngo Minh Chieu, y sus sacerdotes recibían órdenes en sesiones de espiritismo para la construcción de este templo. Por ello, según se entra hay un cuadro con los santos patrones: el revolucionario chino Sun Yat-sen, el poeta vietnamita Nguyen Binh Khiem y el escritor Victor Hugo, estos dos últimos escriben “Dios y Humanidad” y “Amor y Justicia”. Ellos tres son los representantes en la Tierra de la Tercera Alianza entre Dios y el hombre, la tercera revelación.


Las otras revelaciones anteriores fueron primero con Lao Tse y otros personajes asociados al taoísmo, y la segunda con Buda, Mahoma, Confucio, Jesucristo y Moisés. Aquí no falta casi nadie, porque además en las sesiones de espiritismo han contactado con Juana de Arco, Shakespeare o Lenin, que creen que guían a los vivos.

El objetivo del discípulo caodaista es escapar al ciclo de las reencarnaciones, y solo se puede conseguir negándose a matar, mentir, vivir lujosamente, practicar la sensualidad y robar.

Siguiendo con el mejunje de ideas, creen en un solo Dios, pero también en la dualidad del yin y yang chinos. Los sacerdotes son célibes, practican el vegetarianismo y por supuesto el desarrollo personal se realiza con la meditación.

En 1956 el caodaismo se había convertido en un importante movimiento político, con un ejército de 25.000 soldados (soldados y religión nunca suenan bien juntos). Los monjes se negaron a apoyar al Vietcong durante la guerra, por lo que después de ella sus tierras fueron confiscadas por el gobierno comunista y cuatro miembros ejecutados en 1979. En 1985, cuando el movimiento caodaísta estaba pacificado, se le devolvió el control de su santa sede y de unos cuatrocientos templos en el país.  

Cuando llegamos al templo la ceremonia ya ha empezado, a las 12 h aunque hay otras sesiones, todos los monjes ocupan sus puestos y nos perdemos su entrada al templo, que parece que es llamativa por el orden que llevan. La nave, al estilo de las católicas, está dividida en nueve niveles que representan las nueve etapas que conducen al cielo.

 
Al fondo de la nave destaca el Ojo Divino sobre un globo terráqueo, que representa tanto el espíritu de Dios como la luz del corazón, el conocimiento y la sabiduría. La cúpula de la nave está pintada a modo del cielo con nubes, estrellas y algún dragón (volador supongo).

 
Por encima de las cortinas azules una especie de retablo con ocho deidades del caodaismo: Buda, Lao Tse, Jesucristo entre otros.

 
Delante del altar hay seis sillas rojas y doradas para los cardenales y un trono para el papa (no para el católico, sino para el suyo). 

Impresionan las columnas rosas con los dragones enroscados en ella, parece que hayamos entrado en un sueño surrealista, el mundo de Willie Wonka se queda pequeño.


Hay monjes o colaboradores que a la horda de turistas la derivan por un lado u otro, por mucho que Tram intenta llevarnos hacia la izquierda, casi discutiendo con una de estas señoras, al final entramos por la parte de la derecha, con la marabunta de los demás mirones, desde donde se ve a los monjes todos bien colocados. Creo que las mujeres entran por la izquierda y los hombres por la derecha, pero nosotros solo somos turistas sin diferenciación de sexo.

 
En el piso de arriba también hay monjes, en un espacio más pequeño, donde en nuestras iglesias estaría situado el órgano normalmente, según Tram son aquellos que han perdido a algún familiar.

Al lado de estos monjes o de los fieles, el grupo de música y un coro de mujeres cantoras.


Sorprende la concentración en sus oraciones con el trajín de gente subiendo y bajando, y eso que somos bastante silenciosos, es más el ruido de los pasos que los comentarios; como sorprende que nos concentren a todos en el pasillo izquierdo superior y el derecho lo tengan completamente vacío. 


En las naves destacan dos púlpitos que no los hemos visto utilizar, pero como hemos llegado tarde a lo mejor son utilizados a modo de llamamiento a la oración.

Los colores de las túnicas así como sus tocados deben marcar la diferencia entre los más veteranos y con rango a los más jóvenes y todavía noveles en esta religión.

En las túnicas o el tocado de los que parecen más avanzados el Ojo Divino.

Ojo que también se encuentra en todas las ventanas, y que se ve desde dentro o desde afuera, nuestros ojos ven al Ojo siempre. Este triángulo me recuerda las clases de religión y la representación de Dios que nos enseñaban.


Por supuesto el Ojo Divino no falta en la fachada, y también está Buda (algo rarito y futurista) sentado sobre un tigre, en recuerdo del año en que se inició la construcción del templo.


Otros detalles decorativos que llaman la atención, que parece que entroncan más con el hinduismo.


Termina la ceremonia y esperamos la salida de los monjes, que en lugar de salir ordenados, lo hacen como en cualquier templo del mundo, cada uno a su bola. Tram pretende que me ponga con ellos por la cara para hacerme una foto pero esto me parece muy descarado y no lo hago.

El complejo del templo incluye otros edificios, que van desde casas para los monjes y adeptos, a oficinas y hasta un hospital de medicina tradicional vietnamita.  
Esta visita ha sido muy instructiva, tanto por la parte arquitectónica como por la parte religiosa, es curioso cómo se pueden elegir diferentes personalidades religiosas y unificarlos, con lo difícil que resulta en el mundo que se pongan de acuerdo los cristianos (católicos, ortodoxos o judíos), musulmanes, hinduístas, budistas...

En el coche Tram nos tiene otra sorpresa, nos ha comprado dulces como los que compró ayer en la Pagoda de Vinh Trang, para que nos los tomemos de postre y para traerlos a Madrid, y estos si han llegado para deleite de algunos.


Para comer hoy nos toca el comedor de una señora que ha abierto las puertas del propio para el negocio, y que parece que es una buena conocida de nuestra guía. El local no podía ser más kitsch y a juego con el templo de Cao Dai.

 
La dueña está como de vigilante en una silla, y cuando nos han servido y hemos comido algo se levanta a preguntarnos que tal, por supuesto en inglés porque si lo hace en vietnamita solo hubiéramos sonreído.

Volvemos a ofrecer a Tram que ella y el conductor coman con nosotros, pero ella dice que no, que estamos mejor solos, con lo que no insistimos.

El menú, pues lo que nos van sirviendo, casi todo lo conocemos ya, de una manera o de otra, y de nuevo vuelve a ser cantidad de comida: sopa, ternera con tallarines, muslos de pollo fritos normales, brochetas de ternera, patatas fritas con kétchup, pescado en salsa (o salsa con pescado), arroz con verduras.

Con este templo se acaban las visitas del tour por Vietnam, es hora de volver a Saigón, y como ya hemos visto varios tipos de cargas sobre las motos, ahora veremos a sus pasajeros. Ir tres es lo más normal, el niño puede ir delante o en medio, incluso llevan a bebés sujetos por pañoletas a sus madres, y lo más increíble es que no en pocas ocasiones hemos visto motos con cuatro ocupantes, pero no ha salido ninguna foto decente y eso que lo intentamos, normalmente suelen ser dos adultos y dos niños porque no hay espacio para mucho más claro, pero también se puede llevar al perro si es necesario.