9 de marzo de 2018

Myanmar - Yangón - Maha Wizaya Paya


La pagoda colorida

Desde el Mausoleo de los Mártires caminamos bordeando el amplio complejo de Shwedagon Paya, y frente a su entrada sur, la más común en utilizarse, se alza Maha Wizaya Paya, una pagoda construida en 1980 en la colina de Dhammarakkhita para conmemorar la unificación del budismo theravada en Myanmar. Como pasamos junto a la entrada de los coches, decidimos entrar por ella -el tiempo que hemos pasado con nuestro guía Myo nos ha calado, ya que siempre utiliza o quiere utilizar estas entradas-, no vaya a ser que nos demos una vuelta y luego no esté operativa o esté demasiado lejos la peatonal (Murphy y sus leyes se aplican cuando menos te lo esperas). 



Los medios de comunicación extranjeros y algunos locales la llaman la paya de Ne Win o la pagoda del general, por su implicación en el proyecto, pero muchos ciudadanos rechazan esta denominación porque fue construida en su mayoría por donaciones, que nada tienen que ver con la política y los políticos. El rey de Nepal donó reliquias sagradas para que fueran guardadas aquí. Pequeña pero muy coqueta nos parece en su exterior. 



Ne Win ordenó coronar la zedi con un hti (paraguas o terminación final) de 11 alturas, dos más que Shwedagon Paya, aunque lógicamente la altura total de la segunda es mayor que esta. 


La sorpresa de esta pagoda está en su interior, que con algo de imaginación puede parecer que se entra a una cueva. Se puede entrar hasta el centro ya que la zedi es hueca –como lo es el de Botataung Paya-, y en él destaca su estrafalaria decoración, con unas pinturas más acordes a una guardería o a un restaurante temático que a un edificio religioso, aunque en Asia y en Myanmar todo parece más una fiesta (en estatuas lo vemos continuamente) que algo místico. 




No falta el bodhi sagrado, o ficus, pero claro tiene que ser acorde y por lo tanto no es natural, es una representación "escultórica".


En el patio exterior, la zedi está rodeada de algunos pabellones, como los que albergan una campana y un gong. 




Para salir utilizamos la entrada oeste, custodiada por dos chinthe



La pasarela de acceso desde la calle cruza un estanque. 



Como desde esta pagoda hemos visto que enfrente hay otra, de la que no sabemos su nombre, cruzamos para visitarla, ya que nos pilla de camino y nunca se sabe lo que se puede encontrar, pero al final nada nuevo en sus santuarios, una imagen ya típica de Buda con sus luces de neón. 



Después nos fuimos a visitar por segunda vez Shwedagon Paya, para disfrutarla al atardecer (que no hubo bonito) y con la iluminación nocturna (que sí merece la pena); y tras ello finalizamos el día caminando en la noche por la ciudad hasta llegar al hotel Governor's Residence en plan aventurero porque no siempre hay farolas y las que hay no es que ofrezcan una luz maravillosa para ver donde pones los pies, sobre todo teniendo en cuenta los socavones o agujeros que hay en las aceras.

Frente a Shwedagon Paya y Maha Wizaya Paya hay un parque de atracciones, y es que ya digo yo que las decoraciones religiosas tienen un punto de diversión. La ventaja de este cruce de calles es que los semáforos se respetan, los coches no se lo saltan, y también se produce un atasco de impresión; con lo que se puede cruzar con relativa facilidad, que no quiere decir desentendiéndose, que los conductores tienen preferencia siempre.