26 de noviembre de 2018

Myanmar - Lago Inle

La vida en el agua

A las 9 de la mañana nos reunimos con Myo en el embarcadero del hotel para comenzar a explorar la inmensidad del lago Inle (se paga por ello, 10$). En la embarcación tenemos un completo kit de supervivencia: chalecos salvavidas, un chubasquero y un paraguas… lo único realmente deseable es no tener que utilizar los primeros. 


Primero tenemos que sortear la vegetación, y no sabes si surcas la vegetación, el agua o el cielo -son tan fabulosos los reflejos que te dejan ensimismado-, tan maravilloso es este lugar. 


El lago tiene 22 km de largo y 11 km de ancho, no tiene mucha profundidad y está situado a 1.328 m por encima del nivel del mar, en las montañas shan y en el valle de Balu. Sus aguas son de agua dulce, y a pesar de los datos de su tamaño, no es el más grande del país, que este título lo ostenta el lago Moebye, al sur del país. 


Nos rodea un bonito paisaje de montañas. 


La vegetación que aflora sobre el agua, mantos de lirios de agua con algunas flores que aportan colorido. 



Hoy tenemos un día soleado, que aporta mucha luminosidad pero también mucho calor, que no se nota por ir en marcha y darnos así el aire en los cuerpos e incluso el frescor del agua. Y sobre tenemos un paisaje muy bucólico, lleno de magia y de postales visuales. 


En el área del lago Inle viven unas 125.000 habitantes, llamados intha (gente del lago), existiendo 18 aldeas construidas sobre palafitos; también viven personas de las etnias shan, pa-o, kanah, bamar y otras. 

La historia cuenta que dos hermanos de Dawei llegaron a Nyaungshwe en 1359 para servir a un cacique de los shan (un sao pha), que quedó tan contento con su trabajo que les pidió que invitaran a 36 familias más de su localidad para vivir y trabajar aquí. Supuestamente todos los intha que hay en la zona son descendientes de estas familias. 


Los intha practican la acuicultura (agricultura en el agua, lo que se conoce como huertos flotantes) y la pesca; de la segunda vamos intentando capturar imágenes, ya que uno de estos pescadores es una de las fotografías más turísticas y de propaganda del lago.

La tarea de pesca se realiza bien con una red normal o con unas redes cónicas realizadas con bambú o madera, pero no tuvimos la fortuna de ver ningún pescador faenando con las segundas; además cuentan que no es tan fácil como antes hacer las fotografías, que ya no son pescadores de río sino de turistas a los que cobrar por dejarse fotografiar (habrá de los dos, pero a los pescadores de verdad no les debe gustar la fotografía al por mayor).

Los pescadores se sitúan en la popa de la embarcación, sujetándose con una sola pierna, con la otra rodean el remo que empujan para desplazarse, así tienen las manos libres para lanzar y recoger las redes. Un ejercicio increíble de equilibrio y destreza. 


Mejor un vídeo para ver la acción, aunque es más bonita al desplegar la red que al recogerla. 


Del lago no solo se sacan peces, también se extrae del fondo hierba que utilizan para crear plataformas sobre el lago para practicar la mencionada acuicultura o agricultura en el agua. Creo que vimos el triple de estas embarcaciones que de pescadores.




El lago está continuamente surcado por embarcaciones, de pescadores, de comerciantes que van o vuelven de los mercados -hay un famoso mercado en el lago, el de los cinco días, que se mueve de localidad en localidad-, de habitantes en sus quehaceres cotidianos, de turistas, es una amplia autopista que a pesar del tráfico no está colapsada… todavía. 




El lago no es solo el lago, también están los canales que salen de él y comunican aldeas y cultivos, donde en algunas zonas el agua pasa a ser de color chocolate, que creo que es debido a los depósitos que hay en el lecho. 


La llegada de los motores diesel al lago ha provocado también la llegada de las gasolineras acuáticas, como en el delta del Mekong

  
El medio de transporte para recorrer el lago, sus aldeas, huertos y monumentos es la barca.