8 de noviembre de 2018

Myanmar - Pindaya - Restaurante Green Tea - Aung Umbrella

Fabricación artesanal

Antes de continuar el viaje y las visitas hacemos una parada para comer, en un restaurante junto al lago Boutalake, Green Tea. En principio nos dan una mesa en el centro del comedor, pero pedimos amablemente el cambiarnos junto a la barandilla para tener una mejor visión del lago, aunque ello pueda conllevar mosquitos y más calor.


Hay un expositor donde muestran vinos elaborados en Myanmar, siendo el primero por la izquierda, Aythaya, el que probamos en Yangón, en el hotel Governor's Residence, que resultó no estar malo, aunque la bebida elegida será de nuevo la cerveza Myanmar. 


De aperitivo una especie de corteza de cerdo pero más suave, acompañada de salsa agridulce. 


Pedimos dos platos para compartir, unos vermicelli con pollo (como siempre, una cantidad abundante) y un clásico curry de cerdo. De postre, bananas, que se entiende bien para no estar Myo junto a nosotros. 



Tras la comida visitamos una fábrica de sombrillas en Pindaya, Aung Umbrella, que en principio parece más una visita comercial que cultural, pero siempre se aprende algo si se tienen los ojos y los oídos abiertos, y por supuesto se acaba comprando, ya no sólo por la belleza de los artículos, sino por ver su trabajo de elaboración, que valoras más. 

En la entrada hay una espectacular y grandiosa sombrilla que capta nuestra atención y la de los visitantes que llegamos (no muchos). 


Antes de nada, hay que conocer la fabricación del papel con el que realizan sombrillas, farolillos, cuadernos, papeles… y aunque ya hemos aprendido en nuestros viajes por Corea del Sur (en el bonito pueblo hanok de Jeonju) y Uzbekistán (en una fábrica cercana a Samarkanda), siempre hay lugar para conocer algo nuevo.

Nos saltamos los primeros pasos, el proceso por el que las ramas del árbol de la morera (que no nos confirmaron que se tratara del mismo) tras un laborioso proceso de sumergirlas en agua, hacerlas tiras, machacarlas, acaban convertidas en unas bolas, que poco a poco se sumergen en cuencos con agua, para deshilacharlas e ir colocándolas en un tamiz sumergido en una pila de agua. 


Al fondo, una mujer machacando las ramas ya convertidas en algo manejable para hacer las bolas; en primer plano, otra mujer deshaciendo estas bolas poco a poco en una jarra, que vuelve a machacar para que quede una masa más compacta, y vertiéndola en la pila de agua. 


Sobre el tamiz se colocan flores y hojas de bunganvilla (que esta es la parte que no conocíamos y que nos encantó), luego se saca el tamiz del agua para ponerlo a secar (de tres a seis horas). 





Una vez seco el papel se desprende con suavidad (más o menos, porque además parece tan frágil que te asusta cuando tira) del tamiz, y ya esta listo para vender o para trabajar con él. 



Ya estamos completamente cautivados por este papel (aunque lo estamos desde hace mucho), por lo que ya sabemos que vamos a comprar en la tienda, tanto para nosotros como para regalar, aunque todavía no sabemos en las múltiples formas que lo haremos, y menos mal que había artículos que se habían agotado tras el paso de otros visitantes, porque si no salimos de allí con un cargamento como para haber tenido que comprar una maleta.

Pasamos a la zona donde elaboran los mangos de las sombrillas, asombrándonos en el proceso, tan natural, tan sencillo y tan efectivo, solo se necesita un tronco de bambú y una madera, aparte de unas buenas manos artesanas. 




Nos quedamos prendados de los alegres farolillos que cuelgan por detrás del señor, y que vemos como elabora una joven. 



Ahora tenemos dos farolillos a los lados de la cama, alegres y preciosos. 


Y afortunadamente conseguimos la última sombrilla con este material de papel de seda con flores que había, claramente las más demandadas, ya que las pintadas aún siendo bonitas no era la que queríamos. 


No todas las visitas son puramente comerciales, aunque al final es posible que compres, siempre te enseñan el proceso de fabricación, que resulta siempre interesantes. 

Continuamos el viaje a Kalaw, para poder realizar un pequeño trekking por los alrededores, entre valles, montañas, huertos y pequeñas poblaciones.