Los accesorios de Buda
Vistas las distancias entre monumentos visitables, visto el tráfico, 
vista la dificultad de caminar por la ciudad (aceras en ocasiones intransitables), le pido a Myo la 
posibilidad de visitar otra pagoda muy cercana a Chaukhtatgyi Paya, así 
me evito intentar cuadrarla en la agenda que tendremos en nuestro día 
libre en la ciudad, y como ya parecía previsible en el mapa llegar a 
ella es volver a callejear, encontrando a su alrededor varios 
monasterios: Pasamos algunas entradas de coches y peatones hasta que Myo
 y el chófer llegan a la que querían, por supuesto la de los coches. 
Ngahtatgyi 
Paya está construida sobre una pequeña colina, y como tiene una 
entrada principal, custodiada por dos chinthe, que ya hemos aprendido 
que no es la entrada que le gusta utilizar a nuestro guía, a la salida forzamos el verla. Creo que nosotros en esta
 ocasión dejamos nuestras chanclas en el coche, por la cercanía a la 
entrada, acto que realizaremos en otras ocasiones, cuando Myo lo considera a bien. 
El típico pasillo cubierto que conduce a la pagoda. 
La
 primera sensación es la misma que hemos tenido en Chaukhtatgyi Paya, 
una nave decorada con columnas de mosaicos de cristal y muchos otros 
elementos. Además aprendemos que en las pagodas se puede realizar un 
picnic con total tranquilidad (no me imagino yo sacando las tarteras en 
una iglesia, no me parece respetuoso). 
El 
elemento central es una imagen de Buda sentado de cinco alturas, unos 14
 m de alto, que fue donada por el príncipe Minyedeippa en 1558, y que 
los fieles han ido enriqueciendo con joyas, diademas, cinturones, 
pendientes…. Está en la posición de Bhumisparsha mudra, con la mano 
izquierda hacia abajo, hacia la tierra, tocando el suelo; y la mano 
derecha como una flor abierta, señalando el cielo con la palma. 
Buda
 está custodiado (o acompañado) por varias figuras, dos de ellas muy simpáticas, que a nosotros nos parecen más artistas de circo, no solo en vestimenta también en la pose, a los que hemos visto en Shwedagon Paya. 
Más protectora, aunque también resulta amenazante para los profanos del budismo y su culto como nosotros, es la gran naga junto a la estatua de Buda. 
La gran campana de la pagoda; es la gran porque siempre suele haber más de una. 
Hay una lápida con inscripciones en la que suponemos se contará la historia de la pagoda y de la estatua de Buda. 
Las huellas de Buda ahora sin imagen del mismo, utilizadas para dejar donativos. Si la imagen de Buda no está reclinada y muestra las huellas en sus pies, siempre habrá un lugar con las huellas en horizontal. 
En el perímetro de la sala se suceden los santuarios con sus imágenes. 
Hay una escena que resulta simpática en técnica y contenido: Buda seguido por una columna de fieles, donde la escultura se funde con la pintura.
La
 escena es contemplada por una gran naga o serpiente, que está decorada con luces de
 neón y más parece la entrada a un túnel de diversión y susto en un 
parque de atracciones que parte de un templo religioso. 


















