3 de diciembre de 2018

Myanmar - Lago Inle- Mercado de Phaung Daw Oo

En el mercado de tierra

En las poblaciones del lago Inle se realiza el famoso mercado flotante de Ywama, pero para poder coincidir con él hay que mirar el calendario, ya que se celebra cada cinco días, y como no nos cuadra, nos conformamos con visitar uno de los mercados flotantes secundarios, el mercado de Inthein, que se celebra cada cinco días y va cambiando la población donde se instala, nosotros visitamos el mercado que se ha instalado detrás de Phaung Daw Oo Paya.

Myo nos deja a nuestro aire, él se quedará desayunando en uno de los puestos de comida que nunca faltan en los mercados. 


La verdad es que hasta apetece probar algunos alimentos, porque estas empanadillas tienen buena pinta. 


Muchos de los puestos están atendidos por mujeres de la etnia pa-o o karen negro (los pañuelos y sus colores en las cabezas son el distintivo). 



Caminamos por los pasillos del mercado, arriba y abajo, izquierda y derecha, nos damos una buena vuelta por él. Os preguntaréis, ¿mercado flotante?, y es que tiene algo de truco esta definición, porque el mercado lógicamente está en tierra, pero los vendedores llegan aquí con sus productos en barca. Esta es la diferencia básica con el mercado flotante de Cang Rai del delta del Mekong en Vietnam, que sí se realiza en el agua y entre barcas, aunque también hay mercados de tierra; que es ciertamente curioso por el caos de barcos, vendedores, compradores y ahora visitantes turistas en busca de la mejor foto y el mejor momento.






Verduras, hojas de betel para elaborar tabaco que enrojece dientes y encías, flores, todo se vende. 




Cualquier sitio es un buen lugar para montar el puesto, incluso en mitad del pasillo. 


La venta de unos simples cacahuetes parece reproducir una extraña partida de ajedrez, con espectadores. 


Por supuesto no solo se vende comida, el turismo ha llegado, así que entre cebollas, cacahuetes, verduras y demás productos alimentarios siempre hay ventas de artículos de souvenirs, ya sean típicos de artesanía o creados especialmente para los visitantes. 


Un puesto de pescado, que extrañamente no estaba poseído por las moscas (como vimos en el mercado de Bagan), y eso que hacía mucho calor. 


Un solitario pez acompaña al surtido de pollos, y la compradora nos sonríe para la foto mientras el vendedor permanece serio, él debe estar más harto de los visitantes ocasionales que no compran y ella es feliz de ser protagonista. 


Un puesto de pescado seco. 


Un poco de fruta, pero poco, uvas y fruta del dragón. 


Puros artesanales, llamados cheroots por los británicos coloniales, elaborados con hierbas de todo tipo pero sin nicotina. 



Apetece probar los productos de aperitivo, de los que solos reconocemos a primera vista las cortezas de cerdo; los de la segunda fotografía nos recuerdan a los pretzel neoyorkinos. 




Lo primero parecen porras gigantes, pero mucho más contundentes y pesadas; y lo segundo como spaguettis fritos. 



En la parte trasera del mercado está el embarcadero donde los comerciantes han aparcado sus barcas llenas del género que quieren vender, uno de los motivos por los que recibe el nombre de mercado flotante. Ya es última hora, por lo que las barcas han ido marchándose, pero muchas tendrán que volver para desmantelar el mercado de tierra. 


Regresamos junto a Myo y nos tomamos una reconfortante y caliente taza de té.