Una vez visitado el interior de la catedral Stephansdom y para dar continuidad doy un pequeño salto en el tiempo cronológico de nuestras visitas, ya que al exterior le dedicamos tiempo de la tarde del día siguiente y vamos a continuar con ello. Por supuesto que volvimos a entrar por si la suerte nos quería acompañar, pero de nuevo la nave derecha y la central estaban cerradas a las visitas.
Hay que dedicar tiempo y vista para la cantidad de figuras y gárgolas en su parte superior, los elementos que mencionaré están más al alcance de los ojos, aunque no de todo habrá fotos, tanto porque no se las hicimos como porque ello significaría un "book" personal de la catedral.
Girando hacia el lado derecho de la catedral se encuentra un pequeño pórtico octogonal que precede a la puerta Singetor o puerta de los Cantores, que era de uso exclusivo de los varones. A la izquierda una copia de la tumba del trovador Neidhart Fuchs von Reuenthal, bajo un baldaquino, y a la derecha un Ecce Homo de 1435, a continuación del cual se encuentra el edificio de la Untere Sakristei, Sacristía Inferior.
Bajo el reinado de Rodolfo IV, en 1363 se puso la primera piedra de la torre Steffl, la torre sur, que se terminó en 1433, con 136 m de altura. Tiene una base cuadrada que se torna octogonal hacia arriba y está coronada por una estilizada aguja de tres cuerpos y por el águila de los Habsburgos.
A la torre se puede subir, su entrada se encuentra en el exterior, al contrario que en la torre sur, Adleturn, y además en este caso no se hace en ascensor sino por 343 escalones, que dependiendo de la forma física pueden costar un poco, pero todo esfuerzo tiene su recompensa, y en este caso las vistas estaban aseguradas. Desde arriba se podían distinguir las tropas invasoras ante las murallas de la ciudad, y posteriormente fue utilizada por los bomberos de la capital.
En la plataforma para contemplar la ciudad hay mucha gente, hay que hacer cola para poder asomarse por las ventanas, cosa que hacemos con mucha paciencia, porque no sólo es mirar, es recrearse y hacer las fotos, pero en un momento dado la gente desapareció como por arte de magia y pudimos disfrutar con tranquilidad de las vistas.
Un mundo de tejados, donde echo en falta un panel en el que expliquen qué es qué, porque se puede llevar un mapa y orientarse, pero hay personas que hasta con él no sabrían orientarse (y con esto me señalo a mí misma).
Desde arriba la planta de la iglesia de la Magdalena y la capilla de San Virgilio se distinguen perfectamente.
De repente mis ojos se topan con ella, y esto sí que es fácil para mí reconocer, la noria de El Prater, la noria de la película El tercer hombre, y que en esta ocasión nos conformaremos con ver así de lejana, no tenemos tiempo de ir a divertirnos al parque.
Veámosla en el cine:
Aparte de por las vistas, otra razón para subir es poder contemplar los tejados catedralicios más de cerca, pero desde esta plataforma se ven parcialmente, no se puede sacar la cabeza por los barrotes, hay que retorcerse un poco o sacar la mano con la cámara para que ella capte más que el ojo humano, solo vemos mejor los de la parte derecha, ya que es donde está situada la torre, pero los de la izquierda de muy refilón, y a la Adleturn desistimos de subir por mi miedo. Hay unas escaleras que conducen más arriba en esta torre pero su paso está cortado, con lo que nos quedamos con la duda si desde más altura se verían más y mejor.
Bajamos más rápido de lo que subimos, y es que los pulmones funcionan mejor, continuamos el recorrido exterior por la catedral. En el lado derecho del Apostelchor, coro de los Apóstoles, hay dos grandes relieves funerarios renacentistas, y en el muro posterior del Winterchor, Coro de Invierno, hay frescos góticos de finales del siglo XV (impresionante encontrarse con ellos), protegidos de las inclemencias del tiempo y supongo que de los turistas y no turistas, por unos paneles de cristal y por una pequeña valla.
A continuación hay tres grandes medallones con relieves en la piedra, representando la Crucifixión, el Descendimiento y la Resurrección de Cristo; al lado de ellos otro Ecce Homo del siglo XV, al que se le conoce con el nombre de El Cristo del Dolor de Muelas por la expresión de su cara, y al que una vieja leyenda le atribuye el poder de provocar este dolor al que se burle de la imagen; y por detrás de la imagen y los medallones frescos.
Otro Cristo con el mismo nombre se encuentra en el interior de la catedral.
Más adelante, ya en el lado izquierdo de la catedral, se halla la Obere Sakristei, Sacristía Superior,del siglo XVII y en el muro izquierdo del Frauenchorf, Coro de las Mujeres, el Kapistrankanzel o púlpito de Capistrano, construido en 1430, que debe su nombre al santo franciscano que predicó la cruzada contra los turcos desde este lugar. Se le representa victorioso sobre el invasor.
Al lado del púlpito se encuentra la salida de las catacumbas y la torre Adleturn, las primeras ya visitadas y la segunda ya comentada.
Más adelante se encuentra la Bischofstor, la puerta del Obispo. A su derecha se halla la piedra de San Columbano, Kolomansstein, en la que se cuenta que fue decapitado el santo hacia el año 1020.
Desde este lado izquierdo, pero no demasiado cerca de la catedral se puede ver en su inmensidad el águila de los Habsburgo en el tejado.
Con esto damos por finalizada nuestra visita de la catedral, que nos ha dejado una grata sensación por toda la cantidad de detalles, y eso que nos ha faltado fijarnos con calma y detenimiento en la mayoría de ellos.
En esta foto se puede ver lo dañina que es la contaminación del aire y de la lluvia sobre la piedra de la catedral, y lo que tiene que costar una limpieza de la misma, así como lo necesaria que es.
Por la calle Kärntner Strasse hemos llegado a Stephansplatz, por supuesto para visitar la Catedral de San Esteban. Según se entra en la plaza a la izquierda destaca un edificio, Haas Haus, un edificio construido en 1990 por Hans Hollein, que conserva el nombre del edificio original construido por un comerciante de alfombras. La fachada es escalonada, pasando progresivamente de piedra a vidrio.
Se edificó en medio de polémica, aunque tenía el apoyo del alcalde, porque cortaba la visión de una calle importante de Viena, el Graben, por el que se llega también a la plaza, y porque era demasiado moderno para estar frente a la catedral, pero no desentona tanto, o nuestros ojos se han acostumbrado gracias a New York (no puedo castellanizar su nombre) a la mezcla de estilos y los aprueba sin dudar. Además ese reflejo de la catedral en los cristales, sin llegar a ser espectacular le da su toque particular al edificio.
Lo primero, aparte de ver los edificios que conforman la plaza, es fijarse en el suelo de la misma, en él está dibujada la planta de la Iglesia de Santa Magdalena, de estilo románico que se incendió y no se volvió a construir, bajo la cual apareció la capilla de San Virgilio al acometerse las obras del metro. En teoría se puede acceder desde la estación de metro para ver una colección de cerámica y sobre todo porque el lugar está considerado por los esotéricos como uno de los polos magnéticos de Viena.
Fuente: planetware.com
Como podéis suponer nuestros pasos se dirigían a la plaza para visitar la Catedral de San Esteban, Stephansdom, que afortunadamente para ella está siendo limpiada y rehabilitada, ya que la contaminación del aire es muy dañina para la piedra, llegando a pulverizar las esculturas, pero desgraciadamente para nosotros está parcialmente tapada en una de sus torres y en la fachada, aunque con el bonito detalle de haber colocado paneles con fotos de lo que se podría ver al natural.
Los orígenes de la catedral se remontan a una sencilla parroquia de 1135 con los Babenberg, y en 1250, pensando en la escisión del obispado de Passau y tener uno propio en Viena (esto es Los pilares de la tierra austriacos), se empezó a construir una basílica en 1250.
Sobre esta basílica durante el reinado de Rodolfo III se comenzó a construir en 1304 un templo más grande, agrandando la fachada, cuyas obras duraron más de 200 años, y hasta 1723 no fue considerada catedral. Por esta larga duración en su construcción en ella se pueden encontrar diversos estilos arquitectónicos.
De esta catedral solo puedo decir que es la "repanocha", que quizás no quede muy fino ni muy acorde con la elegancia de la ciudad, pero es que lo siguiente sería menos fino pero más religioso. Tanto por fuera como por dentro está llena de detalles interesantes.
La fachada principal es románica, antiguamente esta entrada sólo se abría en ocasiones importantes festivas, la entrada a los actos religiosos se realizaba por las puertas de los laterales, a la izquierda las mujeres, por la curiosamente llamada Bischofstor, y a la derecha los hombres, por la Singetor.
En el muro se encuentran viejas lápidas del antiguo cementerio que rodeaba la catedral y que fue levantado por sobreuso e higiene de la ciudad. Además en pequeños nichos hay estatuas encajadas en pequeños “agujeros”, de los que desconozco su origen y la razón de estar allí.
La entrada está flanqueada por dos torres conocidas como Heidentürme o Torres de los Paganos, bien porque recuerdan a los minaretes (los turcos y sus secuelas de los asedios), bien porque desde ellas se podía divisar al enemigo (turcos u otros) o bien porque se levantan sobre un antiguo templo pagano. Estas torres datan de la primera fase de la construcción de la catedral, como la fachada, y en su parte inferior hay dos capillas con rosetones, accesibles desde el interior, más bien visibles desde una reja. Sobre este primercuerpo se superponen dos torrecillas octogonales de cuatro pisos con ventanas, sobre las que finalmente se sustentan las cubiertas de forma piramidal con un balcón alrededor.
También se puede distinguir una de las características más conocidas de la catedral, el pronunciado tejado, que por este lado muestra dibujos geométricos. En su conjunto consta de 250.000 tejas de colores, que se colocaron en 1952 después de que en las últimas semanas de la guerra fueran incendiados los comercios de la plaza, alcanzado a la catedral el fuego provocado, destruyendo el original de tejas esmaltadas de 1440.
En la fachada hay varios detalles interesantes y curiosos. En el muro de la puerta hay dos barras de hierro, medidas del codo vienés y del codo bohemio, y un redondel, la medida del pan, que servían para controlar la honradez de los vendedores del mercado, de modo que si después de comprar te sentías engañado venías a la catedral y lo comprobabas, lo que no sé es como se resolvía el asunto…
Trujillo, con su Casa de los Pesos, y Viena, con estas medidas, tan lejos y tan cerca.
A la derecha de la puerta hay un grabado de 1945 con esta inscripción, O5, clave de la resistencia antinazista, por la inicial de Österreich, que en mayúsculas se escribe OE, es decir O y la quinta letra del alfabeto = O5. No hay foto porque aunque estaba en las fotos de los paneles de restauración no es lo mismo que al natural algo tan simbólico.
El último detalle, pero no por ello menos llamativo, es que a ambos lados de la puerta hay dos columnas dobles, en la parte inferior de las Torres de los Paganos, sobre ellas dos pequeñas esculturas como símbolos de fertilidad, a la izquierda los órganos masculinos, a la derecha los femeninos, pero juro por San Esteban que desde abajo no encontraba mucha diferencia, quizás a ellos sí soy capaz de imaginármelos, más como uno de esos juguetes con cuerda, un pene saltarín (mirar la foto), que como una realidad...que sería muy triste, y los nuestros como más chatos…Esto necesita un análisis más minucioso, pero en internet hay fotos que los muestran mejor que nuestros ojos.
La puerta de entrada es conocida como Risentor o Pórtico de los Gigantes; el primer nombre lo recibe porque por necesidades defensivas la puerta tenía una reja levadiza, riestor, y el segundo porque durante unas obras de excavación en el siglo XV se encontró un hueso de mamut. En el pórtico con columnas y profusión de figuras decorativas, al frente hay un tímpano con la figura de Cristo en Majestad dentro de una mandorla sostenida por dos ángeles.
Su interior es sumamente interesante y grandioso, con muchos detalles para ver, pero la fortuna no está de nuestro lado, el acceso a la nave central está cerrado, a la nave derecha no se puede entrar tampoco, y el acceso a la nave izquierda queda igualmente cerrado pasado el transepto, con lo que no vemos tres elementos importantes: en el ábside, el altar de Wiener Neustadt, dentro de un tríptico que se encuentra cerrado, ni el cenotafio de Rodolfo IV ni la pila bautismal. Contentos nos dejan, pero es una razón más para volver a la bella y musical ciudad.
Aún sin haberla visto en detenimiento nos resultó una catedral majestuosa, una de las más bellas que hemos contemplado a pesar de su profusa decoración, aunque nosotros siempre somos de gustos más sencillos, el románico sin excesivas ornamentaciones es nuestro estilo.
Dado que no vamos a verla con todos sus detalles solo comento aquello más importante que vimos en su interior. En el segundo pilar de la nave central destaca sobre todo un púlpito, el Froschkanzel o Pilgramkanzel o Púlpito de las Ranas, una obra de Anton Pilgram que debe su nombre a que en la barandilla hay talladas ranas y salamandras –símbolos del mal-, que son espantadas al final de la misma por un perro –símbolo de los dominicos, “domini-canis”, guardianes de la palabra de Dios-.
Está decorado con las figuras de los cuatro patriarcas de la Iglesia: San Jerónimo con un gorro, San Agustín pensativo, San Gregorio con un libro y San Ambrosio, con la mitra. Bajo la escalera se asoma a una ventana entreabierta el constructor, Pilgram, pero desde ningún ángulo podíamos verlo, ni retorciéndonos para ello. Al final fuimos a preguntarle a un encargado y nos dijo que efectivamente no se podía ver si no era desde el interior de la nave, al preguntarle cuando podríamos verle contestó que el domingo, y aunque fuimos este día seguía todo tan cerrado como hoy, es posible que durante la misa, pero esta no es la hora adecuada para hacer turismo.
Según la wikipedia recientemente se ha descubierto que Pilgram no fue su autor, con lo que ¿quién es el retratado? y ¿quién fue el autor?
Como Pilgram tuvo el detalle de autoretratarse dos veces (o no, por las dudas sobre la autoría del púlpito), en la nave izquierda hay una tribuna de órgano, bajo la cual hay un balcón realizado por él, y allí está él, con regla, compás, firma y fecha. O la foto no ha salido o mi marido estaba de huelga porque no lo encuentro.
La razón de que el acceso a la nave izquierda no esté completamente cerrado es doble: por un lado se halla la entrada a la torre septentrional, Adlertum, la torre del Águila, la segunda torre que se construyó. Una leyenda cuenta que el maestro constructor Puchspaum envidioso de lo bonita que era la primera torre, hizo un pacto con el diablo, que le ayudaría a construir otra torre mejor, y a cambio, él no nombraría nunca más a Dios ni a los santos; pero el destino le jugó una mala pasada, un día que estaba en el andamio vio a su mujer pasar por la plaza y la llamó, la buena señora no podía tener otro que María; al no cumplir el pacto el diablo lo tiró desde los 60 m de altura en los que se encontraba (el dicho de eres más malo que un diablo tiene su razón de ser).
La realidad es que las obras de la torre se interrumpieron en 1511 por la amenaza turca, porque las arcas del Estado fueron destinadas a fortificar la ciudad, con lo que la torre quedó inacabada y sólo se terminó el campanario en 1578. Se le colocó una cúpula como solución temporal y así se ha quedado.
La campana, Pummerin, la más grande de Viena, fue fundida en 1711 con los cañones y las balas del segundo asedio turco, en 1683, pesando 21 toneladas; en ella se pueden ver cabezas de turco en representación de este hecho (ay esos refranes que bien se siguen aplicando). En el incendio de 1945 la campana se desplomó de la otra torre, Steffi, con lo que se tuvo que refundir y volver a colocar en 1956, pero se cambió de torre, con un tamaño algo más grande.
Se puede subir en ascensor a la torre para ver la campana pero había cola para subir, no era grande, pero en el ascensor nos meterían con calzador y no estaba yo para sustos eclesiásticos, que si eso se para lleno de gente yo sí que doy el campanazo, yo y mi claustrofobia viajamos juntas, desgraciadamente no la puedo dejar en casa, y ya con los túneles de Cu Chi en Vietnam tuve mi ración.
La otra razón de permitir el paso por la nave izquierda es que en esta parte del transepto se halla la entrada a la Katakomben, ahora sí que suena bien en austriaco, cuya visita comenzará a las 10 h y nos quedamos a realizarla, 4,50€. La haremos en austriaco-alemán e inglés, aunque se le entiende más o menos bien, mejor mi marido que yo que me sirve de traductor cuando me pierdo. Las fotos no están permitidas, así que tendrá que ser de palabra esta visita.
Las catacumbas son un entramado de corredores que se extienden bajo la catedral y la plaza, que a su vez se relacionan con las bodegas que horadan el centro de Viena.
Primero se accede a una pequeña capilla, todo muy rehabilitado, nada de piedras mohosos ni grandes alardes decorativos. Desde aquí se pasa a la cripta de los cardenales y los obispos, para luego pasar a la cripta de los Duques, la parte más antigua de las catacumbas, donde están enterrados los Habsburgo hasta 1676; estamos en una sala en la que a ambos lados hay urnas bastante grandes protegidas por unas rejas en las que se encuentran las vísceras sobrantes de las embalsamaciones de los cuerpos imperiales, menos el corazón, que como hemos visto se ha quedado en la capilla de Loreto de la Augustinerkirche. En total son 56 urnas, pero sin llegar a contarlas creo que en esta sala no había tantas. Es una sensación entre morbosa y graciosa, entre lo imponente del momento y lo raro de sentirse rodeado de intestinos, aunque quemados o pulverizados porque allí no había olor afortunadamente, pero sí sensaciones raras.
De esta cripta de los duques se pasa a la de los canónigos y finalmente el guía nos lleva por algunos pasadizos más antiguos, donde se encuentran los cuerpos enterrados del antiguo cementerio de la catedral, ya que como no cabían más se vaciaron las tumbas, se limpiaron bien los huesos y se amontonaron debajo, además esta zona se nota que es realmente antigua, con la sensación de auténtica catacumba, de muros de piedra fríos y húmedos…asusta tanto hueso en tinieblas, de entre los cuales si te fijas bien asoma una calavera que se fija en ti...una película de terror.
Al salir se le paga al guía, con un cartel en el que avisan que son bienvenidas las propinas.
Salimos de las catacumbas al exterior de la catedral, muy cerca del ábside izquierdo, donde una señal en el muro indica claramente lo que hay detrás de esas rejas.
Un plano del exterior y del interior de la catedral para situarse mejor:
Fuente: planetware. com
Para no concentrar el exceso de información de la catedral, como os había comentado, continuaremos en otra entrega, ya que del interior no hemos podido verlo todo, del exterior hay mucho que ver, asombrarse y comentar.
Comenzamos un nuevo día, y otra vez tenemos un primer destino en mente, ya que como disponemos de poco tiempo hay que pensar aquellos lugares que no nos queremos perder, así que salimos por Kärntner Ring y su paseo estrellado, donde hoy nos encontramos con Bach.
Así que lo mejor que podemos hacer es que Bach nos acompañe en este paseo:
Llegamos a Kärntner Strasse, que es una calle peatonal desde 1974, muy comercial, con tiendas de nombres conocidos, ya sea por su exclusividad, o por su cercanía, como Zara, y que es por la que caminaremos. Desgraciadamente muchas calles, callecitas y lugares interesantes a la derecha de esta calle se quedaron sin explorar, ahora hubiera sido el momento pero el momento estaba reservado a otro monumento importante de la ciudad, mejor a primera hora de la mañana.
En una ciudad tan imperial no falta el Rey, Burger King (y es que hasta el nombre Burger le queda bien).
Nada más comenzar el paseo, frente a la Ópera se abre un pasaje, que todavía no ha amanecido ni con sus terrazas ni con sus compradores, además el centro comercial de la izquierda está cerrado, la Ringstrassegallerie. Sólo es hora de los turistas ansiosos.
Kärtner Strasse está plagada de edificios interesantes, algunos que tenemos que buscar porque en esta ocasión la guía diabólica (este es el nombre dado por mi marido a mis guías, por aquello de caminar y caminar hasta encontrar para ver) creo que ha sido de las mejores, con muchos de ellos señalados, y a otros sencillamente los encontramos y los disfrutamos. No voy a hacer un monográfico exhaustivo de la calle porque tendríamos para un buen rato, hay detalles para pasarse el día en esta calle y no aburrirse, con lo que os aconsejo caminarla sin prisa si es posible.
Viena tiene un detalle muy bueno, casi todos los edificios destacables (pongo el casi por aquello de la cuarentena y porque no pueden señalar toda la ciudad y creo que tendrían motivos para hacerlo) tienen una placa blanca con el nombre, y unas banderas con los colores de la del país (el país tiene tres franjas, rojo-blanco-rojo y estas solo dos –rojo y blanco-) que la hacen visible desde lejos. Como es normal las pequeñas explicaciones en estas placas son en austriaco, con lo que aparte del nombre y las fechas poco más podemos entender nosotros.
En el número 37 se halla la Malteserkirche, construida en 1808 en estilo gótico, fundada por los Caballeros de la Orden de Malta, que fueron invitados por Leopoldo VI a principios del siglo XIII a instalarse en la ciudad. Su fachada está encajada entre dos edificios y en su interior destacan (y asustan algo) las figuras del altar tapadas (cual burka católico por ser Semana Santa), y en la izquierda las figuras de mongoles a modo de atlantes en lo que parece una tumba.
En el número 26 destaca la fachada de la tienda J.L. Lobmeyr, antiguo proveedor de cristalería de la corte (arriba en el marco de la fachada se pueden leer las letras k&k, que así lo atestiguan), que ya por sí misma es una obra de arte, pero sus cristales son los que tienen fama por sus diseños y su calidad. Creo que en su piso tercero hay instalado un museo con piezas de sus colecciones pero no lo exploramos, como tampoco entramos a la tienda, así que el dato de este museo no es fiable al cien por cien.
La nota curiosa es que al cruzar la siguiente calle, en el número 24, se encuentran las Cristalerías Swarovski, con unos vestidos llenos de cristales en su escaparate. Cristales de ayer, de hoy y de mañana concentrados en unos pocos metros.
En el número 16 una casa decorada con un precioso mosaico, obra de F.Roth de 1896.
Enfrente otro edificio decorado, en este caso con mayólica (cerámica o azulejos nos suena más, por lo menos a los más profanos en arte como nosotros, pero ya este nombre ha pasado a nuestro vocabulario).
Más adelante, también enfrente de la casa del mosaico, un precioso escaparate de Pascua, el de la pastelería Gerstner, un paraíso para los más golosos. La fiesta del huevo y del conejo.
En el número 10, pero la entrada no está directamente en Kärntner Strasse porque en esta esquina hay otro local, sino en la calle perpendicular a la izquierda, se halla el American Bar, otra obra de Adolf Loos, el de la "Casa sin cejas" de Michalerplatz, realizado en 1908, él se encargó de la decoración interior ya que la fachada fue modificada posteriormente.
Es demasiado temprano y está cerrado, pero el local es algo más que pequeño en su interior, y Loos utilizó el truco de colocar espejos para darle sensación de amplitud, aunque dudo mucho que cuando se llene alguien se pueda sentir amplio dentro de él por lo que vimos a través de sus cristales.
Una pena que por las noches no recojan las sombrillas de la terraza y sea imposible hacer una buena foto de su fachada, y una pena no haber podido disfrutar de su interior mínimo.
En la esquina izquierda de Kärntner Strasse, en su confluencia con Stephensplatz, aunque es como una primera pequeña plaza independiente llamada Stock im Eisen Platz, hay que fijarse bien en una columna sobre la que hay una urna de cristal porque si no uno se la puede saltar, que contiene un viejo tronco de encina, el Stock im Eisen (tocón en el hierro). En este tronco, a partir del siglo XV, los cerrajeros clavaban un clavo cuando eran admitidos en el gremio y también lo hacían los aprendices cuando estaban de paso, para asegurarse la vuelta a casa sin novedad (tengo las dos historias y las dos me parecen buenas y creíbles).
A la vuelta del tronco se halla el edificio del Equitablepalais, construido en 1890 con una fachada algo ostentosa, decorada con cariátides y coronado por una gran cúpula.
Ya estamos donde queríamos, pero como es uno de los lugares emblemáticos de Viena y necesita su tiempo y su espacio para conocerlo lo haremos en la próxima entrega (seguramente tengan que ser dos por su importancia y detalles).
La puerta Áusseres Burgtorda salida a una de las partes que conforman el Ring, el Burgring, y detrás de él se halla la plaza de Maria Teresa, presidida por una estatua de la emperatriz, que lleva diadema y no corona porque nunca fue coronada. En la mano izquierda sujeta el cetro y la Pragmática Sanción, proclamada por su padre Carlos VI en 1713 para abolir la Ley Sálica que prohibía reinar a las mujeres y que produjo algunas guerras de sucesión.
La emperatriz se halla rodeada por generales a caballo, alegorías a la Sabiduría, la Fuerza, la Justicia y la Compasión (todas ellas cualidades atribuidas a Maria Teresa), y por varios paneles con personajes de la época, destacando uno de ellos, un Mozart niño, ya que con seis años tocó el piano para ella en una sala del palacio de Schönbrunn, y Maria Teresa lo llegó a sentar sobre sus rodillas. Una curiosidad es que cuando Mozart era pequeño quería casarse con una hija de la emperatriz, Maria Antonieta, sí, la tan famosa guillotinada posteriormente durante la Revolución Francesa.
A los dos lados de la plaza hay dos edificios grandiosos y gemelos, a la derecha el Naturhistorisches Museum o Museo de Historia Natural y a la izquierda el Kunsthistorisches Museum o Museo de Historia del Arte. En la foto el segundo.
Atravesando la plaza, al final de la cual se encuentran las esculturas de Los domadores de caballos (increíble la repetición con estas figuras en la ciudad) y cruzando la Messe Platz se halla el Museumsquartier, instalado en los antiguos establos imperiales, construidos por los von Erlach, padre e hijo, ya que el Stallburg del Hofburg se había quedado pequeño para albergar los más de 600 caballos y 200 carruajes.
Museumsquartier es uno de los centros culturales más importantes del mundo, con museos de arte clásico y moderno (hasta hipermoderno se podría escribir), espacios para cine, teatro, arquitectura, danza, un centro para niños. Al frente se halla la Kunsthalle, que ocupa el edificio central de las caballerizas, a la izquierda un cubo blanco, el Leopold Museum, que contiene la colección del pintor EgonSchiele, y a la derecha (foto) un cubo gris-negro de basalto, el Mumok o Museum Moderner Kunst, con una importante colección de arte moderno, pero que para muchos es más importante el continente que el contenido, de lo sumamente raras que pueden resultar sus obras.
En el complejo hay más museos y centros culturales: Architekturzentrum, Zoom Kindermuseum, Tabakmuseum, Tanzquartier Wien y el math.espace.
La zona es un hervidero de gente, principalmente jóvenes, que descansan en los originales sillones de colores, que a pesar de su apariencia resultan cómodos.
Salimos del Museumsquartier y giramos hacia la izquierda para encontrarnos con la fachada del Volkstheater, el Teatro del Pueblo, construido para el público medio, siendo más amplio e inclinado el patio de butacas y con menos palcos.
Volvemos hacia atrás, por la trasera del Museo de Historia Natural salimos de nuevo al Ring, en la confluencia del Burgring con Dr Karl Renner Ring, nombre del primer presidente de la República en 1945, que había sido canciller de 1918 a 1920. En la calle van despuntando los edificios de este tramo, donde se construyeron como símbolos del poder de la burguesía, utilizando estilos antiguos diferentes, cada uno con un estilo diferente, este tipo de construcción se llama historicismo.
Lo primero y más cercano que vemos es el Monumento a la República, con una historia entre curiosa y rara: fue construido en 1928, retirado en 1934 y reinstalado en 1961. En él hay tres bustos de tres hombres, Reumann, Adler y Hanusch, que fueron los que más contribuyeron a la proclamación de la República en 1918.
Inmediatamente después se encuentra el edificio del Parlamento, construido entre 1873 y 1883 por el danés Teophil von Hansen, en cuya estructura se ve claramente la influencia arquitectónica griega, el modo de expresar el respeto a la cuna de la democracia, aunque Austria en esta época era una democracia imperial. Sus medidas son 145 m x 137 m.
A la puerta de entrada se accede por dos rampas laterales, decoradas con estatuas de historiadores griegos y romanos. A los pies de las rampas hay dos estatuas de Los domadores de caballos, de nuevo estas estatuas, en este caso en particular es una alegoría de cómo dejar la rabia antes de entrar en el Parlamento. Los dos mástiles a los lados sirven para izar las banderas cuando las cámaras de representantes se reúnen.
En la fachada del edificio no falta su tímpano, con el relieve de El emperador reúne en parlamento los 17 territorios de la Corona en su tímpano.
Ante el Parlamento se encuentra la fuente de Atenea, rodeada por los ríos del imperio, el Inn, el Danubio, el Elba y el Moldava. Fue instalada treinta años después de la construcción del edificio.
Un detalle del funcionamiento del parlamento vienés es que existe un cuarto a disposición de los ciudadanos, el cuarto de consultas, donde los ciudadanos pueden entrar para comunicarse con los parlamentarios si se encuentran en el edificio en ese momento.
Ya que estamos en el tramo del Ring que lleva su nombre, Dr. Karl Renner, no puede faltar su monumento, una escultura simpática (a alguien familiar y artista no le gustará nada este adjetivo, pero el arte se siente de muchas maneras sin necesidad de crearlo).
Con este monumento escultura hemos entrado en los jardines Rathauspark, jardines del Ayuntamiento, presididos por el impresionante edificio del Neus Rathaus, Nuevo Ayuntamiento. Fue construido en estilo neogótico entre 1872 y 1883, tiene unas medidas de 152 m x 127 m y cuenta con 1.575 salas. De su fachada destaca casi todo, sus torres con pináculos, las estatuas que lo adornan y la impresionante logia con sus tracerías.
Desde donde hacemos la foto, en el patio que precede al Ayuntamiento así como en uno de sus siete interiores, a los que se puede entrar si fuera hora de hacerlo, en Navidad se instala un mercadillo, iluminado con sus luces y por las fotos que he visto un espectáculo digno de ver y seguro que donde disfrutar de unas bonitas compras.
El edificio tiene una torre de 98 m de altura, porque no estaba permitido que fuera más alta, ya que cerca se encuentra la Votivkirche, con sus torres de 99 m, de modo que el poder religioso no se sintiera amenazado. Pero la torre fue rematada por la figura del Rathausmann, un soldado caballero con armadura, que mide 6 m, con lo que finalmente la torre fue más alta a pesar de la Iglesia.
Una copia de este soldado se encuentra en los jardines, y con esos zapatos no hace falta arma, con un puntapié bien dado y en el lugar adecuado…La malla verde que asoma por la parte superior no es el traje sino que le estaban dando un lavado de cara a la figura y estaba medio tapada.
En los jardines hay más estatuas, como la de Strauss padre, pero la noche está comenzado a caer, así que no entramos a buscarlas, nos conformamos con la de Bernhard Fischer von Erlach, uno de los arquitectos de Viena, que está justo en el patio de entrada.
En el sótano abovedado del Ayuntamiento se halla instalado un restaurante, Rathauskeller, keller significa bodega, así que el ambiente tiene que estar bien y la cocina parece que no es mala. En este momento lo dejamos apuntado porque la intención es cenar por esta zona si encontramos un lugar que nos cuadre a los dos, y no siempre estamos de acuerdo en nuestras elecciones.
Enfrente del Ayuntamiento se encuentra el Burgtheater. El original se encontraba en Michaelerplatz y fue derribado para construir el Hofburg, con lo que se construyó este edificio entre 1874 y 1888 en estilo barroco, y a pesar de la larga duración de la obra no lo hicieron bien los arquitectos, Gottfried Semper y Carl von Hasenauer, ya que aún siendo el primero el arquitecto de la Ópera de Dresde y del Teatro de Wagner en Bayreuth, este teatro tenía graves problemas de acústica, que se añadieron al problema de asientos sin visibilidad. ¿Qué habían tomado los arquitectos antes de planear y construir?
La solución al problema de acústica es de lo mejor: exigir a los actores una impostación adecuada de voz, creando el “burgtheaterton”, pero no he encontrado información sobre este método para dar más información del mismo.
El edificio sufrió graves daños durante la guerra, quedando sólo intactos los flancos y la gran escalinata; tras su restauración se reabrió en 1955 subsanando los defectos de construcción originales.
Otro de esos detalles que nos sorprenden es que los actores son funcionarios y el nombramiento del director del teatro es discutido en los periódicos como asunto público importante, llegando a tener dimensión política.
En uno de los laterales del teatro se halla instalado un restaurante con terraza, que volvemos a apuntar porque nos parece interesante, aunque en las mesas se ve a las personas bien vestidas y nosotros vamos como vamos, de turistas cómodos. Esta opción me parece interesante porque posiblemente se pueda acceder al vestíbulo del teatro, ese es el nombre del restaurante, para cotillear el interior, Vestibule.
El Ayuntamiento comienza a iluminarse, y adquiere un aspecto entre palacio de príncipes, princesas y madrastras más que un lugar municipal.
En la zona solo nos queda adentrarnos en el parque enfrente del Parlamento y a la derecha del Burgtheater, el Volksgarten, Jardín del Pueblo, concebido como parque público en 1820. En su interior hay una réplica del templo de Teseo, pero está vallado por reforma. Por este lugar Napoleón rompió las murallas de la ciudad, y cuando entró ordenó traer la estatua de Teseo de Antonio Canova, para albergarla se construyó este templo. Hoy en día la estatua se encuentra en el Museo de Historia del Arte, y el templo se utiliza para exposiciones y lecturas.
También hay un monumento a Franz Grillparzer, rodeado de sus creaciones literarias, pero desde lejos no nos llamó mucho la atención y no nos acercamos, entre que la noche caía, el hambre azuzaba y el cansancio nos paralizaba decidimos dejarlo en la carpeta de asuntos pendientes. De fondo el edificio del Museo de Historia Natural.
Otro de sus monumentos es el dedicado a Sisi, erigido inmediatamente después de su asesinato en 1898 por suscripción popular. Nos dio la sensación de algo de abandono, el estanque que le precede seco y con suciedad, el pedestal de la estatua con manchas…más que decir sí sí se dice no no, así no.
Por una de sus esquinas el jardín se comunica con la Heldenplatz, con lo que está todo comunicado y trazando una buena ruta en un mapa se puede hacer el recorrido de mejor manera que la que lo hemos hecho nosotros, pero fuimos improvisando sobre la marcha, con un resultado satisfactorio a tenor de la visto.
Desde el Burgtheater esta parte del Ring se llama Dr Karl Lueger Ring, alcalde de Viena entre 1897 y 1910, hasta su muerte. En este tramo destaca el edificio de la Universidad, institución creada por Rodolfo IV en 1365 con sede en el casco antiguo, pero al quedarse pequeñas las instalaciones se construyó en esta zona nueva de la ciudad, en estilo renacentista; en su interior hay unos bonitos patios.
Las facultades están distribuidas por la ciudad, con lo que no existe el clásico Campus Universitario, aunque con los jardines que tienen en toda la ciudad tienen un buen campus repartido por toda ella.
El acceso a la Universidad es libre, no existen restricciones de admisión, el que quiera, como quiera y todo el tiempo que quiera; se conceden becas no remuneradas al término de la carrera. Ventajas para estudiar y no impedimentos, esto sí es un incentivo real. Los estudiantes tardan mucho en terminar los estudios de promedio, ya que compaginan estudios y trabajos.
La última parte del Ring es el Schottenring o Ring de los Escoceses, que es el tramo más sencillo de la gran avenida y que llega hasta el muelle del río, Franz Josefs Kai.
Nosotros no entramos a indagar por ninguno de estas dos zonas del Ring, ya es hora de decidir si vamos a cenar al Rathauskeller o al restaurante del Burgtheater, pero en esto aparece un elemento en discordia, en el número 4 de Dr Karl Lueger Ring, el Café Landtmann, donde se citaba la clase media. Lo abrió en 1873 un fabricante de café, y era el café favorito de Sigmund Freud, cuya casa y consultorio, ahora museo, no se encuentra muy lejos de aquí.
Estando Sigmund de referencia, el voto es para el Café Landtmann, y es que la cabra siempre tira al psiquiatra. Por supuesto no nos quedemos en la terraza, la cena hay que disfrutarla en su interior.
Pedimos algo típicamente vienés, un Wiener Schnitzel, un filete de ternera empanado, que para que sea bueno tiene que ser de ternera blanca, y para ello su precio no será económico, pero por su tamaño y por lo bueno que resultó no fue realmente caro. Viene acompañado de una ensalada, en un cuenco aparte. Para acompañar la cena pedimos dos copas de vino del país, uno más fuerte para mi marido, y uno más suave para mí, la elección del maitre fue: St Laurent y Rub.Carnuntum, plenamente acertada.
Para volver al hotel en lugar de dar el rodeo por el Ring nos adentramos en el casco antiguo, saliendo a la calle Herrengasse, a la que tendremos que volver para pasearla con la luz del día, aunque iluminada en la noche también tiene su atractivo.
Calle que desemboca en una plaza ya como de la familia para nosotros, Michaelerplatz ,para salir a la segunda plaza de la familia, Albertinaplatz. En esta ocasión subimos a la plataforma por la que se accede al museo, donde se encuentra la estatua del príncipe Alberto, desde la que se disfrutan unas bonitas vistas de la Ópera y al frente el Hotel Sacher, famoso por haber inventando una de las más conocidas y riquísimas tartas de homónimo nombre.
Para llegar al hotel tenemos que pasar por la Ópera, donde la música nos atrae y nos encontramos la bonita sorpresa de la noche, una pantalla gigante retransmite la ópera que se desarrolla en su interior, no es en vivo aunque así lo pone en una esquina de la pantalla, es una grabación de dos días antes.
Hay sillas que saca la Ópera para la gente, y además hay un señor que se encarga de colocar esterillas para que la gente se pueda sentar en el suelo más cómodamente, todo son facilidades para disfrutar de la música.
El sonido era espectacular y envolvente, para todos, los de dentro y los de fuera, Parsifal de Wagner.
Salimos donde comenzamos, a Kärtner Ring, donde se encuentra el Hotel Imperial, instalado en el palacio de los duques de Württemberg, se abrió como hotel para los visitantes ilustres de la Exposición Universal de 1873. Durante la guerra Hitler estableció aquí su cuartel general, recibió en él a Mussolini y fue sede del cuartel general soviético de 1945 a 1955.
Viena en esta primera tarde nos ha calado los huesos, los oídos y el corazón, y solo hemos conocido una pequeña parte, que todavía nos queda por descubrir sus secretos.