La puerta Áusseres Burgtor da salida a una de las partes que conforman el Ring, el Burgring, y detrás de él se halla la plaza de Maria Teresa, presidida por una estatua de la emperatriz, que lleva diadema y no corona porque nunca fue coronada. En la mano izquierda sujeta el cetro y la Pragmática Sanción, proclamada por su padre Carlos VI en 1713 para abolir la Ley Sálica que prohibía reinar a las mujeres y que produjo algunas guerras de sucesión.
La emperatriz se halla rodeada por generales a caballo, alegorías a la Sabiduría, la Fuerza, la Justicia y la Compasión (todas ellas cualidades atribuidas a Maria Teresa), y por varios paneles con personajes de la época, destacando uno de ellos, un Mozart niño, ya que con seis años tocó el piano para ella en una sala del palacio de Schönbrunn, y Maria Teresa lo llegó a sentar sobre sus rodillas. Una curiosidad es que cuando Mozart era pequeño quería casarse con una hija de la emperatriz, Maria Antonieta, sí, la tan famosa guillotinada posteriormente durante la Revolución Francesa.
A los dos lados de la plaza hay dos edificios grandiosos y gemelos, a la derecha el Naturhistorisches Museum o Museo de Historia Natural y a la izquierda el Kunsthistorisches Museum o Museo de Historia del Arte. En la foto el segundo.
Atravesando la plaza, al final de la cual se encuentran las esculturas de Los domadores de caballos (increíble la repetición con estas figuras en la ciudad) y cruzando la Messe Platz se halla el Museumsquartier, instalado en los antiguos establos imperiales, construidos por los von Erlach, padre e hijo, ya que el Stallburg del Hofburg se había quedado pequeño para albergar los más de 600 caballos y 200 carruajes.
Museumsquartier es uno de los centros culturales más importantes del mundo, con museos de arte clásico y moderno (hasta hipermoderno se podría escribir), espacios para cine, teatro, arquitectura, danza, un centro para niños. Al frente se halla la Kunsthalle, que ocupa el edificio central de las caballerizas, a la izquierda un cubo blanco, el Leopold Museum, que contiene la colección del pintor EgonSchiele, y a la derecha (foto) un cubo gris-negro de basalto, el Mumok o Museum Moderner Kunst, con una importante colección de arte moderno, pero que para muchos es más importante el continente que el contenido, de lo sumamente raras que pueden resultar sus obras.
En el complejo hay más museos y centros culturales: Architekturzentrum, Zoom Kindermuseum, Tabakmuseum, Tanzquartier Wien y el math.espace.
La zona es un hervidero de gente, principalmente jóvenes, que descansan en los originales sillones de colores, que a pesar de su apariencia resultan cómodos.
Salimos del Museumsquartier y giramos hacia la izquierda para encontrarnos con la fachada del Volkstheater, el Teatro del Pueblo, construido para el público medio, siendo más amplio e inclinado el patio de butacas y con menos palcos.
Volvemos hacia atrás, por la trasera del Museo de Historia Natural salimos de nuevo al Ring, en la confluencia del Burgring con Dr Karl Renner Ring, nombre del primer presidente de la República en 1945, que había sido canciller de 1918 a 1920. En la calle van despuntando los edificios de este tramo, donde se construyeron como símbolos del poder de la burguesía, utilizando estilos antiguos diferentes, cada uno con un estilo diferente, este tipo de construcción se llama historicismo.
Lo primero y más cercano que vemos es el Monumento a la República, con una historia entre curiosa y rara: fue construido en 1928, retirado en 1934 y reinstalado en 1961. En él hay tres bustos de tres hombres, Reumann, Adler y Hanusch, que fueron los que más contribuyeron a la proclamación de la República en 1918.
Inmediatamente después se encuentra el edificio del Parlamento, construido entre 1873 y 1883 por el danés Teophil von Hansen, en cuya estructura se ve claramente la influencia arquitectónica griega, el modo de expresar el respeto a la cuna de la democracia, aunque Austria en esta época era una democracia imperial. Sus medidas son 145 m x 137 m.
A la puerta de entrada se accede por dos rampas laterales, decoradas con estatuas de historiadores griegos y romanos. A los pies de las rampas hay dos estatuas de Los domadores de caballos, de nuevo estas estatuas, en este caso en particular es una alegoría de cómo dejar la rabia antes de entrar en el Parlamento. Los dos mástiles a los lados sirven para izar las banderas cuando las cámaras de representantes se reúnen.
En la fachada del edificio no falta su tímpano, con el relieve de El emperador reúne en parlamento los 17 territorios de la Corona en su tímpano.
Ante el Parlamento se encuentra la fuente de Atenea, rodeada por los ríos del imperio, el Inn, el Danubio, el Elba y el Moldava. Fue instalada treinta años después de la construcción del edificio.
Un detalle del funcionamiento del parlamento vienés es que existe un cuarto a disposición de los ciudadanos, el cuarto de consultas, donde los ciudadanos pueden entrar para comunicarse con los parlamentarios si se encuentran en el edificio en ese momento.
Ya que estamos en el tramo del Ring que lleva su nombre, Dr. Karl Renner, no puede faltar su monumento, una escultura simpática (a alguien familiar y artista no le gustará nada este adjetivo, pero el arte se siente de muchas maneras sin necesidad de crearlo).
Con este monumento escultura hemos entrado en los jardines Rathauspark, jardines del Ayuntamiento, presididos por el impresionante edificio del Neus Rathaus, Nuevo Ayuntamiento. Fue construido en estilo neogótico entre 1872 y 1883, tiene unas medidas de 152 m x 127 m y cuenta con 1.575 salas. De su fachada destaca casi todo, sus torres con pináculos, las estatuas que lo adornan y la impresionante logia con sus tracerías.
Desde donde hacemos la foto, en el patio que precede al Ayuntamiento así como en uno de sus siete interiores, a los que se puede entrar si fuera hora de hacerlo, en Navidad se instala un mercadillo, iluminado con sus luces y por las fotos que he visto un espectáculo digno de ver y seguro que donde disfrutar de unas bonitas compras.
El edificio tiene una torre de 98 m de altura, porque no estaba permitido que fuera más alta, ya que cerca se encuentra la Votivkirche, con sus torres de 99 m, de modo que el poder religioso no se sintiera amenazado. Pero la torre fue rematada por la figura del Rathausmann, un soldado caballero con armadura, que mide 6 m, con lo que finalmente la torre fue más alta a pesar de la Iglesia.
Una copia de este soldado se encuentra en los jardines, y con esos zapatos no hace falta arma, con un puntapié bien dado y en el lugar adecuado…La malla verde que asoma por la parte superior no es el traje sino que le estaban dando un lavado de cara a la figura y estaba medio tapada.
En los jardines hay más estatuas, como la de Strauss padre, pero la noche está comenzado a caer, así que no entramos a buscarlas, nos conformamos con la de Bernhard Fischer von Erlach, uno de los arquitectos de Viena, que está justo en el patio de entrada.
En el sótano abovedado del Ayuntamiento se halla instalado un restaurante, Rathauskeller, keller significa bodega, así que el ambiente tiene que estar bien y la cocina parece que no es mala. En este momento lo dejamos apuntado porque la intención es cenar por esta zona si encontramos un lugar que nos cuadre a los dos, y no siempre estamos de acuerdo en nuestras elecciones.
Enfrente del Ayuntamiento se encuentra el Burgtheater. El original se encontraba en Michaelerplatz y fue derribado para construir el Hofburg, con lo que se construyó este edificio entre 1874 y 1888 en estilo barroco, y a pesar de la larga duración de la obra no lo hicieron bien los arquitectos, Gottfried Semper y Carl von Hasenauer, ya que aún siendo el primero el arquitecto de la Ópera de Dresde y del Teatro de Wagner en Bayreuth, este teatro tenía graves problemas de acústica, que se añadieron al problema de asientos sin visibilidad. ¿Qué habían tomado los arquitectos antes de planear y construir?
La solución al problema de acústica es de lo mejor: exigir a los actores una impostación adecuada de voz, creando el “burgtheaterton”, pero no he encontrado información sobre este método para dar más información del mismo.
El edificio sufrió graves daños durante la guerra, quedando sólo intactos los flancos y la gran escalinata; tras su restauración se reabrió en 1955 subsanando los defectos de construcción originales.
Otro de esos detalles que nos sorprenden es que los actores son funcionarios y el nombramiento del director del teatro es discutido en los periódicos como asunto público importante, llegando a tener dimensión política.
En uno de los laterales del teatro se halla instalado un restaurante con terraza, que volvemos a apuntar porque nos parece interesante, aunque en las mesas se ve a las personas bien vestidas y nosotros vamos como vamos, de turistas cómodos. Esta opción me parece interesante porque posiblemente se pueda acceder al vestíbulo del teatro, ese es el nombre del restaurante, para cotillear el interior, Vestibule.
El Ayuntamiento comienza a iluminarse, y adquiere un aspecto entre palacio de príncipes, princesas y madrastras más que un lugar municipal.
En la zona solo nos queda adentrarnos en el parque enfrente del Parlamento y a la derecha del Burgtheater, el Volksgarten, Jardín del Pueblo, concebido como parque público en 1820. En su interior hay una réplica del templo de Teseo, pero está vallado por reforma. Por este lugar Napoleón rompió las murallas de la ciudad, y cuando entró ordenó traer la estatua de Teseo de Antonio Canova, para albergarla se construyó este templo. Hoy en día la estatua se encuentra en el Museo de Historia del Arte, y el templo se utiliza para exposiciones y lecturas.
También hay un monumento a Franz Grillparzer, rodeado de sus creaciones literarias, pero desde lejos no nos llamó mucho la atención y no nos acercamos, entre que la noche caía, el hambre azuzaba y el cansancio nos paralizaba decidimos dejarlo en la carpeta de asuntos pendientes. De fondo el edificio del Museo de Historia Natural.
Otro de sus monumentos es el dedicado a Sisi, erigido inmediatamente después de su asesinato en 1898 por suscripción popular. Nos dio la sensación de algo de abandono, el estanque que le precede seco y con suciedad, el pedestal de la estatua con manchas…más que decir sí sí se dice no no, así no.
Por una de sus esquinas el jardín se comunica con la Heldenplatz, con lo que está todo comunicado y trazando una buena ruta en un mapa se puede hacer el recorrido de mejor manera que la que lo hemos hecho nosotros, pero fuimos improvisando sobre la marcha, con un resultado satisfactorio a tenor de la visto.
Desde el Burgtheater esta parte del Ring se llama Dr Karl Lueger Ring, alcalde de Viena entre 1897 y 1910, hasta su muerte. En este tramo destaca el edificio de la Universidad, institución creada por Rodolfo IV en 1365 con sede en el casco antiguo, pero al quedarse pequeñas las instalaciones se construyó en esta zona nueva de la ciudad, en estilo renacentista; en su interior hay unos bonitos patios.
Las facultades están distribuidas por la ciudad, con lo que no existe el clásico Campus Universitario, aunque con los jardines que tienen en toda la ciudad tienen un buen campus repartido por toda ella.
El acceso a la Universidad es libre, no existen restricciones de admisión, el que quiera, como quiera y todo el tiempo que quiera; se conceden becas no remuneradas al término de la carrera. Ventajas para estudiar y no impedimentos, esto sí es un incentivo real. Los estudiantes tardan mucho en terminar los estudios de promedio, ya que compaginan estudios y trabajos.
La última parte del Ring es el Schottenring o Ring de los Escoceses, que es el tramo más sencillo de la gran avenida y que llega hasta el muelle del río, Franz Josefs Kai.
Nosotros no entramos a indagar por ninguno de estas dos zonas del Ring, ya es hora de decidir si vamos a cenar al Rathauskeller o al restaurante del Burgtheater, pero en esto aparece un elemento en discordia, en el número 4 de Dr Karl Lueger Ring, el Café Landtmann, donde se citaba la clase media. Lo abrió en 1873 un fabricante de café, y era el café favorito de Sigmund Freud, cuya casa y consultorio, ahora museo, no se encuentra muy lejos de aquí.
Estando Sigmund de referencia, el voto es para el Café Landtmann, y es que la cabra siempre tira al psiquiatra. Por supuesto no nos quedemos en la terraza, la cena hay que disfrutarla en su interior.
Pedimos algo típicamente vienés, un Wiener Schnitzel, un filete de ternera empanado, que para que sea bueno tiene que ser de ternera blanca, y para ello su precio no será económico, pero por su tamaño y por lo bueno que resultó no fue realmente caro. Viene acompañado de una ensalada, en un cuenco aparte. Para acompañar la cena pedimos dos copas de vino del país, uno más fuerte para mi marido, y uno más suave para mí, la elección del maitre fue: St Laurent y Rub.Carnuntum, plenamente acertada.
Para volver al hotel en lugar de dar el rodeo por el Ring nos adentramos en el casco antiguo, saliendo a la calle Herrengasse, a la que tendremos que volver para pasearla con la luz del día, aunque iluminada en la noche también tiene su atractivo.
Calle que desemboca en una plaza ya como de la familia para nosotros, Michaelerplatz ,para salir a la segunda plaza de la familia, Albertinaplatz. En esta ocasión subimos a la plataforma por la que se accede al museo, donde se encuentra la estatua del príncipe Alberto, desde la que se disfrutan unas bonitas vistas de la Ópera y al frente el Hotel Sacher, famoso por haber inventando una de las más conocidas y riquísimas tartas de homónimo nombre.
Para llegar al hotel tenemos que pasar por la Ópera, donde la música nos atrae y nos encontramos la bonita sorpresa de la noche, una pantalla gigante retransmite la ópera que se desarrolla en su interior, no es en vivo aunque así lo pone en una esquina de la pantalla, es una grabación de dos días antes.
Hay sillas que saca la Ópera para la gente, y además hay un señor que se encarga de colocar esterillas para que la gente se pueda sentar en el suelo más cómodamente, todo son facilidades para disfrutar de la música.
El sonido era espectacular y envolvente, para todos, los de dentro y los de fuera, Parsifal de Wagner.
Salimos donde comenzamos, a Kärtner Ring, donde se encuentra el Hotel Imperial, instalado en el palacio de los duques de Württemberg, se abrió como hotel para los visitantes ilustres de la Exposición Universal de 1873. Durante la guerra Hitler estableció aquí su cuartel general, recibió en él a Mussolini y fue sede del cuartel general soviético de 1945 a 1955.
Viena en esta primera tarde nos ha calado los huesos, los oídos y el corazón, y solo hemos conocido una pequeña parte, que todavía nos queda por descubrir sus secretos.
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