17 de junio de 2011

Austria - Viena - Stephansplatz - Stephansdom

"Los pilares de la Tierra" (1)


Por la calle Kärntner Strasse hemos llegado a Stephansplatz, por supuesto para visitar la  Catedral de San Esteban. Según se entra en la plaza a la izquierda destaca un edificio, Haas Haus, un edificio construido en 1990  por Hans Hollein, que conserva el nombre del edificio original construido por un comerciante de alfombras. La fachada es escalonada, pasando progresivamente de piedra a vidrio. 

Se edificó en medio de polémica, aunque tenía el apoyo del alcalde, porque cortaba la visión de una calle importante de Viena, el Graben, por el que se llega también a la plaza, y porque era demasiado moderno para estar frente a la catedral, pero no desentona tanto, o nuestros ojos se han acostumbrado gracias a New York  (no puedo castellanizar su nombre) a la mezcla de estilos y los aprueba sin dudar. Además ese reflejo de la catedral en los cristales, sin llegar a ser espectacular le da su toque particular al edificio.

 
Lo primero, aparte de ver los edificios que conforman la plaza, es fijarse en el suelo de la misma, en él está dibujada la planta de la Iglesia de Santa Magdalena, de estilo románico que se incendió y no se volvió a construir, bajo la cual apareció la capilla de San Virgilio al acometerse las obras del metro. En teoría se puede acceder desde la estación de metro para ver una colección de cerámica y sobre todo porque el lugar está considerado por los esotéricos como uno de los polos magnéticos de Viena. 


Fuente: planetware.com 

Como podéis suponer nuestros pasos se dirigían a la plaza para visitar la Catedral de San Esteban, Stephansdom, que afortunadamente para ella está siendo limpiada y rehabilitada, ya que la contaminación del aire es muy dañina para la piedra, llegando a pulverizar  las esculturas, pero desgraciadamente para nosotros está parcialmente tapada en una de sus torres y en la fachada, aunque con el bonito detalle de haber colocado paneles con fotos de lo que se podría ver al natural. 

Los orígenes de la catedral se remontan a una sencilla parroquia de 1135 con los Babenberg, y en 1250, pensando en la escisión del obispado de Passau y tener uno propio en Viena (esto es Los pilares de la tierra austriacos), se empezó a construir una basílica en 1250.

Sobre esta basílica durante el reinado de Rodolfo III se comenzó a construir en 1304 un templo más grande, agrandando la fachada, cuyas obras duraron más de 200 años, y hasta 1723 no fue considerada catedral. Por esta larga duración en su construcción en ella se pueden encontrar diversos estilos arquitectónicos.

De esta catedral solo puedo decir que es la "repanocha", que quizás no quede muy fino ni muy acorde con la elegancia de la ciudad, pero es que lo siguiente sería menos fino pero más religioso. Tanto por fuera como por dentro está llena de detalles interesantes.

La fachada principal es románica, antiguamente esta entrada sólo se abría en ocasiones importantes festivas, la entrada a los actos religiosos se realizaba por las puertas de los laterales, a la izquierda las mujeres, por la curiosamente llamada Bischofstor, y a la derecha los hombres, por la Singetor.

En el muro se encuentran viejas lápidas del antiguo cementerio que rodeaba la catedral y que fue levantado por sobreuso e higiene de la ciudad. Además en pequeños nichos hay estatuas encajadas en pequeños “agujeros”, de los que desconozco su origen y la razón de estar allí.

La entrada está flanqueada por dos torres conocidas como Heidentürme o Torres de los Paganos, bien porque recuerdan a los minaretes (los turcos y sus secuelas de los asedios), bien porque desde ellas se podía divisar al enemigo (turcos u otros) o bien porque se levantan sobre un antiguo templo pagano. Estas torres datan de la primera fase de la construcción de la catedral, como la fachada, y en su parte inferior hay dos capillas con rosetones, accesibles desde el interior, más bien visibles desde una reja. Sobre este primercuerpo se superponen dos torrecillas octogonales de cuatro pisos con ventanas, sobre las que finalmente se sustentan las cubiertas de forma piramidal con un balcón alrededor.


También se puede distinguir una de las características más conocidas de la catedral, el pronunciado tejado, que por este lado muestra dibujos geométricos. En su conjunto consta de 250.000 tejas de colores, que se colocaron en 1952 después de que en las últimas semanas de la guerra fueran incendiados los comercios de la plaza, alcanzado a la catedral el fuego provocado, destruyendo el original de tejas esmaltadas de 1440. 

En la fachada hay varios detalles interesantes y curiosos. En el muro de la puerta hay dos barras de hierro, medidas del codo vienés y del codo bohemio, y un redondel, la medida del pan, que servían para controlar la honradez de los vendedores del mercado, de modo que si después de comprar te sentías engañado venías a la catedral y lo comprobabas, lo que no sé es como se resolvía el asunto…

Trujillo, con su Casa de los Pesos, y Viena, con estas medidas, tan lejos y tan cerca.



A la derecha de la puerta hay un grabado de 1945 con esta inscripción, O5, clave de la resistencia antinazista, por la inicial de Österreich, que en mayúsculas se escribe OE, es decir O y la quinta letra del alfabeto = O5. No hay foto porque aunque estaba en las fotos de los paneles de restauración no es lo mismo que al natural algo tan simbólico.

El último detalle, pero no por ello menos llamativo, es que a ambos lados de la puerta hay dos columnas dobles, en la parte inferior de las Torres de los Paganos, sobre ellas dos pequeñas esculturas como símbolos de fertilidad, a la izquierda los órganos masculinos, a la derecha los femeninos, pero juro por San Esteban que desde abajo no encontraba mucha diferencia, quizás a ellos sí soy capaz de imaginármelos, más como uno de esos juguetes con cuerda, un pene saltarín (mirar la foto), que como una realidad...que sería muy triste, y los nuestros como más chatos…Esto necesita un análisis más minucioso, pero en internet hay fotos que los muestran mejor que nuestros ojos. 


La puerta de entrada es conocida como Risentor o Pórtico de los Gigantes; el primer nombre lo recibe porque por necesidades defensivas la puerta tenía una reja levadiza, riestor, y el segundo porque durante unas obras de excavación en el siglo XV se encontró un hueso de mamut. En el pórtico con columnas y profusión de figuras decorativas, al frente hay un tímpano con la figura de Cristo en Majestad dentro de una mandorla sostenida por dos ángeles.


Su interior es sumamente interesante y grandioso, con muchos detalles para ver, pero la fortuna no está de nuestro lado, el acceso a la nave central está cerrado, a la nave derecha no se puede entrar tampoco, y el acceso a la nave izquierda queda igualmente cerrado pasado el transepto, con lo que no vemos tres elementos importantes: en el ábside, el altar de Wiener Neustadt, dentro de un tríptico que se encuentra cerrado, ni el cenotafio de Rodolfo IV ni la pila bautismal. Contentos nos dejan, pero es una razón más para volver a la bella y musical ciudad.


Aún sin haberla visto en detenimiento nos resultó una catedral majestuosa, una de las más bellas que hemos contemplado a pesar de su profusa decoración, aunque nosotros siempre somos de gustos más sencillos, el románico sin excesivas ornamentaciones es nuestro estilo. 

Dado que no vamos a verla con todos sus detalles solo comento aquello más importante que vimos en su interior. En el segundo pilar de la nave central destaca sobre todo un púlpito, el Froschkanzel o Pilgramkanzel o Púlpito de las Ranas, una obra de Anton Pilgram que debe su nombre a que en la barandilla hay talladas ranas y salamandras –símbolos del mal-, que son espantadas al final de la misma por un perro –símbolo de los dominicos, “domini-canis”, guardianes de la palabra de Dios-.


Está decorado con las figuras de los cuatro patriarcas de la Iglesia: San Jerónimo con un gorro, San Agustín pensativo, San Gregorio con un libro y San Ambrosio, con la mitra. Bajo la escalera se asoma a una ventana entreabierta el constructor, Pilgram, pero desde ningún ángulo podíamos verlo, ni retorciéndonos para ello. Al final fuimos a preguntarle a un encargado y nos dijo que efectivamente no se podía ver si no era desde el interior de la nave, al preguntarle cuando podríamos verle contestó que el domingo, y aunque fuimos este día seguía todo tan cerrado como hoy, es posible que durante la misa, pero esta no es la hora adecuada para hacer turismo.

Según la wikipedia recientemente se ha descubierto que Pilgram no fue su autor, con lo que ¿quién es el retratado? y ¿quién fue el autor?

Como Pilgram tuvo el detalle de autoretratarse dos veces (o no, por las dudas sobre la autoría del púlpito), en la nave izquierda hay una tribuna de órgano, bajo la cual hay un balcón realizado por él, y allí está él, con regla, compás, firma y fecha. O la foto no ha salido o mi marido estaba de huelga porque no lo encuentro. 

La razón de que el acceso a la nave izquierda no esté completamente cerrado es doble: por un lado se halla la entrada a la torre septentrional, Adlertum, la torre del Águila, la segunda torre que se construyó. Una leyenda cuenta que el maestro constructor Puchspaum envidioso de lo bonita que era la primera torre, hizo un pacto con el diablo, que le ayudaría a construir otra torre mejor, y a cambio, él no nombraría nunca más a Dios ni a los santos; pero el destino le jugó una mala pasada, un día que estaba en el andamio vio a su mujer pasar por la plaza y la llamó, la buena señora no podía tener otro que María; al no cumplir el pacto el diablo lo tiró desde los 60 m de altura en los que se encontraba (el dicho de eres más malo que un diablo tiene su razón de ser). 

La realidad es que las obras de la torre se interrumpieron en 1511 por la amenaza turca, porque las arcas del Estado fueron destinadas a fortificar la ciudad, con lo que la torre quedó inacabada y sólo se terminó el campanario en 1578. Se le colocó una cúpula como solución temporal y así se ha quedado.

La campana, Pummerin, la más grande de Viena, fue fundida en 1711 con los cañones y las balas del segundo asedio turco, en 1683, pesando 21 toneladas; en ella se pueden ver cabezas de turco en representación de este hecho (ay esos refranes que bien se siguen aplicando). En el incendio de 1945 la campana se desplomó de la otra torre,  Steffi, con lo que se tuvo que refundir y volver a colocar en 1956, pero se cambió de torre, con un tamaño algo más grande.

Se puede subir en ascensor a la torre para ver la campana pero había cola para subir, no era grande, pero en el ascensor nos meterían con calzador y no estaba yo para sustos eclesiásticos, que si eso se para lleno de gente yo sí que doy el campanazo, yo y mi claustrofobia viajamos juntas, desgraciadamente no la puedo dejar en casa, y ya con los túneles de Cu Chi en Vietnam tuve mi ración. 

La otra razón de permitir el paso por la nave izquierda es que en esta parte del transepto se halla la entrada a la Katakomben, ahora sí que suena bien en austriaco, cuya visita comenzará a las 10 h y nos quedamos a realizarla, 4,50€. La haremos en austriaco-alemán e inglés, aunque se le entiende más o menos bien, mejor mi marido que yo que me sirve de traductor cuando me pierdo. Las fotos no están permitidas, así que tendrá que ser de palabra esta visita. 

Las catacumbas son un entramado de corredores que se extienden bajo la catedral y la plaza, que a su vez se relacionan con las bodegas que horadan el centro de Viena.

Primero se accede a una pequeña capilla, todo muy rehabilitado, nada de piedras mohosos ni grandes alardes decorativos. Desde aquí se pasa a la cripta de los cardenales y los obispos, para luego pasar a la cripta de los Duques, la parte más antigua de las catacumbas, donde están enterrados los Habsburgo hasta 1676; estamos en una sala en la que a ambos lados hay urnas bastante grandes protegidas por unas rejas en las que se encuentran las vísceras sobrantes de las embalsamaciones de los cuerpos imperiales, menos el corazón, que como hemos visto se ha quedado en la capilla de Loreto de la Augustinerkirche. En total son 56 urnas, pero sin llegar a contarlas creo que en esta sala no había tantas. Es una sensación entre morbosa y graciosa, entre lo imponente del momento y lo raro de sentirse rodeado de intestinos, aunque quemados o pulverizados porque allí no había olor afortunadamente, pero sí sensaciones raras.

De esta cripta de los duques se pasa a la de los canónigos y finalmente el guía nos lleva por algunos pasadizos más antiguos, donde se encuentran los cuerpos enterrados del antiguo cementerio de la catedral, ya que como no cabían más se vaciaron las tumbas, se limpiaron bien los huesos y se amontonaron debajo, además esta zona se nota que es realmente antigua, con la sensación de auténtica catacumba, de muros de piedra fríos y húmedos…asusta tanto hueso en tinieblas, de entre los cuales si te fijas bien asoma una calavera que se fija en ti...una película de terror.

Al salir se le paga al guía, con un cartel en el que avisan que son bienvenidas las propinas.

Salimos de las catacumbas al exterior de la catedral, muy cerca del ábside izquierdo, donde una señal en el muro indica claramente lo que hay detrás de esas rejas.


Un plano del exterior y del interior de la catedral para situarse mejor:


Fuente: planetware. com

Para no concentrar el exceso de información de la catedral, como os había comentado, continuaremos en otra entrega, ya que del interior no hemos podido verlo todo, del exterior hay mucho que ver, asombrarse y comentar. 


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