Llegados a Yangón desde Bago, nuestro paso por el hotel es corto, una
ducha rápida y de nuevo a la calle para darnos un último paseo.
Caminamos por Bogyoke Road en dirección este, y cruzamos las calles por
un paso elevado, con vistas a esta calle -al fondo la torre Sakura y
detrás el hotel- y a Pansodan St, al fondo de la cual está el edificio
de la Autoridad Portuaria.
Desde este paso elevado a nuestra izquierda vemos las vías del tren y algunos vagones.
Avanzamos y vemos los andenes de la estación de tren, así como parte del edificio que la aloja, que es la razón de llegar hasta aquí.
Algo
más adelante ya podemos ver la fachada de la estación de tren Yangon
Central, aunque decidimos no bajar
a curiosear por ella -posiblemente un error, tanto de arquitectura como de ver vida cotidiana-. La estación original se construyó en 1877 por los
británicos, pero fue destruida por ellos mismos cuando se retiraron en
1943 ante el avance del ejército japonés. Entre 1947 y 1954 se terminó
de construir la que vemos, en estilo birmano, con los tejados
característicos que hemos visto en pagodas y otros edificios, el llamado pytthat.
Con una manita de pintura tiene que resultar espectacular, ya no reluciente que perdería parte de su encanto, pero nos parece un precioso edificio.
Con una manita de pintura tiene que resultar espectacular, ya no reluciente que perdería parte de su encanto, pero nos parece un precioso edificio.
Desde el lounge del hotel Sule Shangri-La pudimos ver el edificio de forma más completa, y nos pareció encantador.
Damos media vuelta por el paso elevado para
llegar nuevamente a Bogyoke Road, por la que seguimos caminando hacia el
este hasta llegar a St Mary’s Cathedral, iglesia construida en 1899 por
el arquitecto holandés Jos Cuypers, que es la iglesia más grande de
Myanmar.
Su interior nos parece mucho más oscuro que
Holy Trinity Cathedral, no tiene grandes ventanales, pero es que también
sus materiales de construcción también son más oscuros y posiblemente la luz del día también condiciona.
Ladrillos
blancos y negros que nos recuerdan más a unos baños victorianos o a una
cocina, pero a pesar de la sorpresa es un lugar muy agradable, y al estar en las naves laterales, junto a las ventanas, la luz de repente cambia.
En la catedral destacan las vidrieras, que le aportan colorido.
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