Desde el Cementerio de los Aliados en Taukkyan continuamos el viaje
hasta Bago (Pegu), a unos 80 km de Yangón, una ciudad más antigua que
ésta, fundada hacia el siglo VI a.C. Se cuenta que la fundaron
dos princesas mon de Thaton, que vieron un ave hembra posada sobre un ave macho
en una isla de un gran lago, lo interpretaron como una señal y fundaron
una capital llamada Hanthawady (reino de los cisnes), que acabó
convirtiéndose en el centro del reino mon de Ramanadesa, al sur de
Myanmar. Por esto, el símbolo de la ciudad es una pareja de cisnes o
hamsas (hintha en birmano, un ave entre ganso y cisne).
Los bamares llegaron a la zona en 1539, cuando el rey Tabinshwethi anexionó Bago a su reino de Taungoo. En 1740 los mon se rebelaron y recuperaron brevemente su independencia y poder, pero en 1757 el rey Alaungpaya saqueó la ciudad y la destruyó, terminando el reinado mon.
La ciudad está tomada por las motos en la calzada, así como por los humanos en sus calles, es un hervidero de actividad.
Los bamares llegaron a la zona en 1539, cuando el rey Tabinshwethi anexionó Bago a su reino de Taungoo. En 1740 los mon se rebelaron y recuperaron brevemente su independencia y poder, pero en 1757 el rey Alaungpaya saqueó la ciudad y la destruyó, terminando el reinado mon.
La ciudad está tomada por las motos en la calzada, así como por los humanos en sus calles, es un hervidero de actividad.
Nuestra
primera parada es en el Buda de Shwethalyaung, para lo que entramos por
una de las puertas laterales por comodidad para nosotros al ir en
coche, pero como tiene su entrada principal, vayamos por esta,
custodiada por una pareja de chinthes.
Un pasillo, por supuesto flanqueado por puestos de venta, conduce a la sala principal del santuario.
En el santuario hay una imagen de Buda
reclinado de 55 m de longitud y una altura de 16 m, diez metros menos
que el buda de Chaukhtatgyi Paya en Yangón. Esta imagen tiene fama de ser uno de los budas reclinados más
realistas, que mantiene sus ojos abiertos y sus pies ligeramente hacia
fuera, en contraposición a la posición de muerte o paranibbana.
La imagen fue construida con ladrillo y estuco originalmente en el año 994 por el rey mon MigadepaII, que se fue deteriorando y restaurando, hasta que cuando entró en la ciudad el rey Alaungpaya y destruyó Bago, la imagen terminó quedando oculta por la vegetación de la selva (como me gusta imaginarme esta escena, como en Angkor, hasta que en la década de 1880, durante la colonización británica, un constructor indio mientras excavaba la zona la descubrió. Comenzó a restaurarse en 1881, y en 1903 se construyó el edificio que lo aloja.
La imagen fue construida con ladrillo y estuco originalmente en el año 994 por el rey mon MigadepaII, que se fue deteriorando y restaurando, hasta que cuando entró en la ciudad el rey Alaungpaya y destruyó Bago, la imagen terminó quedando oculta por la vegetación de la selva (como me gusta imaginarme esta escena, como en Angkor, hasta que en la década de 1880, durante la colonización británica, un constructor indio mientras excavaba la zona la descubrió. Comenzó a restaurarse en 1881, y en 1903 se construyó el edificio que lo aloja.
Según
una leyenda, el hijo del rey era seguidor de la religión pagana y un
día paseando conoció a una joven budista de la que se enamoró,
perdidamente como suelen ocurrir estas cosas, que para aceptarle solo
puso como condición que ella pudiera seguir con sus creencias. Los
jóvenes mantuvieron su romance en secreto por miedo a la reacción del
rey, que cuando se enteró ordenó ejecutarlos; la joven antes de morir
rezó ante una estatua pagana, que se derrumbó y el rey entró en pánico,
por lo que ordenó sustituir la imagen pagana por la de un Buda
reclinado, y convirtió a la población al budismo.
La
cabeza de Buda reposa sobre unas cajas con incrustaciones de mosaico,
que resultan muy llamativas. Y en la base que sustenta la imagen, placas
con las donaciones recibidas para su conservación y mantenimiento.
Detalle
de las plantas de los pies, que también presentan incrustaciones de
mosaicos; las llamadas huellas de Buda con los 108 símbolos de las
características favorables de Buda.
En las paredes de la sala hay pinturas y relieves con la leyenda de la fundación de la imagen.
No
muy lejos se encuentra la imagen de otro buda reclinado, Myathalyaung,
con una puerta de acceso, más arco que puerta, y sin camino cubierto
para llegar a ella.
Los perros, siempre omnipresentes, buscan refugio en cualquier lugar.
Unas
escaleras conducen a la plataforma donde está situada la imagen, el
tercero más grande de Myanmar, dicen que 82 m, pero a mí me parecen
demasiados; la imagen de Laykun Setkyar en los alrededores de Monywa mide 115 m, aunque está de pie. Fue construida en el año 2000 gracias a la donación de una
mujer. Al estar al aire libre se nota el deterioro. Sea lo que sea, a
nuestro guía Myo no le gusta esta imagen, insiste continuamente,
réplica, réplica…y lo es, pero a veces superan a las originales
(difícil, pero puede ocurrir).
La diferencia con la imagen de Shwethalyaung y de otros Budas, no sólo está en su situación al exterior, en los metros, también en la expresión de su cara y en el color azul de sus ojos.
Las plantas de los pies, las huellas de Buda.
Nos
damos un pequeño paseo por la plataforma a pleno sol, descubriendo al pájaro hamsa sobre una columna (como hemos ido viendo en casi todas las pagodas), bien sobre el suelo, más como gnomo de jardín.
Yo
sola comienzo a deambular por los jardines, busco un estanque donde supuestamente se refleja la imagen, pero me salen dos perros al paso que me
ladran de forma no amistosa, así que sin aspavientos y sin correr, me doy
media vuelta para salir.
Desde la plataforma de la estatua tenemos la visión del sikhara que corona la cercana Mittaya Ananda Pagoda.
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