A las 8.30 h nos reunimos con Myo para hacer una excursión a las afueras
de Yangón, que bien podíamos haber pasado el día en la ciudad y
terminar de recorrer tranquilamente lugares que nos han faltado por
visitar, o incluso haber tomado el tren para hacer el paseo de la Yangon
Circle Line, pero como no tenía idea de cuanto podríamos abarcar durante nuestra primera estancia,
preferí dejar contratada esta excursión.
Atravesamos Yangón y su caótico tráfico, pasando
junto a la bonita Shwe Taw Myat Paya, con una estupa similar a la del
templo Ananda Pahto de Bagan, también conocida como la pagoda de la Reliquia
del Diente de Buda (muchos dientes tenía, pero en este caso reconocen
que se trata de una réplica, y como tal es la única que está visible a
los visitantes, guardada en un cilindro de cristal).
Tardamos
más de una hora en salir de Yangón, y es que aparte de su extensión, el
tráfico hace que las distancias parezcan más de lo que realmente son.
Hacemos una parada en Taukkyan, donde tuvo lugar la batalla de mismo nombre en 1942 entre las tropas japonesas y las fuerzas aliadas, para
visitar el Htauk Kyant War Memorial Cemetery (Cementerio Conmemorativo
de los Aliados de la Guerra).
En este lugar se
rinde homenaje a los soldados aliados fallecidos en las campañas de
Birmania y Assam efectuadas durante la Segunda Guerra Mundial.
Es
un jardín muy bien cuidado y conservado, mantenido por la Comisión de
las Tumbas de Guerra de la Conmmonwealth, separado en dos partes por una
construcción de columnas con una rotonda central.
Una cruz recuerda la fe mayoritaria de los aquí enterrados.
El
número de tumbas es confuso, porque he encontrado diferentes, pero
parece más fiable el de 6.374, con 52 pertenecientes a caídos durante la
Primera Guerra Mundial.
Tener tan cuidado el césped requiere de intensos cuidados, y están en pleno trabajo de mantenimiento.
Llegamos
a la zona porticada, en cuyas columnas están grabados los nombres de las más de
27.000 personas que perecieron en las mencionadas campañas.
Hay un hueco en la rotonda, a modo de caja fuerte, donde se guarda el libro de registro.
El jardín tras la rotonda porticada.
Pensábamos
recorrer el camino de esta segunda zona de jardín, pero lo que en un principio era una lluvia
suave nada molesta, comenzó a ser un tremendo aguacero, con lo que casi
corriendo emprendimos el camino de vuelta al coche para guarecernos.
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