Quai
da ngalaringi nangami! (¡Bienvenidos a nuestro Tiempo de los Sueños!)
Tras la maravillosa visita a
las pinturas y los paisajes de Ubirr hoy nos toca de nuevo un paseo en barca, en
esta ocasión por el East Alligator River, y lo haremos con una compañía
aborigen con guías aborígenes, Guluyambi Cruises.
Hagamos este paseo acompañados de buena música con raíces aborígenes:
Uno de los aborígenes que trabaja en esta compañía posa para las mujeres turistas (o turistonas) que le están llamando guapetón, así que aprovecho para hacerle una foto rápida (pasando al segundo grupo de mujeres), y él nos demuestra que la vanidad humana no conoce de raza o de edad. Me pierdo y confundo entre lo que creen con las fotos que a la muerte se tapan y que en esta ocasión dejan en manos de los turistas que no respetarán esta creencia.
Publico la foto porque
entiendo que al posar da su consentimiento tácito y explícito, si su creencia
fuera aborigen no hubiera posado tan feliz porque mi intención no es ser irrespetuosa con sus creencias.
Lo más sorprendente es ver a
esos cocodrilos en el agua y en las orillas y al tiempo ver como la gente
está de pesca al lado con total tranquilidad (se supone que no hay ninguno cerca pero no me fiaría yo de estos animales)
Y no menos sorprendente es
ver el camino del río por el que cruzan los coches. Cuando esta mañana
esperábamos nuestro autobús vimos todoterrenos, y lo que es más, autobuses todoterrenos,
preparados para salirse de los caminos asfaltados o de tierra más normales, e
incluso para vadear ríos y pozas de agua (la excursión que realicen tiene que ser de lo más animada, divertida y diferente).
La bella y la bestia, o la
garza y el cocodrilo.
Se ve y se oye menos
cantidad de aves que en la Yellow Water, pero alguna asoma, como el ya conocido
King Fisher y un ave zancuda, de las cientos que pululan por este Territorio
del Norte.
Viendo esa arena apetece
tirarse allí y darse un chapuzón, pero esto es algo que no se debe hacer, mirar
el primer plano de la foto, camuflado entre los troncos asoma la cabeza de un
cocodrilo, no muy grande en tamaño pero si come seguro que crece más y desde
luego yo no quiero parar su crecimiento pero tampoco quiero contribuir a él.
Podéis ver lo cerca que
pasamos de ellos, mejor no sacar las manos fuera.
No hay que desatender el paisaje,
con las formaciones rocosas que hablan
de su creación.
Una foto doble o de ida y vuelta, pero no estaría
yo muy segura caminando por ahí, aunque están a distancia del agua pero un
resbalón puede resultar mortal de necesidad, si no es por un animal, es por un
paro cardíaco del susto.
El conductor de la barca nos
va contando cómo viven los aborígenes, para que utilizan los materiales de la
naturaleza: para instrumentos de caza y pesca, para la vida cotidiana, pero
aunque su inglés no es especialmente duro nos perdemos la mayor parte de las
explicaciones desgraciadamente, y afortunadamente una buena señora australiana (de Melbourne para ser exactos) va
traduciendo poco a poco y a intervalos a un pequeño grupo de italianos en este
idioma, y por aquí nos vamos enterando un poco más.
Desde la barca, más con el
objetivo de la cámara que con mis propios ojos, se pueden ver pinturas
aborígenes en los abrigos rocosos, que hablan de la historia y la cultura de
los aborígenes, como hemos visto en Nourlangie Rock y en Ubirr por partida doble.
Hacemos una parada, pisamos
Arnham Land, que es territorio aborigen y cerrado al turismo si no se pide
permiso y se paga por entrar, siempre en compañía de aborígenes, nunca por
cuenta propia. Esta tierra abarca unos 97.000 km2 con una población de poco más de 16.000
habitantes, la mayoría de la etnia yolngu.
Subimos a la roca para
disfrutar de las mismas vistas desde abajo, pero con mayor altura.
Hacia el interior se
encuentra una billabong, la de Lady Kakadu, la creadora de esta región para los
aborígenes, pero es un lugar sagrado y no se pueden hacer fotografías. Está
escondida entre la vegetación, no es una billabong grande como la de Yellow
Water, es más una pequeña laguna.
Seguimos todos a nuestro
guía conductor, nos va a enseñar sus instrumentos de caza, y además nos lo
iremos pasando para poder apreciarlos mejor, son de madera y con algunos hay
que tener mucho cuidado porque están muy afilados y es fácil cortarse.
Después nos hace una
demostración con una lanza y un lanzador de lanzas, valga la redundancia,
aunque no consigue que llegue hasta la otra orilla y todos soltamos un ¡¡ohhh!!
porque teníamos la seguridad que lo conseguiría.
Uno del grupo le pregunta si
él ha cruzado a nado este río, y con toda la tranquilidad contesta que muy a
menudo y no creo que fuera por presumir o para tomarnos el pelo, sino que para ellos es natural bañarse en estas aguas…iba a meter yo un solo dedito.
Volvemos hacia el
embarcadero para emprender el camino de vuelta, ahora nos parece ver una cabeza
moldeada en la roca, ¿no os parece un aborigen?
Se acaba nuestra exploración
en tierra aborigen, y como nos ha ido ocurriendo durante todo el viaje, nos han
quedado ganas de más, su concepción del nacimiento de la tierra y
de su relación con ella nos ha impactado y nos gustaría conocer más y mejor
sobre ello.
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