Un
menú ilustrado
De nuevo un viaje por
carretera, aunque ahora ya estamos en el parque nacional, con lo que la
distancia a recorrer no es tanta como la de ayer desde Darwin, a pesar de la gran
extensión del parque. Y de nuevo los termiteros gigantes nos acompañan durante el camino, este país
se podría quedar sin madera si salen todas las hormigas…
Nuestra primera visita es a
Ubirr, un abrigo rocoso con pinturas aborígenes que son diferentes de las que
ya hemos visto en Nourlangie Rock, hay nuevas historias, nuevos seres que nos acercan
más al Tiempo de los Sueños.
Por un lado se encuentra la
figura de Mabuyu, con sus armas de pesca y caza, que cuenta una historia de
aviso contra el robo. Mabuyu había ido de pesca y cuando volvía con su captura
colgando de una cuerda, alguien la cortó y se la robó. Esperó que llegara la
noche, a que los ladrones comieran y que se resguardaran en una cueva cerca del
río East Alligator, entonces bloqueó la entrada de la cueva con una roca
enorme. Los ladrones habían sido castigados con la muerte al no poder
salir…Esta historia en principio trata del buen comportamiento pero lo de la
muerte como castigo no me parece muy buen comportamiento, el encerramiento sí,
tal y como si fuera una cárcel, pero la condena a muerte por robo me parece
excesivo.
La edad del arte rupestre
solo puede ser estimado, sus temas ofrecen una pista de la misma por sus
dibujos medioambientales. Por encima de Mabuyu hay figuras de animales, una
tortuga de cuello largo y peces, muy comunes durante el desarrollo de las
planicies inundadas hace 2.000 años, por lo que se supone que estas pinturas
tienen al menos esta edad.
Se continúa el camino para
llegar a otra pared con más pinturas. Por un lado se encuentra el dibujo de un
Thylacine, un lobo o tigre de Tasmania, que se han extinguido de toda
Australia, habitando en la isla de Tasmania hasta el siglo XX, pero que de
Kakadu desaparecieron hace miles de años. Tenía rayas en su espalda, era muy
agresivo en la caza, era carnívoro y lo que es más curioso es que era un marsupial,
por eso también se le conoce como lobo marsupial, y se alimentaba de sus primos
canguros y wallabíes. Las rayas que se intuyen al final del dibujo es lo que le
hace asemejarse más al thylacine que al dingo.
Al lado más dibujos de
animales, donde se ve perfectamente un canguro, la imagen pequeña a la
izquierda y si no dicen que es aborigen se podría tomar por el dibujo de un
niño. A la derecha un animal grande del que no decían su nombre, pero por el
pico supongo tiene que ser algún ave, en este caso grande o dibujado muy grande,
relacionado con las aves (yo no veo al emú en este caso).
A continuación se hallan las
pinturas de lo que llaman un “menú ilustrado”. Una gran pared con muchos
dibujos, principalmente de animales acuáticos de las planicies inundadas, en el
estilo conocido como “rayos X”, y no hace falta explicar la razón de este
nombre. Si un cazador se sentía orgulloso de sus capturas lo pintaba en la
pared, con ello se representaba el espíritu del animal que ayudaría en las
cazas futuras.
Contando lo cola de la
izquierda como pez, el número 4 es un catfish, ga’le-gali, aunque queda algo desfigurado por la imponente
presencia del pez desconocido de la derecha.
Un barramundi, ganbarra’gardi, el más grande a la
derecha.
En la parte de abajo
supuestamente un canguro, aunque si no lo dicen pensaría hasta en un pequeño
dinosaurio.
Un goanna, bu’djudu, en la
izquierda tras el pez que se ve tan bien se intuye una cola hacia arriba, ahí
está el lagarto.
Una tortuga, barndjal, cuya grasa es considerada como
una delicia y por eso se la resalta con tono ocre.
Llamativas son las dos manos
dibujados en la parte superior, pero no había explicación sobre ellas, si son
sólo la firma del pintor-pescador o tienen algún significado especial.
Ahora toca mirar hacia
arriba, las figuras que se ven los aborígenes creen que fueron pintadas por los
espíritus Mimi, espíritus relacionados con la brujería. Los espíritus son tan altos
y delgados que pueden pintar en los lugares más difíciles de acceder, para
ellos es fácil: bajan las rocas, las pintan y luego las vuelven a colocar en su
sitio. Además, son invisibles para la mayoría de las personas, pero enseñaron a
algunos aborígenes a pintar sus dibujos.
Hay más dibujos, pero de los
que no tengo la explicación, no recuerdo si es que no había panel explicativo o
porque nos tuvimos que marchar de la zona siguiendo a Tim.
Continuaremos en Ubirr, que todavía hay más.
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