Papel
de seda
Estamos en la mítica ciudad de Samarcanda, que formaba parte de la Ruta de la Seda, así que tras la visita al Mausoleo de Al Bukhary nos dirigimos a una fábrica de papel de seda situada en el pueblo de Konigil, situado a unos 10 km de la ciudad, en la carretera a Bukhara. Vamos a conocer su proceso de elaboración artesanal, ya que fue en esta ciudad donde se estableció la primera fábrica de este material dentro del mundo islámico.
El proceso (de antemano pido disculpas por si algún proceso está mal comentado o falta algún paso) comienza con la limpieza de hojas de las ramas de los árboles de la morera, hojas que son el alimento de los gusanos de seda (sí, esos que en algún momento de nuestra infancia han pasado por casa metidos en una caja de zapatos con agujeros). Las ramas se remojan en agua durante bastante tiempo, hasta que se ablandan y se puede retirar más fácilmente la corteza que las recubre. Luego se hacen tiras con estas ramas, que nuevamente se vuelven a dejar en remojo, ahora en agua caliente durante aproximadamente una hora, de modo que quedan muy tiernas y blandas, para después realizar un proceso de secado.
Posteriormente, estas cintas se machacan durante aproximadamente unas ocho horas con un "mortero gigante" accionado por un molino de agua; así se transforman en una pelota que será fácil de deshilachar (lo de fácil no me parece tan fácil).
Estas bolas se vuelven a sumergir en agua para que sí se suelten más fácilmente los hilos, quedando como una pasta más ligera, que se ya se puede recoger en un bastidor, formando una lámina fina y homogénea.
Las láminas se van sacando y apilando, separándolas con un trozo de tela para que no se peguen entre ellas, y sobre el montón de láminas se coloca una gran piedra para su prensado.
Una vez prensadas las láminas, se van sacando una a una y se cuelgan sobre unos bastidores de madera para que terminen el proceso de secado, normalmente al sol.
Luego se realiza un proceso de lijado con piedra de ágata o con un cuerno de cabra, incluso con una concha marina (Samarcanda no tiene mar, ni exterior ni interior), para que quede una textura sedosa y fina.
Tras el conocer el proceso de fabricación del sedoso papel, ya podemos pasar a la tienda donde comprarlo, haciendo acopio de él en diferentes usos: escritura, decoración con bordados, e incluso en unas bonitas máscaras. Tuvimos que utilizar el sentido común para no llevarnos la tienda.
Poco a poco vamos sabiendo más sobre el proceso de elaboración del papel, que ya conocimos en Corea del Sur, en el bonito pueblo hanok de Jeonju, donde elaboraban el papel hanji, también realizado con las moreras, aunque en esta ocasión no nos mostraron la primera parte de elaboración.
Si interesante nos ha resultado la visita, el entorno en el que se ubica la fábrica es un remanso de paz, donde han cuidado hasta la decoración exterior. La paz y tranquilidad solo se rompe cuando ponen en funcionamiento el molino de prensar, sonando un martilleo continuo.
Finalizamos la visita tomando una taza de té, la hospitalidad siempre.
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