Una
buena cena aunque peculiar
Terminado el paseo por Yellow Water visitamos el Warradjan Aboriginal Cultural Centre, donde ya sabéis nada
de fotos en su interior, en el que nuevamente desgranan sus creencias con fotografías y paneles. Lo único que se puede fotografiar es un
panel-escultura con las seis estaciones del año que existen para los aborígenes
en Kakadu a la entrada del centro.
Esta noche no volveremos a
Darwin, demasiado camino para volver ahora allí y volver mañana de nuevo a
Kakadu, por eso solo llevamos una maleta de mano. Hoy dormiremos en el Gagudju Crocodile Holiday Inn, cuya
característica más especial es la forma del hotel, como podéis ver en la fotografía inferior. Nos sorprende el aspecto de
motel y nos sorprende aún más la comodidad de la habitación, que en decoración
no se diferencia de la del hotel de la misma cadena en el que nos alojamos en
Darwin, pero esta tiene una mesa con dos sillones donde descansar, leer,
desayunar… En recepción nos entregan un mapa del hotel y del pueblo de Jabiru,
porque esta localidad es un pueblo desperdigado con más hoteles y servicios.
Está bien preparado para resarcirse
del calor tropical y húmedo, con algo más de humedad pero refrescante en una no muy grande piscina.
En el momento de
registrarnos un empleado nos pregunta si cenaremos en el restaurante del hotel,
y como aquí no hay nada más pues va a ser que sí, en el Escarpment Restaurant. Se puede cenar de buffet, que parece muy
bien surtido, o a la carta, opción esta que decidimos, no pensamos en una gran cena,
después del madrugón soñamos con la cama y dormir.
Compartimos un plato de
alimentos del país, que está francamente rico: brochetas de gambas (de lo más
normales y descongeladas), brochetas de canguro (riquísimo, este no era viejo
seguro), cocodrilo rebozado (riquísimo, muy sabroso), barramundi rebozado (fish
sin chips bueno) y una ensalada de salmón; un plato recomendable.
Para mi marido un entrecot o
similar, donde lo sorprendente es el acompañamiento para ser de noche, ¡unas
judías!, de las típicas que se ven en los desayunos ingleses y en los platos
ingleses de acompañamiento en general.
Para mí un pequeño costillar
de cordero, pero no es un lechal sino que es bastante más mayor, y como lo han
dejado algo crudo tiene demasiado sabor para mi gusto y paladar. También lleva
una especie de pisto para acompañar, les gusta demasiado salsear los alimentos
y a mí cada vez más me gustan las salsas aparte para mojar y remojar si se
quiere, aunque en este caso era necesario.
Acompañamos la cena con dos
copas de vino, nuevamente un fiasco, no hay manera de dar con alguno bueno y
eso que llevamos ya unos cuantos, pero ninguna memorable ni para memorizar.
Hoy recuperamos fuerzas con
postres, lo de mi marido parece un merengue, no lo recuerdo sinceramente,
porque yo estaba concentrada con mi similar a un brownie de chocolate.
No es alta cocina pero para estar donde estamos nos sorprendió mucho, sobre todo teniendo en cuenta los altos y bajos gastronómicos que hemos tenido en el país.
Para terminar la noche, en
el mismo espacio del restaurante se encuentra la zona de copas, como no podía
ser de otra manera con un nombre acorde al lugar y al entorno.
Nosotros nos vamos a dormir,
yo estoy que me caigo de cansacio y sueño por los pasillos, intentamos hacer una
reserva temprana para cenar pero fuimos de los últimos en llegar de las
excursiones y solo pudimos ir casi al último turno de cena, así que pasamos de
los crock-tails y nos vamos a soñar
con los cocodrilos.
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