Arco
iris en Sydney
Desde Elizabeth Bay por Maclealy St nos
adentramos en el barrio de King Cross, que leyendo la guía como que no
apetecería entrar en él: “el barrio chino de Sydney, una extraña mezcla de
prostitución, crimen, tugurios de destape, discotecas, locales de comida rápida
y drogas duras, con algún que otro hotel internacional…”. Pues aún así el
barrio es curioso y sobre todo se nota que la vida circula por sus calles.
A principios del siglo XIX
era un buen barrio, de grandes propiedades, pero durante la década de 1930 se
extendió el toque bohemio con alcohol, y tras la guerra de Vietnam llegó el
libertinaje y la prostitución, perdiendo sus orígenes de alcurnia, pero a estas horas de la
tarde no encontramos casi nada de lo mencionado, que algunas cosas más que
verse se anuncian en neón.
La calle desemboca en la
Alamein Fountain, que es un punto de reunión de la zona. Fue construida en 1961
para conmemorar el papel del ejército australiano en Tobruk, Libia (ayer y hoy
de la mano), y la batalla de El Alamein, Egipto, durante la Segunda Guerra
Mundial. Parece que su funcionamiento es tan errático que la llaman la fuente
de “me quiere, no me quiere”.
Una muestra de los locales
destinados al sexo (ante este anuncio ¡cómo no hacer una foto!, Porky’s the
film fue un hito para una generación de jóvenes).
Desde la fuente tomamos
Darlinghurst Road, entrando en el barrio homónimo de Darlinghurst, que es como
una pequeña Little Italy con sus cafés, pero nosotros vamos realmente de paso,
se ha hecho tarde, visitable no hay nada y decidimos no callejear como nos gusta. En el cruce
de Darlinghurst Road con William St un rótulo luminoso al que han hecho famoso,
lo comparan con el de Hollywood de Los Angeles, pero la realidad es que no
tienen nada que ver, y que no hay nada como el “boca a boca” para que circulen
las noticias y se hagan famosos los anuncios.
Nos topamos con una
escultura urbana, son como albóndigas negras preparadas en brocheta -admito sugerencias e incluso un tirón de orejas ante mi dejadez en esta ocasión frente al arte urbano-).
No falta en el barrio una lavandería, eso
sí, señalizada como si fuera una tienda de modas de postín.
Ni tampoco su iglesia, la
anglicana St John’s Darlinghurst, hay trapos que se lavan de otra manera.
La última parte de
Darlinghurst Road está delimitada por el largo muro de la Old Gaol, una antigua
cárcel que ahora es el National Art School. Como casi todo lo construido en la
ciudad, la cárcel también fue construida por los presos. Lindando con ella y
conectada con pasajes subterráneos se halla la Darlinghurst Court House.
Darlinghurst Road desemboca
en Oxford St, una vía principal y de las más largas de la ciudad, con cantidad
de locales de todo tipo: cafés, librerías, bares de striptease, galerías de
arte, tiendas de ropa... Comienza en el sudeste de Hyde Park y llega hasta el
Centennial Park, y por ella discurre el desfile de Mardi Grass en
febrero-marzo, el desfile de gays y lesbianas de la ciudad, con gran afluencia
de público.
Hacia el Centennial Park se
extiende el barrio de Paddington, que se caracteriza principalmente por sus
casas victorianas con balcones de hierro forjado, pero no son horas de
adentrarse en él, dentro de poco comenzará a anochecer, no veríamos nada y nos
dificultaría la vuelta.
En el cruce de Oxford St con
Barcom Avenue se localiza el antiguo Hotel Albury, ahora cerrado como tal,
donde se rodaron varias escenas de Priscilla, reina del desierto, pero como no
sabíamos el aspecto exterior del hotel pensamos que era cualquiera de los dos
más clásicos y de fachadas más interesantes, resultando ser el más anodino
exteriormente y al que no hicimos foto.
Continuamos por Oxford St
hasta su cruce en Hyde Park y por el borde sur de este llegamos a la estación
del City Circle, lo que vendría a ser el metro pero siendo más grande el interior de
los vagones, de dos pisos, ya que es más tren que metro.
En las paredes un chiste
“graciosillo”.
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