Ron,
las botellas de ron
Terminada la visita en el Tropical Garden nos
separamos y nosotros nos vamos a Macquarie St, por la que pasamos ayer por la noche. Esta calle estaba considerada en 1860 como una de las peores calles de
Sydney y ahora presume de ser una de las más elegantes, donde se contemplan imponentes edificios, algunos mandados construir por el gobernador
Macquarie, el primer gobernador de Nueva Gales del Sur, que con una visión de
futuro veía a Sydney más allá de sus orígenes presidiarios.
El tramo de la calle que
recorremos es paralelo a The Domain, un parque a continuación de los Royal
Botanic Gardens, separados de ellos por la Cahill Expressway. En su día fue
propiedad del gobernador Macquarie y el gobernador Phillip lo abrió al público,
siendo un punto de encuentro para manifestaciones.
Comenzamos en la State
Library of New South Wales, instalada en dos edificios conectados por un
pasadizo interno y un puente de cristal externo. El edificio más moderno está
en reformas y el más antiguo es la Mitchell Library, construida en 1906, cuya
fachada principal da a Bent St, en una plazoleta con salida a la mencionada
Cahill Expressway.
El tiempo lo tenemos justo,
a las 17 h suelen cerrar los edificios para las visitas, así que decidimos no
entrar, y nos perdemos su parece que interesante vestíbulo y principalmente la
sala de lectura del ala Mitchell, con una gran claraboya. En nosotros parece
raro que dejemos pasar esta oportunidad, ya que por las librerías, al igual que
por los puentes, parece que tenemos una debilidad especial, pero es lo que
tocaba.
En el lateral de la
biblioteca que da a Macquarie St se encuentra la estatua del explorador Matthew Flinders, el primer aventurero que se adentró en Australia central. Lo
simpático se encuentra en el alféizar de la ventana detrás de la estatua, el
inseparable compañero de viajes de Flinders, su gato Trim.
A continuación se encuentra
el State Parliament House of New South Wales (6 Macquarie St), que es el ala
norte no derribada del Rum Hospital o Sydney Hospital, construido entre 1811 y
1816, pasando a ser este ala la sede del Parlamento en 1829. El Rum Hospital
debe su nombre a tres hombres de negocios que financiaron su construcción a
cambio de la licencia exclusiva de importación del ron durante tres años y los
albañiles que trabajaron cobraron su sueldo en este líquido elemento.
El hospital pronto se hizo
conocido por su hacinamiento (cuesta creerlo viendo el conjunto de edificios
que lo conformaron), su mala ventilación y por la propagación de la disentería.
Los pacientes lo llamaban “Sydney Slaughter House” (Masacre Sydney House).
El Parlamento está compuesto
de dos edificios, la antigua y mencionada ala norte del Hospital Rum Hospital,
y la Cámara Legislativa del Consejo, que fue añadido en 1856, siendo un
edificio prefabricado de hierro que llegó de Glasgow y que originalmente estaba
destinado a iglesia.
Se puede entrar en visita
guiada o se puede acceder a la galería pública para seguir las sesiones del parlamento.
En el centro de este tramo
de la calle y ocupando la mayor extensión de terreno se encuentra el llamativo
Sydney Hospital, que también se sitúa en el centro de los terrenos que formaban
el Rum Hospital.
A la entrada dell hospital
se halla la estatua de un jabalí de bronce, Il
Porcellino, una réplica de la fuente del Mercato Nuovo de Florencia, que no
tenemos el gusto de conocer y que fue donada en 1968 por una mujer italiana
cuyos parientes habían trabajado en el hospital. Tal y como parece suceder con
el jabalí italiano original se cree que da buena suerte a todo el que acaricia
su hocico, aunque no es ésta la única parte que se acaricia, sus partes
pudendas están bien brillantes también.
El ala central del Rum Hospital
fue demolida en 1879 ya que se emplearon escombros para su construcción y se
construyó este conjunto de tres edificios en 1894, que están comunicados por
pasarelas.
Ya que no cruzamos la calle
para obtener una foto mejor de su fachada completa o parcial, un plano del
mismo para entender mejor lo que escribo.
Fuente: simonfieldhouse.com
Entramos a curiosear, pero
solo por el exterior ya que el hospital sigue en funcionamiento y aunque las
ganas son grandes, entiendo que un hospital tiene que tener tranquilidad (en la
medida de lo posible) y no turistas revoloteando por sus pasillos, pero yo
personalmente me quedo con las ganas aunque suene raro o morboso, pero tenía todo el conjunto un aspecto a película de terror en su interior que incitaba a ello.
Pasando por debajo de las pasarelas que
comunican los edificios se llega hasta un pequeño patio con una fuente en el
centro, una terraza exterior y otra acristalada de lo que suponemos el
restaurante del hospital.
Aparte de los nuevos rótulos
anunciando las secciones médicas, en sus paredes todavía hay rastros de los anuncios
de las antiguas.
Tras el Sydney Hospital se
halla el edificio de The Mint (10 Macquarie St), el ala sur del desaparecido
Rum Hospital, que tras el descubrimiento de oro se convirtió en la ceca,
acuñándose moneda de 1854 a 1927, siendo la primera sucursal del Royal Mint
británico que se abría fuera de Londres, pero que tuvo que cerrar al no poder competir
con la de Melbourne y la de Perth.
Su diseño exterior es muy
parecido al visto State Parliament, como alas los dos del Rum Hospital.
Actualmente es un museo
dedicado al oro australiano y a la fabricación de moneda, cuya entrada es
gratuita y como suponemos que su visita no nos llevará demasiado tiempo
entramos. Hay monedas de varios países, algún instrumento de acuñación y poco
más.
En el piso superior y en su
terraza hay instalado un acogedor restaurante-café. Sí que se lo montan bien en
esta ciudad, lugares bonitos donde tomarse un algo. Esta veranda me sugiere un
ambiente sureño, a las grandes fincas y mansiones estilo Lo que el viento se llevó.
En un rincón en una de las
entradas la estatua del gobernador Macquarie, tanto hablar de él y de su señora que ha llegado la hora e las presentaciones.
Al final de la calle se encuentran los Hyde Park Barracks,
construidos en 1819 por Francis Greenway, un ex falsificador recluso convertido
en arquitecto (las historias que encontramos de los orígenes de Sydney son asombrosas).
Estos barracones para presos fueron construidos, como no podía ser de otra
manera, por presos, y hasta su terminación y su alojamiento en ellos después de
sus jornadas laborales tenían que buscarse alojamiento (yo me asombro). Fueron
descritos por el gobernador Macquarie como “espaciosos y bien aireados”.
De 1819 a 1848 fueron
barracas de confinamiento para convictos, pasando a ser de 1848 a 1886 una
estación de inmigración para mujeres solteras. De 1862 a 1886 fue el asilo para
mujeres enfermas, ancianas y desvalidas. De 1887 a 1979 se realizaron obras
para convertir el complejo en tribunales y oficinas de asuntos legales.En 1975 se tomó la decisión
de preservar el edificio y su adaptación a museo.
En los tres pisos hay
exposiciones y en el último piso unos
ordenadores donde consultar si en las familias hubo convictos en los
barracones. En la planta baja se encuentra la Galería Greenway, una muestra
algo interactiva que desvela la vida en los barracones (las comidas, las
vestimentas, el puerto en una pintura sobre la pared, los uniformes de los
presos para ponerse…)
Las salas tienen un detalle
muy simpático para señalarlas, en la parte baja de las puertas una rata marca
el número. ¿Por qué una rata?, porque gracias a ellas muchos de los objetos de
los barracones se han conservado y podemos verlos, ya que se los llevaron a sus
nidos y hoy se les considera como valiosos agentes de conservación.
En cada piso hay cuatro
salas, los antiguos dormitorios, dos pequeñas y dos grandes, en las que se
desgranan historias, lugares, arqueología, gente con multitud de objetos varios
y papeles.
En el último piso en una de
las salas se recrean los dormitorios, que eran filas de hamacas, en las salas
pequeñas había treinta y cinco y en las grandes setenta. El museo ofrece la
oportunidad de pasar la noche en ellas pero sinceramente no apetece nada en
absoluto.
En el terreno alrededor del
conjunto de los barracones una escultura, un monumento de Australia a la Gran
Hambruna de Irlanda, no en vano la mayor parte de los presos eran irlandeses.
Fuera de los Barracks se
encuentra una escultura del marido de la reina Victoria, el príncipe Alberto,
al que llaman “el Bueno”, apelativo que no le conocía.
Girando por Macquarie St se
entra en Prince Albert Rd, como la estatua homónima nos señalaba con su
presencia, donde se halla el edificio de The Lands Titles Offices, construido
en 1908, totalmente british en su apariencia; si lo plantamos en el campo
podría pasar por una de las grandes mansiones.
Algo más abajo se localiza St
Mary´s Cathedral, la catedral católica de Sydney, en el lugar donde se
encontraba la iglesia de mismo nombre ordenada construir por el gobernador
Macquarie, siendo la primera entrega de tierra otorgada a la iglesia católica
en Australia.
Curiosamente no hay ninguna
foto de su interior, y no es que fuera feo sino
que nos parecio demasiado anodino y yo no estuve atenta al fotógrafo
oficial para que realizara al menos una. Lo más interesante es la cripta, cuyo
suelo de terrazo tardó 15 años en terminarse y cuya visita se realiza previo
pago, pero hemos llegado tarde.
Estamos en la parte sur de
The Domain, por la que se llega a la Art Gallery of New South of Wales. Frente a ella se
encuentra una réplica del Speaker’s Corner londinense, pero no lo vimos o no lo
identificamos porque no había ningún orador en aquel momento que nos diera la pista.
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